El Cádiz CF arrancó la semana con la losa de la derrota ante el Getafe aunque con la mente puesta en el encuentro contra el Real Betis (15ª jornada de Liga) que se disputa en el estadio Benito Villamarín el miércoles 23 de diciembre.

El equipo dispone de dos entrenamientos para preparar el compromiso ante el cuadro verdiblanco. El lunes comenzó entrenando en el Campo Ramón Blanco de la Ciudad Deportiva de El Rosal. Fue una sesión dedicada a la recuperación para aquellos que jugaron de inicio ante el Getafe el día anterior.

Los hombres de Álvaro Cervera saltaron al terreno de juego para trabajar con rondos y después el grupo se dividió en dos. Por un lado, los jugadores que fueron titulares en el choque frente al conjunto madrileño se ejercitaron con el preparador físico Miguel Ángel Campos, mientras que el resto llevó a cabo partidos en espacios reducidos.

El martes 22 de diciembre, a partir de las diez y media de la mañana, se desarrollará el segundo y último entrenamiento del Cádiz CF antes de afrontar el partido en Sevilla.

La experiencia del Getafe

El conjunto madrileño demostró que no se anda con chiquitas. Llegó a territorio gaditano como el equipo que más faltas realiza del campeonato y mantuvo su línea.

El Getafe manejó el otro fútbol mejor que un Cádiz CF desnortado, nervioso, impotente ante el sistema defensivo del rival y los argumentos empleados para conservar e incluso aumentar la renta.

Y es que el conjunto amarillo cometió un tercio de las faltas que hizo el Getafe: ocho por parte de los locales frente a las 23 de los visitantes. Los madrileños demostraron su capacidad para frenar el partido, para no dejar jugar al oponente y desesperar a su jugador más desequilibrante.

Un dato curioso: Alberto Perea recibió el mismo número de faltas, ocho, que las cometidas por todo el Cádiz CF durante los noventa y tantos minutos que duró el encuentro disputado en el estadio Carranza. Jaime Latre, colegiado del encuentro, mostró hasta media docena de cartulinas amarillas a los getafenses, que no se cortaron a la hora de cortar el juego a base de infracciones.

Además de las faltas sufridas, los gaditanos cayeron en el error de entrar en trifulcas que no condujeron a nada que a la pérdida de tiempo. Las peleas, frecuentes en la segunda mitad, perjudicaron a los de casa y favorecieron a los visitantes, que además se las arreglaron para perder tiempo. Hicieron su trabajo.

Y de nada la valió al Cádiz CF atesorar un 61 por ciento de posesión de balón. Una vez más quedó de manifiesto que lo que cuenta es la pegada y el acierto y no la mayor o menor tenencia del esférico. Para una vez que los gaditanos poseen más el cuero, el dominio no sirve absolutamente para nada.

Los amarillos tuvieron una eficacia cero frente al 40 por ciento de los madrileños. Esa fue la diferencia definitiva. Y una más. Los locales cometieron errores que resultaron determinantes en el desenlace y los visitantes no hicieron una sola concesión.