La posición de mediapunta o segundo delantero no es la única que experimenta continuos cambios de inquilino. La banda derecha del Cádiz, en la zona media, se ha convertido el puesto que más variaciones sufre en las jornadas más recientes del campeonato liguero. Hasta cuatro jugadores han sido titulares en esa plaza en los últimos seis encuentros: Nico Hidalgo, Carlos Calvo, Salvi y Aitor. Los cuatro están disponibles para la complicada visita al campo del Levante y el misterio que aún está por resolver es cuál de ellos será el ocupante de ese costado al comienzo del partido. El cuerpo técnico guarda el secreto si es que ya tiene claro quién jugará mañana. Gastón del Castillo también se ha movido en esa posición, aunque su salida desde el arranque se antoja imposible después de lo que sufrió en la media hora final que jugó contra el Huesca. El argentino aún tiene trabajo por delante para adaptarse a la competición.

Salvi fue titular en el extremo derecho en los siete partidos iniciales del torneo de la regularidad. Los dos primeros los jugó en su totalidad y a partir del tercero fue sustituido en los cinco siguientes. En el octavo capítulo, dirimido en Vallecas, sí disputó los 90 minutos pero en el lado izquierdo para suplir a Álvaro García, que no viajó a Madrid por unas molestias físicas. En ese choque, el peor de la temporada hasta la fecha -contundente derrota por 3-0-, fue Nico Hidalgo quien estrenó titularidad en la derecha. El esguince de rodilla que sufrió el sanluqueño en un entrenamiento unos días más tarde lo mantuvo inactivo durante tres episodios. La lesión le cortó el ritmo y desde entonces la plaza de extremo diestro tiene muchas novias.

Fue entonces cuando el preparador cadista, Álvaro Cervera, sorprendió con la apuesta por Carlos Calvo, inédito hasta entonces y además señalado directamente por Quique Pina, que había dicho que el futbolista no contaba y le estorbaba. La vida da muchas vuelta y el madrileño, empeñado en quedarse pese a ser uno de los descartes en verano, se ganó la titularidad en los choques contra Girona, Tenerife y UCAM Murcia (tres empates consecutivos), en los que, durante su desarrollo, fue alternando de banda con Álvaro García. Calvo se erigió en el lanzador de los saques de esquina y las faltas del equipo, pero su expulsión en el duelo ante el cuadro universitario le obligó a parar una jornada por sanción y ya no ha vuelto a jugar.

Salvi, ya recuperado, volvió a la alineación en la visita del Cádiz a Lugo, aunque no cuajó una buena actuación -quizás falto de ritmo- y se quedó en el vestuario en el descanso relevado por Nico Hidalgo, que realizó un destacado trabajo y fue el principal artífice del gol de la victoria al robar el balón a un defensa y pasar a Güiza para que éste sirviera con un genial taconazo a Álvaro García, que hizo el resto.

En la cita del pasado sábado contra el Huesca emergía la duda. ¿Quién saldría de inicio en la derecha? ¿Salvi, Nico Hidalgo o Carlos Calvo, de nuevo a disposición del míster tras cumplir el castigo federativo? Al final, ninguno de los tres. Cervera dejó fuera de la convocatoria a Salvi y a Carlos Calvo y, cuando parecía que el motrileño tenía todas las papeletas para entrar desde el principio, se decantó por que el pocos esperaban: Aitor. El onubense disfrutó de su primera oportunidad como titular en la Liga y durante el partido fue intercambiando su posición con Álvaro García, que también se ha desenvuelto por la derecha en momentos puntuales aunque suele moverse por la izquierda de manera habitual.

De las 13 jornadas ya tachadas del calendario, el futbolista que ocupó el costado diestro fue sustituido en nueve. Es el puesto, junto con el des tres cuartos, con más cambios en los partidos. La cuestión es si mañana, en la comparecencia en el terreno del líder, el técnico apuesta por la continuidad de Aitor, vuelve a confiar en Salvi o prefiere a Nico Hidalgo, que no llegó a disputar un solo minuto contra el conjunto oscense. O quizás Carlos Calvo. Cualquier posibilidad está abierta, siempre con el objetivo del bien común de un equipo que busca dar la campanada en el feudo de la escuadra más fuerte de la categoría de plata.