Nunca es buen momento para meterse en un lío, pero el caso de Rober Correa parece especialmente inoportuno. El defensa, que llegó a la disciplina cadista la pasada campaña, no sólo se ha hecho con un sitio fijo en el once inicial sino que incluso a día de hoy sus números revelan que se trata del futbolista de campo que acumula más minutos sobre el césped. En toda la plantilla sólo juega más que él el incombustible guardameta Alberto Cifuentes.

Lo cierto, además, es que el lateral derecho está completando una más que notable campaña. Serio en las labores de contención, como tanto gusta a Álvaro Cervera y por supuesto le exige el técnico, aporta en ataque con frecuencia y de hecho firmó el primero de los goles de la recordada remontada al Elche.

Su rendimiento no ha pasado inadvertido en las altas esferas de la entidad, de modo que los máximos responsables deportivos meditan la posibilidad de ampliar su contrato, que finaliza el próximo 30 de junio. El extremeño ha confesado en no pocas ocasiones su deseo de permanecer en la Tacita de Plata, aunque lo acontecido recientemente podría variar el escenario.

A buen seguro en el club se analizarán los pros y contras de una operación en la que, como todas, no sólo cuentan los aspectos deportivos. Un borrón en el expediente puede representar la diferencia entre la continuidad o el adiós.

Para colmo, el caso Correa salta a la luz pública en un mal momento para el equipo amarillo, inmerso en una pequeña mala racha de tres jornadas seguidas sin ganar que también ha propiciado que los rumores se desaten respecto al ambiente que se respira en el vestuario. Un asunto como éste desde luego no ayuda a que las aguas vuelvan a su cauce.