Sevilla Atco.-Cádiz CF

Nuevo paso de tortuga (3-3)

  • El equipo gaditano sólo araña un punto en el Pizjuán arrastrado por sus errores defensivos y se complica la vida l Los visitantes se ven con dos goles por detrás en un par de ocasiones

Un lance del partido del Sevilla Atlético-Cádiz

Un lance del partido del Sevilla Atlético-Cádiz / A. Pizarro

El Cádiz tenía que ganar pero de un tiempo a esta parte sólo sabe empatar. Sumar de uno en uno es insuficiente si los rivales directos empujan pero el equipo no da para más. Mientras Huesca y Valladolid hacían sus deberes, el Cádiz prolongaba una semana su atasco en un partido de locos, desbocado tras el intermedio. En el Sánchez Pizjuán tuvo que recurrir a la épica para rascar una igualada que quién sabe si basta a estas alturas del curso.

Los visitantes se vieron hasta en dos ocasiones con dos goles de desventaja (2-0 y 3-1) aunque tiraron de casta para agarrarse a las tablas en una tarde nefasta en defensa. Recibir tres goles deja en un muy mal lugar a un equipo que si de algo presumía no hace mucho era una solidez que se dejó en el camino. Ahora se ve abocado a jugarse la vida en la última jornada en el José Zorrilla salvo que gane y los demás fallen en el penúltimo capítulo.

Fue un partido extraño, con un Sevilla Atlético que fue de menos a más que al principio no pareció poner interés y después plantó cara con fiereza. Arropado por más de 7.000 incondicionales, el Cádiz ofreció una media hora prometedora pero se vino abajo cuando recibió el primer gol y a partir de entonces se descontroló todo hasta que pudo reaccionar y al menor amarrar un empate para encadenar nueve jornadas seguidas sin perder aunque con un bagaje escaso de un triunfo y siete igualadas. Da pasos cortos que le mantienen en las posiciones altas hasta no se sabe cuándo.

Álvaro Cervera desplegó el once de gala para una de las citas más importantes de la temporada. José Mari regresó como jerarca de la medular y apostó por la vocación ofensiva de Brian en el lateral izquierdo. Fueron las dos novedades de un bloque compacto por el que el técnico se decanta en las últimas jornadas.

Los visitantes dibujaron un 4-2-3-1, con Ortuño arriba acompañado de una línea de tres jugadores en tres cuartos. La idea era ejercer una presión asfixiante para robar el balón lo más cerca posible del área contraria. No tardó en surtir efecto la medida. En el minuto 3, Álvaro García penetró hasta el corazón del área pero su disparo con la pierna menos buena -la derecha- no encontró la diana. Los amarillos, ayer de verde, no sufrían atrás y cada vez que atacaban lo hacían con peligro. En el 7, Ortuño conectó un zurdazo que se escapó por poco tras rebotar en la zaga.

El Cádiz controlaba con solvencia el tempo del partido ante un rival que se lo tomaba con calma y apenas traspasaba su parcela. No ponía demasiado empeño. Una acción individual de Marc Gual y poco más. Ortuño volvía a tener el gol muy cerca en el 20 pero su misil cercano al arco se estrellaba contra el lateral de la red. Los de Cervera amagaban pero no terminaban de golpear. Faltaba un gol que premiara su absoluto dominio fraguado en la presión y en el criterio en la circulación del esférico. Bastaban dos o tres pases con rapidez, con el faro de José Mari y Aketxe, para desarbolar la defensa local y entrar por las bandas, sobre todo la izquierda.El encuentro transitaba por los derroteros de la tranquilidad para los gaditanos, superiores hasta poco después de la media hora, hasta que la primera llegada seria de los sevillanos, en el 34, acababa con el balón dentro de la portería de Cifuentes gracias a la inestimable colaboración de una zaga que, como en semanas anteriores, cometía un error de bulto. Carmona centraba al interior del área, la defensa no se enteraba de que el cuero estaba allí hasta que de pronto asistía al derechazo de Marc Gual tras una dejada con la mano de Pozo.

El Cádiz acusaba el gol con una inmadurez impropia de un conjunto que se supone que lucha por el ascenso. Las costuras del equipo saltaban por los aires en un abrir y cerrar de ojos. El 1-0 hundía de manera inexplicable a los verderones y espoleaba a los jóvenes de Nervión, en especial a Marc Gual, que en el 41 anotaba el segundo tanto en agradecimiento al servicio de Borja Lasso, que se había colado por la derecha -la zona de Brian- como Pedro por su casa. Los dos goles de los locales, que habían tenido su origen en el mismo carril, sacaron a relucir la endeblez de una defensa desconocida, carente de la mínima solidez que se le exige a un equipo de play-off.

El descanso irrumpía con un Cádiz noqueado en la lona que no había sabido aprovechar su dominio y había sufrido en sus carnes lo que tantas veces había hecho con sus rivales. El conjunto blanco había expuesto muy poco pero sacó el máximo jugó a un par de aproximaciones.

Los visitantes salieron a por todas en la reanudación. No les quedaba otra y reaccionaron con un golazo de falta de Aketxe. ¿Quién si no? En el 54, el vasco colocó en la escuadra un libre directo lanzado desde más de 25 metros que apretó el marcador con casi toda la segunda mitad por delante.

El Cádiz se iba arriba el golpe sin rodeos, con Aitor y Abdullah sobre el césped en busca de la remontada. Apretaba de lo lindo pero en el 60 se hizo el harakiri con un penalti cometido por Aridane. El canario, en uno de sus perores partidos con el escudo cadista, llegó tarde al cruce y se llevó por delante a Matos dentro del área. Penalti y gol de Ivi.

Al cuadro gaditano le costó asimilar el golpe que suponía el 3-1 y cuando parecía abocado a la derrota Álvaro García firmó el 3-2 en el minuto 72 al marcar a puerta vacía tras una salida de Caro. Renacía la esperanza en medio del desorden, con Santamaría sobre el terreno y sólo tres defensas, ayudados por José Mari. Tras un disparo de Curro al poste en el 75 llegó del gol del empate dos minutos después, con un partido convertido en una ruleta rusa. Sankaré cabeceaba un saque de esquina, Caro rechazaba la pelota y Abdullah, en boca de gol, remataba para poner el 3-3. Todo estaba por decidir en un final de infarto, con la tensión desatada en el campo y en la grada. En el 86, Cifuentes evitó el cuarto con un paradón a falta lanzada por Ivi. Los locales tomaban la iniciativa y el Cádiz apenas apareció arriba.

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