Ayer se cumplieron 74 años de la Explosión de Cádiz, una tragedia de grandes dimensiones sobre la que aún quedan flecos que esclarecer y que, para el próximo año, merecería una atención especial de las autoridades y de los historiadores en su 75 aniversario. Ayer se retomaron las tradicionales rutas guiadas por el investigador José Antonio Aparicio, que este año están dedicadas al astillero de Echevarrieta y se desarrollaron en el barrio de Astilleros. No faltó la ofrenda floral en recuerdo de las víctimas en el monumento ante el Instituto Hidrográfico.

Aparicio, en declaraciones a la agencia Europa Press, lamenta “la falta de compensación moral para las pérdidas que sufrió muchísima gente”, en una tragedia que acabó con la vida de 150 personas.

Autor de tres libros sobre aquel suceso y articulista en este periódico especializado en aquel hecho, Aparicio señala que alrededor de la explosión “hay muchas leyendas” porque “nunca se reconoció la responsabilidad de la catástrofe, que indudablemente es de la Armada y ellos lo saben”. Así, argumenta que la Armada “al tercer día ya sabía que eran las cargas de profundidad que estaban acumuladas en el polvorín las que habían explotado sin nada que lo provocara, que había sido una explosión espontánea”.

Por ello, Aparicio critica que “durante mucho tiempo se le ha atribuido al empresario Horacio Echevarrieta, el dueño del astillero gaditano, la responsabilidad del accidente por haber estado investigando con bombas nucleares dentro del Astillero en connivencia con ingenieros de la Alemania nazi”, algo que ha calificado de “absoluta barbaridad”.

En cuanto a la conmemoración del 75 aniversario, el investigador explica que tiene “muchas ideas” que ya han sido compartidas “con asociaciones vecinales y otros investigadores y que se podrían hacer sin un alto coste”.