El Cádiz afronta hoy uno de esos partidos que más sentido dan a su confortable estancia en la división de plata, integrado una campaña más -la segunda desde que abandonó el ingrato peldaño de bronce- en el órgano que rige el fútbol profesional. El equipo amarillo visita El Molinón en la 15ª jornada de LaLiga 1|2|3 para medirse al Sporting de Gijón, uno de los históricos del fútbol español que se plantea como único objetivo recuperar la máxima categoría perdida la pasada temporada. Diez años después del último duelo contra el cuadro rojiblanco en territorio asturiano, se repite un partido entre dos contendientes con distintas exigencias pero con la misma ambición de mirar a la parte alta de la clasificación -a partir de las ocho y media de la noche, ofrecido en directo por televisión a través de Gol, en abierto por la TDT-.

El conjunto de Álvaro Cervera comparece en una cita de altura en un momento dulce tras dejar atrás la mala racha de ocho partidos consecutivos sin ganar e inmerso ahora en una dinámica positiva de tres envites seguidos sin perder que hoy pretende aumentar a cuatro. Las dos victorias enlazadas contra el Almería (0-2) y el Reus (1-0) revitalizan a un equipo que ahora encara el reto de dar la campanada en una misión difícil pero no imposible. La moral está por las nubes después de salir a flote.

Los gaditanos vuelven a cerrar, una semana más, una jornada que arrancaron en la 11ª posición con la cifra redonda de 20 puntos, tres menos que un adversario ubicado en la quinta, seis escalones más arriba en la clasificación aunque más necesitado tras no pasar del empate en su feudo frente al Real Valladolid e hilvanar dos semanas seguidas sin vencer.

Las urgencias de la escuadra sportinguista pueden convertirse en un factor favorable para los andaluces si consiguen que transcurran los minutos sin que los anfitriones logren su objetivo. La presión juega en contra de uno de los aspirantes al ascenso directo, que parte con el apoyo de una afición no tardará en empezar a pitar si las cosas no van bien.

El preparador cadista extiende su confianza en el bloque de jugadores que en los últimos partidos ha dado un giro radical a la situación. Si acaso, algún retoque y poco más. El delantero David Barral y el defensa Mikel Villanueva son las dos novedades que presenta la convocatoria del Cádiz para afrontar el compromiso dominical. El atacante isleño volverá a El Molinón, el estadio en el que jugó durante seis temporadas --cuatro en Primera División y dos en Segunda A- y en el que vivió sus mejores momentos como futbolista. En el Sporting acumuló más de 200 partidos y marcó 55 goles. Es un partido especial para él porque afloran los sentimientos de cariño hacia el que fue su equipo, pero Barral acude con el deseo de ayudar al Cádiz a obtener la victoria aunque no celebre un gol en el caso de marque en señal de respeto.

La expedición cadista realizó ayer el largo desplazamiento a Asturias con los siguientes 18 jugadores elegidos por Álvaro Cervera después del último entrenamiento desarrollado en la mañana del sábado en la Ciudad Deportiva de El Rosal: Alberto Cifuentes, Rubén Yáñez, Javier Carpio, Servando, Marcos Mauro, Mikel Villanueva, Lucas Bijker, Jon Ander Garrido, José Mari, Álex Fernández, Salvi, Moha Traoré, Aitor, Álvaro García, Alberto Perea, José Ángel Carrillo, David Barral y Dani Romera.

El técnico disponía de 23 hombres y tuvo que darle más vueltas a la cabeza de lo habitual para elegir y descartar. Se cayeron en relación a la última lista el defensa central Iván Kecojevic, titular frente al Reus, y el delantero Rubén Cruz, que no llegó a participar en ese encuentro. Tampoco figuraron en la convocatoria los defensas Rober Correa y Brian Oliván y el extremo Nico Hidalgo, ni tampoco los lesionados Khalifa Sankaré -aún no ha podido debutar este temporada- y Rafiddine Abdullah.

Las incógnitas en el once surgen en el centro de la defensa, en la colocación de un trivote o un mediapunta y en el posible regreso de David Barral, que en ese caso dejaría en el banquillo a Carrillo salvo en el improbable caso de que el entrenador decida alinear dos delanteros.

Las excelentes sensaciones que ofrecieron los amarillos durante la primera parte del reciente partido contra el Reus invitan al optimismo, aunque cada choque en una historia que nada tiene que ver con la anterior. Protagonizaron los mejores 45 minutos desde la llegada de Cervera al banquillo del Cádiz -el técnico cumple hoy su partido oficial número 74- con una combinación de despliegue físico, fútbol asociativo y verticalidad que desbarboló al cuadro catalán y enamoró a una hinchada entregada en cuerpo y alma a los suyos.

Esa brillantez contrastó con el bajón sufrido en la segunda mitad, algo que no debería reproducir hoy si quiere disponer de verdaderas opciones de puntuar en el Principado.