Un rector con alma de sabio

Luto en la universidad Cádiz se despide de uno de los padres de la UCA

Decenas de representantes de todos los sectores acudieron al rectorado de la calle Ancha para dar el último adiós al catedrático José Luis Romero Palanco

El salón de actos del Rectorado acogió la capilla ardiente de Romero Palanco.
El salón de actos del Rectorado acogió la capilla ardiente de Romero Palanco.
Joaquín Benítez / Cádiz

18 de marzo 2009 - 01:00

Eran las dos de la tarde. Aún faltaban dos horas para que se abriera al público la capilla ardiente con los restos del catedrático de Medicina Legal y ex rector de la UCA, José Luis Romero Palanco, instalada en la sede del Rectorado de la calle Ancha. Pero valía la pena esperar para otorgar ese último adiós al sabio doctor.

Sobre las seis, un grupo de jóvenes de sexto curso lloraba desconsolado tras haber podido acceder al minúsculo salón de actos del rectorado para ver por última vez al segundo de los rectores electos de la Universidad de Cádiz.

"Fue una persona especial. Siempre supo tener una buena palabra con sus alumnos y siempre fue de los más cercanos". Hay quien piensa que ya no se lleva que los jóvenes lloren por un profesor pero había tantas lágrimas como personas tanto en el interior del Rectorado como en su tramo correspondiente de la calle Ancha.

Decenas de representantes tanto del mundo universitario, por supuesto, como del político, empresarial y sindical se agolpaban a las puertas del centro neurálgico de la Universidad de Cádiz.

El resultado de la autopsia confirmó ayer que fue un infarto de miocardio la causa del repentino fallecimiento de Romero Palanco. Una hora después de morir fue hallado, según dicen, por su secretaria, cuando ya nada podía hacerse por él.

Sólo queda despedirse aunque muchos, la gran mayoría, se acercaron ayer a Ancha para hacer algo que todos querrían haber hecho en persona: darle las gracias al Magnífico.

El rector que sucedió a Romero Palanco y que se encargó de otorgarle la Medalla de Oro de la UCA, Guillermo Martínez Massanet, segundos después de ver su rostro por última vez y de dar el pésame a sus familiares, recordaba cuando entró a formar parte de su equipo allá por 1986 como vicerrector. "Fue una época de cambio profundo en la universidad y ese cambio se produjo gracias a la ilusión que él le puso".

Y cómo no, el vicerrector adjunto al rector, Francisco Álvarez, afirmaba haberse sentido siempre cautivado por la figura de "José Luis, un fuera de serie como investigador y un docente enamorado que nunca perdía la sonrisa".

Felipe Garrido, que llegó a ocupar el sillón de rector en funciones en los momentos en los que los primeros estatutos de la UCA salían del horno, justo antes del rectorado de Mariano Peñalver, lo describía como "un gran compañero y un gran rector distinguido dentro y fuera de Cádiz que imprimía carácter a la institución".

Representando a la clase política pasaron por Ancha varios de los concejales y tenientes de alcaldesa del Ayuntamiento así como cargos de la Junta como el delegado de Educación, Manuel Brenes, el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Cádiz, José Antonio Gómez Periñán o el secretario general local del PSOE, Federico Pérez Peralta.

El propio obispo de Cádiz, Antonio Ceballos, acudió a dar ese último adiós al profesor. Y representando al estamento jurídico, el presidente de la Audiencia Provincial de Cádiz, Lorenzo del Río.

Este último destacó su relación personal con el finado, unido a él en tantos juicios a los que Romero Palanco acudía como perito o bien como catedrático. "Daba gusto verlo en los juicios por su forma de expresarse. Para los jueces era una garantía".

El féretro del catedrático fue conducido algo más tarde de las ocho hasta el cementerio de Chiclana donde fue incinerado.

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