El tren se acerca a la nueva terminal de contenedores de Cádiz: arrancan los trabajos del ramal que cruzará la avenida de Astilleros
Las máquinas activas en el entorno portuario confirman que ya está en marcha la conexión ferroviaria con la instalación marítima
Aún queda pendiente dar forma al cruce de la vía que podría llegar a soportar trenes de hasta 750 metros de largo en la Avenida de Astilleros
El tren volverá a cruzar la avenida de Astilleros de Cádiz en el plazo de unos siete meses
El movimiento inusual de excavadoras, camiones y personal técnico en el borde portuario durante los últimos días ha marcado el punto de partida de una actuación que Cádiz llevaba esperando más de una década: la construcción del ramal ferroviario que enlazará la red estatal con la terminal de contenedores. La actividad detectada en el terreno ha sido confirmada por Adif como la fase inicial de una obra que aspira a transformar la operativa logística del puerto y a mejorar su competitividad para intentar apostar de manera firme para que la nueva terminal de carga nazca con el pan debajo del brazo.
La intervención, adjudicada a Ferrovial Construcción, comprende la creación de un nuevo trazado de algo menos de dos kilómetros —entre vía principal y espacio de maniobras— diseñado para permitir la llegada regular de trenes de mercancías a la explanada donde ya operan diversas compañías estibadoras. Aunque los plazos definitivos dependen del acta de replanteo, fuentes conocedoras de la actuación señalan que el ritmo actual de acondicionamiento del suelo evidencia que el calendario avanza según lo previsto y que el grueso de la obra civil irá tomando forma de manera progresiva durante los próximos meses.
La ejecución está financiada con apoyo europeo a través del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, que ha permitido dar impulso definitivo a un proyecto que había sufrido aplazamientos y reprogramaciones. La Autoridad Portuaria considera este ramal como una pieza fundamental para consolidar la actividad de la nueva terminal y absorber un mayor flujo de tráficos procedentes del hinterland andaluz.
Una plataforma diseñada para convivir con la circulación urbana
Uno de los elementos técnicos más determinantes de esta actuación es la adopción de vía en placa, una solución en la que los raíles quedan embebidos en hormigón, permitiendo que los vehículos puedan transitar por encima en los puntos donde ambas infraestructuras se cruzan. Frente a los sistemas de balasto tradicionales, esta tecnología favorece una integración más amable en entornos urbanos, reduce vibraciones y facilita un mantenimiento más eficaz.
La avenida de Astilleros es, precisamente, el punto más sensible del trazado. Su función como acceso principal al casco urbano y al recinto portuario explica la atención que está generando el futuro cruce ferroviario. Aunque el proyecto constructivo fija las características básicas de la plataforma, no determina todavía el método exacto que se utilizará para regular el tránsito de vehículos y peatones durante las maniobras ferroviarias. Esa definición será objeto del plan de gestión del tráfico, que deberá elaborarse antes de ejecutar las primeras pruebas de paso.
Desde el Ayuntamiento se mantiene un contacto permanente con la Autoridad Portuaria para conocer los avances del proyecto y anticipar las afecciones a la movilidad. La estimación de que cada tren pueda provocar interrupciones puntuales de varios minutos —dependiendo de su longitud y de la operativa logística asociada— ha llevado a los técnicos municipales a plantear la necesidad de obtener un calendario preciso y herramientas de coordinación que permitan actuar con antelación y evitar colapsos.
Afecciones por fases y coordinación institucional
Más allá del cruce urbano, la intervención contempla trabajos de movimiento de tierras, cimentación, drenaje y acondicionamiento de la plataforma, además de la futura instalación de la superestructura ferroviaria, como carriles, aparatos de vía y sistemas de señalización. En los últimos días se han observado las primeras excavaciones y la delimitación de los perímetros de obra, actuaciones previas que permiten establecer una base estable antes de colocar la nueva infraestructura.
La complejidad del entorno portuario —con empresas logísticas operando de forma continua— hace imprescindible una coordinación estrecha entre Adif, la Autoridad Portuaria y los distintos concesionarios. La manipulación de contenedores, el tránsito de camiones y la entrada constante de servicios auxiliares obligan a un ajuste fino del plan de obra, que debe asegurar la continuidad de la actividad incluso en los momentos de mayor intensidad.
