Cádiz CF | El perfil

Fali y las mil maneras de vivir

  • Transparente como el agua, es admirado por un vestuario que ve en él la sinceridad que no gobierna en el mundo.

  • Chatarrero de un pasado que no entierra por hacer valer sus principios, está al margen de redes sociales y tecnología.

Fali alza el brazo derecho mientras acapara la atención de sus compañeros.

Fali alza el brazo derecho mientras acapara la atención de sus compañeros. / JULIO GONZÁLEZ

Javier Roche refleja en su libro 'El rey chatarrero', la increíble personalidad del personaje retratado, un boxeador profesional, de pasado dedicado a la delincuencia. Lejos de esta última tendencia, nuestro chatarrero particular en el Cádiz CF, nuestro querido Fali, es otro profesional licenciado en superar las crisis de la vida desde una etnia que fue, es y será su mejor universidad. "Por sus obras los conoceréis". Ya lo decía el evangelista Mateo.

La plantilla del Cádiz cuenta con un futbolista que posiblemente jamás haya tenido en sus filas. Por las entrañas del Mirandilla y el Carranza dejaron huella memorables defensas centrales; sin lugar a duda. Pero como Fali, ninguno. No deja de sorprender un hombre que dejó de ser niño con 16 años para enfundarse el papel de padre. Un niño que ejercía de hombre y de padre para tirar de la chatarra en una vieja furgoneta en la que soñaba con dar un volantazo a la vida para "vivir como un rey", como bien dice él. Rey de los gitanos, noble de corazón y espíritu, alma limpia y pura para no enterrar su pasado, al que mira con orgullo de estar con los suyos llenando la vida de hierros y sueños.

La reacción de Fali ante el planeta fútbol ha cogido a muchos con el paso cambiado. Pero dentro del vestuario del Cádiz, en esa taquilla de Rafael, hay una historia que conocen sus compañeros, esos que ahora no se han sorprendido tanto. Fali sigue alquilando humildad en un piso del barrio de La Laguna, desde el que recuerda el camino recorrido lejos de la tecnología y las redes sociales. El móvil de su mujer es la única puerta abierta al siglo XXI. Esa pareja y los descendientes son el mejor soporte digital -el que corre por las venas- como servidor remoto para tener cerca a sus padres, aquellos a los que entregaba lo recaudado después de vaciar la furgoneta un día cualquiera en un mundo al que Fali no renuncia.

Si no puede volver a correr detrás de un balón para ganarse la vida, lo hará detrás de un hierro al que sujetar su futuro salvaguardando a los suyos. Así es Fali.

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