Cádiz CF

Terapia de grupo el día después

  • El cuerpo técnico y los jugadores hablan durante media hora en el vestuario de El Rosal

La tercera derrota consecutiva a domicilio del Cádiz ha aumentado la preocupación en toda la familia cadista. Al margen del pésimo arbitraje sufrido en Lucena, el equipo amarillo volvió a dejar al descubierto graves carencias que debe solucionar lo antes posible. Lo único positivo es que hay tiempo de sobra para revertir la situación y son los jugadores los que deben hacer una piña para tirar juntos del carro. La unión en el vestuario debe ser un pilar fundamental para mejorar y lograr el objetivo.

La plantilla estaba convocada ayer a un entrenamiento en la Ciudad Deportiva de El Rosal. Como se esperaba, hubo charla en el vestuario para analizar el nuevo fracaso de un equipo que no levanta cabeza cuando sale de la Tacita.

El cuerpo técnico y los jugadores estuvieron reunidos cerca de media hora en la intimidad del vestuario. De lo que hablaron sólo lo saben ellos, pero o ponen remedio a la sangría de derrotas o el poco apoyo de la escasa y sufrida afición se acabará diluyendo como un azucarillo.

La paciencia del cadismo tiene un límite, como ya quedó patente en el partido en casa ante el Écija, con una gradas semi vacías, y en la visita a Lucena, con apenas 60 seguidores amarillos detrás de un equipo que no está dando la talla en el campo.

Corregir errores. Que no se vuelvan a repetir. Esa es la consigna. Más allá de la victoria contra el Lorca el próximo domingo, que es obligada, los ojos estarán puestos en el siguiente duelo a domicilio, que será contra el modesto Caravaca. Si el Cádiz no termina de enderezar el rumbo lejos del Carranza, el objetivo del ascenso estará más lejos.

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