En paralelo, los responsables técnicos trabajan ya en el esquema de protección del paso a nivel, que podría incorporar elementos como barreras automáticas, semáforos específicos, avisos acústicos y, en determinadas situaciones, personal de control sobre el terreno. Estas medidas serán obligatorias tanto durante el periodo de construcción como cuando el ramal entre en servicio y se estabilice la circulación de convoyes.
La entrada en funcionamiento de esta conexión ferroviaria supondrá un salto cualitativo para la terminal de contenedores. Permitirá derivar parte del transporte terrestre hacia un modo más sostenible, reducirá costes logísticos para las navieras y ampliará la capacidad competitiva del recinto gaditano en la franja atlántica. El impacto económico previsto abarca sectores tan diversos como la industria auxiliar, las empresas de transporte y los servicios portuarios, que verán incrementada su capacidad de respuesta ante nuevos flujos comerciales.
La obra afronta ahora su etapa más visible, aquella que permite comprobar sobre el terreno que la infraestructura avanza. Quedan por definir detalles operativos clave —especialmente los relacionados con la regulación del tráfico en la avenida de Astilleros— pero la maquinaria ya está en marcha y la ciudad comienza a percibir que el tren, después de años de espera, vuelve a acercarse a la nueva terminal para integrarse en la actividad portuaria del siglo XXI.
Compatibilidad legal de un nuevo paso con barreras
La posibilidad de que el tren cruce la Avenida de Astilleros para acceder a la nueva terminal de contenedores reabre un debate complejo: hasta qué punto encaja esta solución en una normativa que, desde hace años, impulsa la eliminación de los pasos a nivel en las ciudades.
La propuesta de instalar un paso ferroviario con barreras en plena Avenida de Astilleros ha despertado inquietud entre vecinos, técnicos y responsables municipales. Cádiz lleva décadas liberándose de su pasado ferroviario más intrusivo, eliminando trazados, soterrando líneas y retirando pasos a nivel que durante años partieron la ciudad en dos. Por eso, la idea de que un tren vuelva a cruzar una vía urbana principal genera una sensación evidente de contradicción.
Desde el punto de vista legal, la cuestión es aún más delicada. La normativa ferroviaria española, así como las directrices de ADIF y el propio Ministerio de Transportes, insisten en la necesidad de suprimir los pasos a nivel por motivos de seguridad, especialmente en entornos urbanos de alta densidad. La tendencia es clara: menos cruces a nivel y más separación de tráficos mediante pasos elevados o túneles. La razón es contundente: reducir riesgos, mejorar la fluidez del tráfico y evitar puntos negros históricamente asociados a accidentes graves.
Sin embargo, el proyecto para conectar la red ferroviaria general con la nueva terminal de contenedores introduce una excepción que no pasa desapercibida. Para el puerto, disponer de un acceso ferroviario eficiente es una pieza clave de su competitividad. Pero esa necesidad choca con la idea de reinstalar un tipo de infraestructura que la ley trata de hacer desaparecer. De ahí la pregunta: ¿es legalmente compatible un paso con barreras en este punto de la ciudad? Los expertos consultados señalan que podría serlo, pero solo bajo circunstancias muy justificadas, con estudios de seguridad exhaustivos, limitaciones estrictas de velocidad y un sistema de señalización reforzado. Aun así, su aceptación sería “una excepción, no la norma”.
El debate, por tanto, va más allá del ámbito técnico. Afecta también a la movilidad urbana, al tráfico de entrada y salida de la ciudad y a la imagen de una capital que lleva años apostando por modelos de transporte más integrados y seguros. Reintroducir un cruce ferroviario a nivel puede interpretarse como un paso atrás en esa estrategia, aunque para el puerto se trate de un avance decisivo.
Mientras la propuesta avanza en los despachos, la ciudad se pregunta si es razonable volver a convivir con un tren cruzando una avenida principal. La decisión final deberá sopesar dos prioridades que parecen chocar: la seguridad urbana y la eficiencia logística del Puerto de Cádiz. Encontrar el equilibrio —o una alternativa que evite tener que elegir— será la clave para que el proyecto no se convierta en un nuevo punto de fricción en la planificación urbana de la ciudad.
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