El partido del pasado domingo en el Ramón de Carranza dejó a Luis Soler sin palabras. Y ya es complicado ver a un argentino sin palabras. "No se puede explicar lo inexplicable", resumía el segundo entrenador del Cádiz tras paladear dubitativas expresiones bajo su lengua. "La primera parte fue, dentro de lo que cabe, normal, pero en la segunda hubo múltiples variantes y sensaciones", argumentaba Luis Soler recobrando su particular diccionario de la academia del fútbol.

El Cádiz trabajó ayer por la mañana con tres nuevos puntos en el bolsillo. Y la mano derecha de Espárrago destacaba que el ambiente difería del que se dio tras el duro varapalo sufrido en Huelva. "La plantilla es muy profesional. Ahí estaban todos a las diez y media de la mañana. Bien de ánimos, cansados todavía por el esfuerzo del partido... se ha crecido mucho como equipo tras la remontada contra el Albacete y todo el mundo tiene ganas de mejorar", aseguraba.

"En la primera parte dominamos y merecimos algún gol más. Y en la segunda volvimos a cometer errores que nos pesaron bastante. Los jugadores vieron que el Albacete ganaba 1-3 sin haber hecho nada del otro mundo y todo se complicó. Hasta el ambiente en el estadio estaba caldeado y el equipo quería y no podía. A pesar de todo, los muchachos lo siguieron intentando pese a sus limitaciones, y la expulsión de Tarantino y los cambios dieron aire fresco. El gol de Tristán llegó a tiempo. Sólo nos valía ganar y el equipo mostró una importante determinación: tras el empate faltaba muy poco para el final, agarraron el balón, lo pusieron en el círculo central y fueron a por todas. Y se remontó. No sólo pesaban el partido en sí y los pitos de la grada. También estaban en la espalda el empate contra el Hércules y la injusta derrota en el Nuevo Colombino. Y nunca se bajaron los brazos", destacaba el segundo entrenador del Cádiz.

Ambiente caldeado. Luis Soler quería tener palabras "para la hinchada". "La gente tiene derecho a protestar, pero los insultos no me parecen correctos. Es la primera vez que me siento tan mal en el banquillo. Eso no se dio ni contra el Getafe ni contra el Málaga... no me gustó nada, la verdad. Al final, cuando cambia el resultado, cambia todo. La gente debe saber que vamos a tener más aciertos o más errores, pero actitud nunca va a faltar. Todos corren, todos presionan, hay mucha exigencia. Ahora estamos a un partido de salir del descenso y confío mucho en el compromiso de estos futbolistas", confesaba.

En construcción. En la recta final de la temporada, pero en construcción. El cuerpo técnico cadista ya conoce a sus jugadores, sabe quién puede dar esto o lo otro en determinados momentos, quién puede ser titular, quien vale como revulsivo... "La mejor forma de conocer al jugador, más allá de los entrenamientos, es en los partidos. Y si el partido está lleno de inconvenientes, como ocurrió contra el Albacete, más podemos saber de ellos. No se aprende viendo vídeos, sino con dificultades de por medio. Es muy difícil construir un equipo durante la temporada porque los errores, a la vista está, se pagan muy caros. Lo importante a estas alturas es que tenemos gol, algo vital en el mundo del fútbol, y ahora lo importante es pulir el trabajo defensivo, ser más sólidos: cuando no falla uno falla el otro y los conjuntos rivales están sacando provecho de esos errores puntuales. No hablo de la defensa, sino del trabajo defensivo, el trabajo de todos los futbolistas, y para corregir eso sí valen las horas de entrenamiento. El viernes contra el Cartagena tenemos un partido complicado", concluyó Luis Soler.