Vida y martirio de los Patronos de Cádiz

HISTORIAS DE CÁDIZ

Naturales de Mérida, fueron ermitaños y posteriormente soldados de las legiones de Roma

Viator ordenó que fueran degollados en el actual Cerro de los Mártires

Los Patronos de La Roldana, en el paso de La Palma

Algunos historiadores antiguos, como Agustín de Horozco o Fray Jerónimo de la Concepción, opinaban que San Servando y San Germán, como hijos del centurión romano Marcelo y su mujer Nona, habían nacido en la ciudad de Asta, importante población ya desaparecida y situada muy cerca de la actual Jerez. Estos historiadores, siguiendo el Breviario Tudense y el primitivo Breviario Romano, también creían que Servando y Germán tenían otros diez hermanos: Claudio, Luperco, Victorio, Facundo, Primitivo, Hemeterio, Celedonio, Fausto, Genaro y Marcial, todos ellos mártires por su fe cristiana.

Sin embargo, historiadores más modernos como Francisco Melitón Memige o Adolfo de Castro, con investigaciones más profundas, coinciden en afirmar que los Patronos de Cádiz nacieron en la ciudad de Mérida, donde numerosos soldados romanos gozaban de tierras concedidas por el emperador por méritos de Guerra.

Melitón, canónigo magistral de la Catedral de Cádiz, rechaza la posibilidad de que Servando y Germán tuvieran otros diez hermanos mártires de la fe e incluso duda de que fueran hijos de los santos Marcelo y Nona, lo que considera simplemente una piadosa costumbre.

También discuten los historiadores sobre si los Patronos de Cádiz fueron realmente soldados de las legiones romanas, como su padre Marcelo y como son representados en la mayoría de las esculturas existentes en nuestra ciudad y en la diócesis. El origen de la discusión estriba en que los escritos antiguos llamaban a Servando y Germán “fortissimi milites”, soldados valientes, y ello no significa más que triunfaron frente a los enemigos de la fe con su martirio.

También esos escritos llamaban a los Patronos “militibus Christi”, soldados de Cristo, y la Iglesia ha representado la lucha de los mártires contra sus enemigos como guerreros esforzados que libran una batalla y vencen.

Creemos que las dudas quedan resueltas a través del Pasionario Hispánico, con traducción de Pilar Riesco en 1995. En efecto, nuestros Patronos eran unos jóvenes “piadosos, buenos, sencillos, sobresalientes en virtud de alma y cuerpo”, que abrazaron muy jóvenes la fe, siendo encarcelados por ello. Un edicto del emperador ordenó entonces que todos los presos sirvieran como soldados en las legiones de Roma, y Servando y Germán pasaron a vestir el uniforme militar, siendo de nuevo encarcelados por no querer renegar de su fe.

Resuelta esta cuestión volvamos a la primera etapa de la vida de los Patronos, que tuvo lugar en la zona de Mérida, apartados voluntariamente de la población, como ermitaños, señala Adolfo de Castro.

Los jóvenes Servando y Germán gozaban de justa fama de santos, practicando la caridad y demás virtudes y curando a los enfermos gracias al Espíritu Santo, como ocurrió con otros mártires de la fe.

Los edictos del emperador Aureliano hicieron que fueran detenidos por vez primera y sometidos a crueles tormentos, no llegando en esta ocasión a perder la vida, lo que la Iglesia reconoce como Confesores.

De esta primera etapa quedaron vestigios en Mérida como la llamada ermita de los Mártires, en Arroyo de San Serván, municipio de Badajoz muy próximo a Mérida y de la que ya no quedan apenas restos. También de esta época como ermitaños queda constancia en abundante iconografía, como incluso ocurre en el coro de la Catedral de Cádiz, donde Servando y Germán aparecen como monjes o ermitaños.

Imágenes de los Patronos de Cádiz talladas en el coro de la Catedral. / J.M.O.

Estando presos en Mérida comienza lo que podemos llamar segunda etapa de la vida de los Patronos, que finalizará con su martirio en el cerro cercano a San Fernando. Como señalamos anteriormente, un edicto del emperador hizo que los presos pasaran a formar parte de las legiones. Servando y Germán, ya soldados, continuaron firmes en la fe de Jesucristo, rechazando adorar los ídolos y dioses de Roma, por lo que fueron otra vez encarcelados y martirizados, debido principalmente a la nueva persecución de los cristianos ordenada por Diocleciano.

Aparece entonces la figura de Viator o Viador, cuyo cargo político y militar discuten los historiadores. Lo cierto es que Viator, máximo responsable en Mérida, tuvo que marchar a la Mauretania Tingetana, zona por aquellos años agregada al gobierno de Hispania, y decide llevar con él a Servando y Germán.

Llevar consigo a dos presos ha llamado la atención de los que han estudiado la vida de los Patronos, pero lo más plausible sería que Servando y Germán, como soldados, formaran parte de las legiones que llevaba Viator y por su perseverancia en la fe fueron castigados. Todo el camino fue realizado por los jóvenes soldados con argollas en el cuello, esposas, cargados de gruesas cadenas y sometidos a toda clase de vejaciones y martirios, manteniéndose siempre fieles a su fe.

Antes de cruzar el Estrecho de Gibraltar, Viator decidió acabar con la vida de Servando y Germán. Para ello, en el monte o colina llamado Ursiano, “que está en el territorio gaditano” como dice el Pasionario (libro formado por el relato de los primeros mártires de la fe), ordenó que fueran decapitados un 23 de octubre.

La mayoría de los historiadores coinciden en afirmar que esa colina o monte Ursiano coincide con el actual Cerro de los Mártires en San Fernando, donde fue levantada una ermita a finales del siglo XIX.

Otros historiadores, los menos, aseguran que el monte o colina Ursiano está en otros lugares de la provincia, como Alcalá de los Gazules, donde fueron depositados durante algún tiempo los restos de ambos mártires.

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