El plan para que el cementerio de Cádiz 'vuelva a la vida'

Esa extraña sensación de que en los cementerios el tiempo se para, cobra una dimensión de incómoda materialidad en el antiguo camposanto de San José de Cádiz, donde el camino desde el cese de su actividad –allá en los albores del año 92– a su futura vida como parque para la ciudad se transita de espaldas al reloj. Con todo, desde el equipo de Gobierno se asegura que este renacimiento está cada vez más cerca. Hay un plan, sí, y se comenzará a ejecutar en dos frentes antes de que culmine este año.

Por un lado, en octubre –barajan fuentes municipales– estarán adjudicados los trabajos para el vaciado de los 90.000 restos humanos que todavía reposan en este terreno que mira a la playa de la Victoria y por otro, también en el último trimestre de 2025, se espera tener listo el proyecto del diseño del nuevo parque que se levantará en este espacio. Buena noticia sería tener, al menos, arrancados ambos proyectos en el año –2026– en el que se cumpliría una década de la clausura oficial del cementerio de San José donde, lo dicho, todo ocurre muy despacio.

Desde San Juan de Dios se explica que aunque el parque del cementerio –o de la memoria, o del descanso..., todavía no tiene nombre definitivo– era “uno de los proyectos claros” que querían poner en marcha a su llegada a la Alcaldía, no se esperaban que todavía quedaran 3.200 fosas del suelo, 700 osarios del suelo y 2 fosas comunes en el camposanto gaditano y, menos aún, “que nadie se hubiera planteado seriamente” cómo iban a ser sacados de la tierra.

Descartada la posibilidad de construir encima, se comenzó a estudiar la fórmula del vaciado –ni estaba decidida, ni había presupuesto, ni costes, ni cálculo de tiempo de las distintas opciones– con lo que hubo que encargar un estudio –por un valor de 28.800 euros– que determinó que la técnica más adecuada era la combinación de una máquina de cribado, que hay muy poquitas en España, con dos equipos de trabajo simultáneos.

De hecho, en las pruebas realizadas in situ se constantó la efectividad de la cribadora y, analizando tiempos de recogida y de transportes –ya que los restos irán al cementerio de Cemabasa en Chiclana a una fosa común que “ya está preparada”–, se determinó que el vaciado del cementerio se puede realizar en seis meses con un coste de 600.000 euros.

Con estos datos en la mano se ha encargado a Cemabasa dos asuntos diferentes, el proyecto –ya listo– de cómo sectorizar el trabajo y la intervención, propiamente dicha, y traslado de los restos. Para este segundo aspecto Cemabasa debe abordarlo también desde una subcontratación, la del alquiler de la cribadora y la de los dos equipos de trabajo con las excavadoras y los camiones con los que se llevarán los restos óseos –restos de hace un siglo, de los años 80 y hasta un enterramiento romano– a Chiclana.

Este contrato ya ha salido a licitación, de hecho, realmente se adjudicó hace unas semanas, pero la empresa que se ha presentado, la misma que ha realizado las pruebas del estudio, no tiene la clasificación exigible para un contrato que supera los 500.000 euros. De esta forma, se deberá sacar de nuevo a licitación para, si se vuelve a declarar desierto, poder realizarlo ya sin clasificación. Eso parece que esperan desde el Gobierno municipal ya que, aseguran, son pocas las empresas que puedan realizar este tipo de trabajo, habiendo rechazado presentarse empresas de obras civiles al uso.

Lo que se sabe del futuro parque

Con todo, si la adjudicación, en principio, estaba prevista para septiembre, ahora la fijan sólo un mes después, octubre. El tiempo que dista, dicen que no estará baldío. El proyecto del diseño del parque está ya en la Oficina Técnica y sobre él trabajan “varios arquitectos” con el objetivo de tenerlo listo “en el último trimestre de este año”. Hay que recordar que la partida económica de este proyecto, que se calcula en unos 11 millones de euros, está contemplada dentro del préstamo de 27 millones de euros que el Consistorio pidió a los bancos el pasado año.

Del diseño, algo se puede avanzar, aunque no todo con certezas. Habría interés en hacerlo abierto, de hecho, desde el seno municipal se defiende que la naturaleza de este espacio, muy estrecho y muy largo, busca la integración con el Paseo Marítimo, aunque se reconoce que todavía el cierre –algo ya obsoleto en las ciudades europeas– no se ha descartado.

Sí será, definitivamente, un espacio verde –se está estudiando las especies más adecuadas y puede que se saque una asistencia técnica para decidirlo– y también se sabe que mantendrá un espacio de equipamientos deportivos (estos sí, abiertos), al igual que también se sostiene que se instalará algún tipo de reconocimiento para los represaliados que fueron enterrados tras sus asesinatos a manos de los golpistas en este cementerio de San José.

La idoneidad de mantener la capilla del camposanto sí despierta algunas dudas, aunque, por ahora, la idea es que siga en pie teniendo en cuenta que tiene algunos elementos de valor arquitectónico. También parece que se dignificará el espacio que ocupan las lápidas de dos importantes figuras para la ciudad, su exalcalde Fermín Salvochea y el muy venerado Don Rosendo, y los arcos de la portada y algunos elementos que se estudian conservar.