La inclusión del carril bici en una treintena de calles de extramuros, al margen del Paseo Marítimo, supondrá otra importante merma de plazas de aparcamiento en la ciudad, que se unen a las ya conocidas del propio Paseo Marítimo, de toda la circunvalación del casco histórico, o de la plaza de España (cuando el Ayuntamiento lleve a cabo la anunciada peatonalización y reurbanización de este enclave). Ante estos distintos anuncios, y llegado el momento del inicio de las obras en el Paseo Marítimo, esta merma que se va a producir en el aparcamiento libre y de zona azul obliga al Consistorio a tomar medidas de cara a la búsqueda de soluciones a una de las patas que no pueden olvidarse en este proceso de dar prioridad al peatón y al ciclista en la ciudad.

En reiteradas ocasiones se ha anunciado la intención de habilitar varias bolsas de aparcamiento en puntos de la ciudad, como pueden ser los terrenos donde se quiere construir en el futuro el hospital regional, el solar donde se iba a levantar la Ciudad de la Justicia, un terreno junto al Muelle Pesquero o la Punta de San Felipe.

Cabe preguntarse si realmente estas bolsas de aparcamiento cumplirán su función de compensar la pérdida que presumiblemente se va a producir en calles como Trille, Fernández Ballesteros, Tolosa Latour, Sirenas o la Plaza de Asdrúbal. Entre otras cosas, porque se va a afectar a vecinos de muy distanciadas zonas de la ciudad con la incorporación de estos ramales reservados a ciclistas.

Y en cualquier caso, también va adquiriendo mayor urgencia la necesidad de habilitar lo antes posible esas bolsas anunciadas, o pretendidas, a fin de que puedan empezar a ser utilizadas por los usuarios de vehículos y, al mismo tiempo, su puesta en marcha sirva para analizar y valorar si la medida cumple la función disuasoria pretendida o resulta ser insuficiente y hay que aplicar otras nuevas acciones que compensen la importante pérdida de plazas de aparcamiento que se atisba en el futuro cercano de la ciudad.