La historia urbana de Cádiz está llena de proyectos inmobiliarios sorprendentes, escandalosos muchos, que para fortuna de la ciudad no salieron adelante. De lo contrario, habrían destrozado la imagen de la ciudad pues la gran mayoría eran edificios de grandes proporciones.

Ninguno, en todo caso, alcanzaba las proporciones del proyecto que anunció el propio Ayuntamiento de la capital: la construcción de un rascacielos a levantar en los terrenos del mercado central, en pleno corazón del casco antiguo.

Es cierto que en aquella época, en 1972, el interés por preservar el patrimonio inmobiliario de la ciudad era nulo, hasta el punto que en 1978 se rechazó la catalogación del casco antiguo como Conjunto Histórico Artístico por parte del propio Consistorio.

El proyecto de rascacielos en 1972.

Así que cuando se presentó el proyecto de este rascacielos, bajo el nombre de Torre 3000, por aquello de la ciudad trimilenaria, no se dudo en situarlo en el corazón del casco, eliminando un mercado de abastos entonces ya en estado precario.

El proyecto fue obra del arquitecto municipal Javier de Navascués Sin embargo, pronto se descartó la ubicación en el mercado por el problema de las comunicaciones, y se trasladó la torre a la entrada de Cádiz, en Cortadura.

El rascacielos era gigantesco, con 265 metros de altura, cerca de 60 más de los pilares del puente de la Constitución de 1812. Se iba a convertir en el edificio residencial más alto de España y en uno de los más elevado de Europa.

La elección final de Cortadura para la construcción de esta torre estaba estrechamente relacionada con los planes privados de urbanizar todo el istmo entre Cádiz y San Fernando. Era lo que se conoció como 'Cádiz 3', que tampoco salió adelante y que planteaba una ocupación masiva de este suelo, con relleno en el saco de la Bahía también incluidos, con miles de viviendas para posibilitar una ciudad con medio millón de habitantes. Entre tanta exageración, el rascacielos no chocaba.

El proyecto incluía diez plantas para aparcamientos, apartamentos, salas de fiesta, hotel, y en lo más alto un restaurante con unas vistas panorámicas únicas. La altura de la torre se iba aprovechar también para poner una antena de televisión por parte de TVE. Las emisiones televisivas en esa época, limitadas a dos canales públicos, eran deficientes en todo el sur y más en el canal de UHF, la segunda cadena. Además, se quería también mejorar la calidad de la señal que se mandaba al norte de Marruecos.

El proyecto, como tantos otros, no salió adelante.