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"El parecido entre Cartagena y Cádiz es como los sueños, no son rigurosos"

Apasionado del patrimonio, considera que la rehabilitación que se ha realizado en el casco histórico de la ciudad caribeña no es el mejor ejemplo a seguir porque sacó de allí a la población autóctona

Alberto Escovar, durante la entrevista realizada en el Colegio de Arquitectos de Cádiz.
Melchor Mateo / Cádiz

27 de noviembre 2011 - 01:00

El arquitecto colombiano Alberto Escovar Wilson-White , director general de la Escuela Taller de Bogotá, participó el jueves en el Colegio de Arquitectos en el ciclo Ultramar que organiza esta institución y el Consorcio para el Bicentenario. Su conferencia fue Cartagena de Indias: ciudad fortificada. Escovar es presentador del programa cultural Historia Central y guionista de la serie de televisión Herencia. Tiene numerosos galardones pese a su edad y entre otros ha ganado el primer premio en el área de audiovisuales en la II Bienal Iberoamericana de Arquitectura y el Premio Simón Bolívar de Periodismo.

-¿Qué carácter le da las murallas a Cartagena de Indias?

-Yo hice una guía arquitectónica de Cartagena y claramente es una ciudad defensiva, pero no sólo desde el punto de vista de las murallas. Es una ciudad que está concebida para defenderse del calor, de los mosquitos, de la brisa, del agua. Para todo ello hay respuesta en la arquitectura de Cartagena. Para el sol los aleros y corredores. Y después por supuesto están unas murallas maravillosas que en su día se construyeron para defenderse de las invasiones exteriores.

Hoy sin embargo, y sé que los cartageneros se van a molestar por lo que voy a decir, la ciudad se la han tomado los extranjeros.

-Cartagena es una ciudad de contrastes entre el encanto del centro histórico y la modernidad del ensanche con edificios altísimos y un estilo tipo Miami. ¿Cómo se ha llevado el proceso sin que esta extensión afectara a la parte histórica?

-Hubo un momento en el que la modernidad y esa necesidad de cambio pudo poner en peligro la parte antigua. Sin embargo, gracias a la configuración geográfica no ocurrió. Si no hubiera existido Bocagrande, no hubiera sido posible esa expansión.

-Cartagena, al igual que Cádiz es una ciudad que ha rehabilitado buena parte de sus edificios. ¿Es un ejemplo a seguir en Colombia?

-Sí y no. Cuando se inicia el proceso en los años 70, la noción de patrimonio sólo afectaba a las cosas que se pudieran tocar. Hoy en día la concepción es distinta y el patrimonio alcanza también a otras cosas como la comida, los festivales, la música. El precio que ha pagado Cartagena es haber sacrificado parte de ese patrimonio, su tejido social. Hoy la ciudad es una escenografía y ha perdido parte de su esencia porque la propiedad de la mayoría de los edificios es de gente adinerada que no vive allí y que sólo va a Cartagena algunas veces al año. Esta es una lección que hay que aprender para no volver a caer en el mismo error. Cádiz es encantadora porque aquí sí se ha mantenido a la gente que vivía allí. Cartagena, en las épocas menos turísticas, es una ciudad histórica desocupada. En los edificios sólo hay vigilantes.

-¿Y por qué ocurrió eso?

-Porque se entregó a una lógica de mercado. Cartagena es el lugar en el que el metro cuadrado es el más caro de Colombia y del mundo. Muchos cedieron al encanto de poderlo vender. Tenían casas en mal estado y le ofrecían mucho dinero por ello. Eso hizo que se produjera un proceso de vaciamiento. Hay sitios donde todavía se aguanta como Getsemaní pero también hay una presión importante hacia ella. Hay que hacer una reflexión para ver si esas políticas fueron acertadas.

-Cádiz y Cartagena están intercambiando experiencias en materia de rehabilitación desde que las dos ciudades se hermanaron. ¿Qué puede salir de esa relación?

-En la historia siempre ha habido comunicación. Lamentablemente cuando nos enseñan la historia nos hablan de la independencia, pero esa historia continúa y creo que los vínculos son buenos y saludables. Tenemos realidades muy semejantes y en los últimos 20 años han sido prolíficos. Hay determinados aspectos como los diseños de parques y otros que han sido muy inspiradores para Colombia. Hemos tenido una buena guía de cómo se quiere hacer el territorio.

A cambio, vivo en un país que siempre ha estado en crisis y, a pesar de ello, nunca he tenido la necesidad de irme. Vivo feliz en un país como el mío en crisis. Hoy España puede fijarse, en estos tiempos, cómo un país puede vivir en una situación de crisis.

-¿Cree realmente que Cádiz y Cartagena se parecen, más allá de que son dos ciudades amuralladas?

-Muchas de las cosas que se hicieron en Cartagena fue por personas que salieron de aquí. Creo que como todos los sueños no son rigurosos. Si existe un parecido es como los sueños.

-Usted es director general de la Escuela Taller de Bogotá en el que, además de una labor formativa, hace también una labor social.

-Esta es una escuela de última generación y está enfocada al patrimonio tangible. No sólo es la rehabilitación de edificios sino también un concepto de patrimonio más completo, con la gastronomía, la elaboración de guías, etcétera. Nos preocupa tanto la formación técnica como la personal. Son chicos de 18 a 25 años que han participado o que han sido desplazados por la violencia o que no han podido acceder a una carrera. Restauramos vidas y yo me incluyo en ella.

Después también hay un proyecto económico. Aunque recibimos fondos de cooperación de muchos países, queremos que también sea sostenible económicamente con sus fondos. Para ello hemos llegado a acuerdos con empresas a las que les ofrecemos nuestros servicios. En total son 120 chicos y ahora vamos a abrir otra escuela con 50 más en el Pacífico colombiano, en Buenaventura, uno de los lugares más castigados por la violencia.

-¿De dónde le viene su pasión por el patrimonio?

-Aunque es algo supertrillado, es cuando piensas lo difícil que es ser colombiano. Llegas a un aeropuerto o al cualquier lado y pareces que estás condenado. Claro que está el narcotráfico, las muertes y todas esas cosas pero también hay que ver que en nuestro país se han hecho cosas que realmente merecen la pena y el patrimonio te da mucha respuesta de ello y eso hay que compartirlo con los colombianos.

-Los arquitectos son acusados de elitistas. Sin embargo usted ha tenido siempre claro que todo eso había que darlo a conocer.

-Me pasé mucho tiempo participando en foros y demás pero alguien me dijo que para dar ese mensaje tenía que llegar a la televisión.

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