La tumba de Eduardo Benot Rodríguez
Una visita al Cementerio Civil de Madrid
El aspecto del sepulcro en el que reposan los restos del erudito gaditano en el camposanto de la capital de España es deprimente
El gran erudito de Cádiz 200 años después
Hace unas semanas, aprovechando mi visita a Madrid para correr la media maratón, y acompañado por mi amigo Carlos, que lo había antes geolocalizado, visitamos el Cementerio Civil de la ciudad. Me pareció muy descuidado y abandonado. Nadie en la entrada, solo nos encontramos con unos vigilantes de seguridad en un coche. Llevaba varios meses con la idea de descubrir la tumba de Eduardo Benot, un insigne hombre del Renacimiento, aunque viviera en la segunda mitad del siglo XIX. Un ilustre gaditano, olvidado y marginado en su tierra a causa de, como afirma el estudioso benotiano José Antonio Hernández Guerrero, su adscripción política.
Benot fue, como diríamos en la actualidad, el segundo del Partido Republicano Federal de Pi y Margall, la extrema izquierda de la época. El 17 de noviembre del pasado año participé con una ponencia titulada ‘Vida y Obra de Eduardo Benot’ en las Jornadas Conmemorativas del Bicentenario del nacimiento de Eduardo Benot (1822-1907), organizadas por el Ateneo, la Universidad de Cádiz y la Cátedra Ateneo-UCA, que se acompañó con una excelente exposición, ya clausurada. No cabe, ni tiene sentido en este espacio, recordar lo que este inigualable científico, filólogo, pedagogo, humanista y ministro ha aportado a este país. Pueden consultarlo en https://jigamez.com/la-cuestion-educativa-en-eduardo-benot/.
Estando trabajando de maestro en Arcos de la Frontera, a principio de los 80, tuve la suerte de encontrar una valiosa información recopilada por un sobrino, médico y escritor, Eduardo Benot Moreno. Este descubrimiento me decidió a dedicar la tesina a este desconocido personaje, al menos para mí. Fue una buena decisión, es la investigación que más satisfacciones personales me ha proporcionado, ya que mi trabajo ha sido de los más difundidos hasta el momento.
Aunque se ha actualizado la foto de la tumba en Wikipedia, hasta hace poco figuraba una muy antigua en la que su aspecto no era tan deficiente como en la de ahora. A la entrada del Cementerio pudimos contemplar dos destacados y cuidados panteones, los de la Pasionaria y Pablo Iglesias, y, un poco más adelante, el de Pi y Margall, bastante abandonado. Fuimos incapaces de localizar el de Benot. Indagamos sin éxito por los alrededores. Pero tuvimos la suerte de descubrir que en el inmenso corral de muertos (léase el poemario de Julio Mariscal, inmenso poeta arcense, ahora también homenajeado), a una cierta distancia, una señora de mediana edad guiaba a un grupo de jóvenes estudiantes de tanatopraxia, algunos con cierto aspecto friki, como era de esperar. No dudamos en preguntarle a la señora si conocía dónde se encontraba el sepulcro de Benot. Le entusiasmó la pregunta y nos guió hacia él. Estaba detrás de la de Pi y Margall. Tuvimos, lo que nos enorgulleció, que completar la información, no muy fiel, que la señora le proporcionaba a su grupo. La guía nos confesó que había pasado gran parte del confinamiento pandémico en el cementerio, lo que la había graduado en el conocimiento de los que allí descansan.
Pero el objetivo principal de este artículo es denunciar el deprimente aspecto de la tumba de don Eduardo. Sirvan estas fotos como ejemplo de una ciudad que olvida a uno de sus grandes hombres. ¿No es posible que el ayuntamiento gaditano con una sencilla aportación económica adecente la sepultura? Dicen los biógrafos que Benot murió pobre. No dejemos que permanezcan sus restos como los de un anónimo mendigo.
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