El próximo sábado, de Pasión para los católicos y, especialmente los cofrades, tendrá también mucho de pasión sobre el verde. Pasión futbolera en una jornada que es víspera del Domingo de Ramos, inicio de la Semana Santa después de dos años sin procesiones; son días muy especiales. El sábado se cruzará el sentimiento de la capital gaditana con el lleva el Guadalquivir en la orilla verdiblanca de Sevilla. Es un partido de fútbol en un fin de semana muy diferente a cualquier otro.

El calendario fue caprichoso el pasado verano y dejó para el primer fin de semana de la Semana Mayor el derbi entre el Cádiz CF y el Betis. Un duelo de rivalidad regional por excelencia que se ha producido en Liga solamente tres veces en el siglo XXI. Un choque de pasiones por unos colores que sitúa las espadas en lo alto por las ambiciosas aspiraciones béticas y la espiral alcanzada por los cadistas.

Un duelo de tradiciones balompédicas a pocas horas de que las procesiones llenen de pasión las calles de Cádiz y las de Sevilla. Muchos seguidores béticos estarán en el Nuevo Mirandilla (antiguo Carranza) sabiendo que en los templos de la ciudad se dan los últimos retoques a los pasos, al igual que en la capital de la Giralda. La pasión por el fútbol traerá a cientos de hinchas verdiblancos a la Tacita, en la misma medida que dentro de algo más de una semana serán cientos de gaditanos los que crucen la autopista para vivir la 'Madrugá' hispalense. La marea de béticos se dejará ver este sábado por la avenida y la Laguna en parecida dimensión que a partir del Domingo de Ramos gaditanos y cadistas de la capital y la provincia buscarán un hueco por lo aledaños de Campana o El Salvador para esa otra pasión, aunque sea sin bufanda.

Un Cádiz CF - Betis en puertas de Semana Santa no hubiera sido lo mismo en otra fecha. El hecho de que sea el sábado a las dos de la tarde no restará un ápice de interés: todo el papel está vendido. Y es que son derbis de antaño, de sabor añejo en muchos casos, de Mágico González, Pepe Mejías o Ramón Blanco contra el recuerdo de Cardeñosa, Gaby Calderón o Pedro Buenaventura.

Dos equipos, dos ciudades, dos formas de entender el fútbol, dos estilos de cargar pasos... pero una pasión contagiosa en cuanto a masa social. Cuanto para bien se habla de la afición verdiblanca y la amarilla, siempre junto a su equipo en los buenos y malos momentos. Ser de estos dos equipos es una manera de entender la vida como se entiende bajo el faldón de un palio o cubierto por un capirote. El sur del sur arrastra con todo cuando se trata de mostrar tesoros y exportar tradiciones.

Cuando el balón ruede entre una nube de sueños de incienso en forma de victoria, la rivalidad será total en un gran derbi que acapara la atención de los futboleros y los cofrades. ¿Rivalidad en el césped, en la misma dimensión que en Semana Santa? Cualquiera sabe, aunque la única realidad es que a unos y a otros les unen más cosas de las que se piensan.