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Soplos de aire en Arcos

  • Agra y Aketxe destacan en la victoria del conjunto amarillo sobre el Marbella, un sexto amistoso marcado por el fortísimo viento y por las diferentes pruebas en la zona ancha

Marcos Mauro y Kecojevic intentan arrebatar ayer el balón a N'Diaye en presencia de Rober Correa y David Gil.

Marcos Mauro y Kecojevic intentan arrebatar ayer el balón a N'Diaye en presencia de Rober Correa y David Gil. / ramón aguilar

El Cádiz superó con más claridad en el marcador que en el juego al Marbella en el sexto amistoso de pretemporada, un encuentro marcado por el fortísimo viento de levante, que condicionó el juego en el Antonio Barbadillo de Arcos, en el que destacaron por encima del resto el portugués Salvador Agra, por sus internadas y centros, y el vasco Ager Aketxe, por sus apuntes de calidad, y en el que Álvaro Cervera realizó esta vez muchas pruebas en el centro del campo.

De entrada, la disposición del once inicial que alineó el técnico tenía más bien poco que ver con lo que suele ser su dibujo, con Álex Fernández como único centrocampista de contención, acompañado por Alberto Perea y con Aketxe haciendo la mediapunta. Las bandas, en esta ocasión, para Manu Vallejo y Salvador Agra, con Mario Barco como referente arriba. Por detrás, con David Gil entre los palos, el entrenador optó esta vez por sacar en los laterales a Rober Correa y Matos, con Kecojevic y Marcos Mauro como centrales.

Probablemente más por la superioridad que se le supone a un Segunda ante un Segunda B que por los hombres elegidos, el Cádiz se hizo con el control del balón en los compases iniciales y pronto gozó de oportunidades. En el minuto 6, una conexión entre Agra y Aketxe terminó con el vasco derribado y botando la falta de manera magistral para que se luciera Godino.

En el 14', de nuevo una falta, casi un córner desde la derecha, lo sacó el especialista de la plantilla, muy cerrado, y el meta rival, desafortunado, tocó el balón hacia dentro.

El Marbella replicó de inmediato al 1-0 con un lanzamiento de falta alto, y en la siguiente acción un centro de Agra desde la derecha propició que se encadenaran errores del portero en la salida y de Manu al tocar el cuero hacia el marco para establecer en propia puerta el 2-0.

En el 22', poco después de que Carrillo entrara por Mario Barco, lesionado, Manu Vallejo no orientó bien su disparo en el interior del área.

Pasada la media hora de juego, el conjunto costasoleño se sacudió el dominio de los amarillos y empezó a mandar, o al menos a intentarlo elaborando sus acciones de ataque con toque y paciencia. Eso sí, la única aproximación significativa, con tiro al palo, quedó anulada por fuera de juego.

Sin embargo, poco antes del descanso el que volvió a golpear fue el cuadro gaditano con una rápida transición que concluyó en centro de Agra y cabezazo en plancha de Manu Vallejo para anotar el 3-0 con el que los jugadores se marcharon al vestuario.

En la segunda mitad, los numerosos cambios en uno y otro bloque propiciaron unos primeros instantes de tanteo, sin llegadas y con la zona ancha más plagada de efectivos, algo lógico en el caso del Cádiz al formar ahora tándem Álex Fernández y José Mari.

El choque discurría sin nada reseñable que destacar, con el viento incrementando su fuerza y condicionando los pases y con el cansancio empezando a hacer mella en algunos como Aketxe, lo que explica su sustitución por Sergio al mismo tiempo que Garrido entró por Álex Fernández. El trivote en ese momento hacía más reconocible al once de Cervera.

Ninguno de los contendientes conseguía crear un mínimo de peligro, ni el Cádiz cuando robaba en el centro del campo o en la zona de tres cuartos ni el Marbella cuando trataba de hilvanar desde atrás o presionaba con sus puntas. Tras 25 minutos del segundo tiempo, ni un tiro a puerta. El tedio se apoderaba de la grada.

La recta final apenas aportó algo interesante o que alegrara la vista. Demasiadas imprecisiones, bastante precipitación, absolutamente ninguna continuidad en el juego, más faltas de las deseadas. Un aburrimiento para el respetable, vaya. Todo ello, por supuesto, sin que ni uno ni otro equipo intentara siquiera probar a los guardametas, espectadores en este periodo. Y así hasta el pitido final, que se agradeció, todo hay que decirlo.

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