Simulacro de tsunami en Cádiz, entre la guasa y la desinformación: "Me voy corriendo que van a cortar las calles"
El Mercado Central lucía menos público de lo habitual a la hora anunciada para la alerta en los móviles
El CEIP San Rafael recibió a su alumnado con la canción 'Como una ola' de Rocío Jurado
Todas las imágenes del simulacro de tsunami en Cádiz
"Me voy corriendo que van a cortar las calles". Una mujer huía del Mercado Central. Eran las diez de la mañana y estaba a punto de saltar la alarma que avisaba de un posible tsunami. ¿Miedo?, ¿desinformación? De todo un poco. Los detallistas se quejaban de que el simulacro había dejado a muchos clientes en sus casas. En la Plaza de Abastos de esta gran población lucía este jueves menos público de lo habitual. Al menos a la hora señalada de la alerta. "Muchas clientas me dijeron ayer que hoy no venían a comprar por si acaso", confirmaba Francis, propietario de un puesto de frutas.
Poco antes de las 10.03, la Hora H que luego se retrasó diez minutos, la Plaza y sus alrededores se desperezaba. Esmeralda Remesal, recovera, preparaba sus víveres mientras apuntaba que "hay menos gente que otros días, pensarán que va a cundir el pánico". Enfrente, en el puesto de aceitunas Matías, se gritaba "¡Que viene la ola, shh, shh!". Y en la parte del pescado la guasa era patente, con algún que otro pescadero simulando la alarma con su voz a la espera de la llegada del aviso verdadero a los móviles. Otro frutero, Antonio Loaiza, aseguraba que el día antes una clienta había preguntado en el bar Carrusel si iba a abrir sus puertas este jueves "por eso del maremoto".
Sonó la alerta en los móviles y se oyó decir a un pescadero: "Un 'peo' mío suena más fuerte que esa alarma". El aviso no se produjo en todos los teléfonos. "A mí no me llaman ni para el tsunami. O sea, que me ahogo", comentaba Santi, un viñero que aun reconociendo que su barrio es de los más expuestos a un maremoto, tiraba de casticismo para recordar que "en La Viña no pasa nada, allí sacamos al cura con el estandarte".
Ante el puesto de pescado Laura y David, una mujer, escéptica, comentaba que "el día que pase algo no servirá para nada, tendremos que salir corriendo. Y yo tengo una prótesis, así que...".
La mañana dejaba frases y situaciones de todo tipo. Los escolares del CEIP San Rafael fueron recibidos con la canción 'Como una ola', con la potente voz de Rocío Jurado despertando a los peques más adormilados. Anécdotas también en la movilización de escolares: "Qué Cádiz este, en pleno simulacro una madre y una abuela gritando a una niña por la plaza de Mina: ¿has comido?".
Colchonería Romero, en la calle Hospital de Mujeres, colgó en las redes una foto con dos hombres en la puerta del local sobre una tabla de surf y sendos paraguas, con el lema: "Aunque la alarma se atrase, Colchonería Romero está preparada, pase lo que pase".
En el propio Ayuntamiento se dio una curiosa circunstancia. Aunque el personal estaba avisado desde hacía unos días para subir a la azotea de la Casa Consistorial, unas obras en este espacio obligaron a cambiar de plan y los funcionarios fueron llevados a la segunda planta... aunque el mensaje de alerta recomendaba subir a un tercer piso. Menos mal que era un paripé.
Al vendedor de la ONCE de la esquina de Nueva con San Juan de Dios, Ignacio Rodríguez, no le había saltado la alarma en el móvil, aunque sí en el TPV (Terminal Punto de Venta) donde despacha sus cupones. En un rincón con mucho arte, con clientes que dejan al día grandes perlas dialécticas, uno de ellos, Manuel, afirmaba que a él tampoco le habían alertado por el móvil, mostrando uno de gama antigua, con grandes botones. "La alerta que he recibido es la de mi mujer encargándome los 'mandaos'", destacaba.
Poco a poco la ciudad fue recobrando su actividad habitual, cuando los más asustados decidieron que ya había pasado un peligro inexistente. "Manolo, y si esto ocurre por la noche, ¿qué hacen?", preguntaba una mujer a su pareja por el paseo de Santa María del Mar.
Como suele ocurrir en esta ciudad, mucha gente se tomó el simulacro a cachondeo. Otra cosa será el día que el agua llegue de verdad. Se supone que estas indicaciones habrán servido de algo, ¿o no?
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