Cádiz CF

El Cádiz CF, impotente (0-2)

  • Un grave error de Ledesma conduce a la derrota de un equipo amarillo que no existe en ataque

Conan Ledesma se lamenta tras recibir un gol.

Conan Ledesma se lamenta tras recibir un gol. / Lourdes de Vicente

El Cádiz CF probó su propia medicina y sufrió una derrota (0-2) contra el Getafe en su vuelta a casa al estrellarse contra la sólida muralla edificada por el conjunto madrileño.

En ningún momento pudo el equipo amarillo con un rival aguerrido, demasiado agresivo en ocasiones que masacró a faltas a Alberto Perea, el único cadista que dio la sensación de poder desequilibrar en ataque. Fue el único que llegó a tirar a puerta. Un solo disparo del Cádiz CF en noventa y tantos minutos puso de manifiesto las carencias ofensivas de un equipo que si no funciona en defensa se queda sin opciones de nada. 

Un error descomunal de Ledesma a la media hora resultó determinante en el devenir de un encuentro que el Cádiz CF afrontó sin ideas, con una impresión preocupante, con lentitud en la circulación del balón e impotente ante el otro fútbol de un Getafe eficaz.

Precauciones, todas y algunas más por parte de dos equipos que si algo no querían eran un recibir un gol. Dejar la portería a cero era un asunto de estado y se notó desde el principio. Jairo se colocó como segunda punta pero como un defensor más, sin el más mínimo reparo para llegar a su propia a área a tapar espacios.

Locales y visitantes se aplicaron al máximo en las labores de destrucción. Ni una sola concesión y riesgo cero. Imposible enlazar más de dos pases seguidos y el recurso del juego directo acabó en nada una y otra vez.

El interrogante, una vez pasado el cuarto de hora inicial, era si habría algún disparo a puerta a lo largo de la tarde. Los porteros comenzaron como meros espectadores hasta que Cucho Hernández obligó a Conan Ledesma a intervenir en el primer lanzamiento del encuentro que el colombiano realizó desde fuera del área en el minuto 23.

Los madrileños, sin hacer nada del otro mundo, dieron sensación de peligro con alguna llegada aislada. Un anticipo de lo que estaba por llegar.

El miedo a perder podía más que las ganas de vencer. Los dos eligieron el mismo camino: no dejar un solo hueco atrás. Los de casa, desaparecidos arriba, no inquietaron a Rubén Yáñez ni por tierra ni por aire.

El pase de Jairo a la banda izquierda dio algo de profundidad y fue el canario el que puso un par de centros al interior del área, casi un hito ante la nulidad de los amarillos en ataque.

El partido caminaba hacia el cerocerismo hasta que entre Cucho Hernández y Ledesma cambiaron el decorado por completo en el minuto 32. El atacante del Getafe, extrañamente solo en la frontal del área, se inventó una rosca con el balón dirigida al centro de la portería que el cancerbero se comió entera. 0-1.

Un error clamoroso del arquero, con un paso adelantado e incapaz de llegar al lugar más alto de su marco, propició un tanto que puso el encuentro cuesta arriba a un Cádiz que echó por tierra el trabajo defensivo con un fallo grosero.

Los anfitriones se enfrentaron desde entonces al peor escenario posible, que no era otro que jugar contra un muro. No lograron poner el cuero entre los palos en toda la primera mitad cuando los de José Bordalás se sentían cómodos.

Los gaditanos tenían 45 minutos más por delante para la reacción. Mucho tenían que cambiar para poder al menos esquivar la derrota.

Obligados por las circunstancias, los amarillos salieron con la intención de nivelar la balanza. De hecho, Alberto Perea, el más entonado, protagonizó el primer disparo a puerta de los locales en el minuto 51, eso sí, sin dificultades para Rubén Yáñez.

El tiro fue un oasis entre la sequía atacante de un Cádiz que se encomendó a la chispa de Perea. Él fue quien más recibió, encaró y generó el poco peligro que crearon los de casa.

El partido estaba cómo quería el Getafe hasta el extremo de estar más cerca el 0-2 que el 1-1. En el 55, Cala, desvió a lo justo un remate de Ángel en boca de gol.

El duelo había llegado a un punto de no retorno. Los de Álvaro Cervera tenían que jugársela y casi empatan en el 58 con un libre directo que Iza Carcelén envió fuera por muy poco.

La realidad era que el reloj corría y los de casa no daban la impresión de poder equilibrar la contienda. Cervera tardó en mover el banquillo y cuando lo hizo, en el 65, dejó una defensa de tres centrales para el arreón definitivo ya con Choco Lozano, Álvaro Giménez y Fali sobre el césped.

No dejó de intentarlo un Cádiz que se desenvolvió a tirones, con más corazón de cabeza. El partido se jugó en la parcela getafense en los últimos 20 minutos, pero a los gaditanos le costó conectar arriba. Lo consiguió Fali al servir a Lozano al interior del área con un centro chut del hondureño que acabó en córner.

Poco más en ataque. El Getafe no perdió el orden y, sobre todo, no cometió un solo error. El Cádiz no acertó arriba y además fue un rey magos con tanto regalo. En el 94, Jairo perdió el cuero ante Nyom, que se internó en el área y sirvió en bandeja a Maksimovic, que marcó a puerta vacía para poner el 0-2.

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