“Inversores de Europa compran fincas en Cádiz con los ojos cerrados”
El promotor Dario Arroyo termina en la calle Torre la reforma de otra finca y ahora proyecta un edificio solo para alquiler
La finca de la calle Torre 46 estaba al borde de la ruina. "Estaba atrofiada", afirma ahora el promotor Dario Arroyo mientras que entramos en el edifico ya reformado y reconvertido en doce viviendas que, salvo una, ya están todas vendidas.
"Cuando compramos el edificio estaba en pésimo estado, lo que nos obligó a derribar el forjado y la mitad del edificio". La obra, con la marca de diseño de este promotor, se ha aprovechado también para cumplir con las normas urbanísticas de accesibilidad y, especialmente, para ampliar el segundo patio, dándole más luz y ventilación.
"El edificio me hería profundamente porque traía la imagen de otra época, de la infravivienda. Por eso mi idea era un cambio radical, lógico y con un coste adecuado". Era, en fin, reconvertir la ruina en una vivienda con todos los elementos modernos.
Moderno y, también, con un toque clásico como el que se refleja en la fachada del edificio, que recuerda a las fincas del tramo de Torre más cercana a la plaza de San Antonio, como el cierro (recuperado de otro edificio cerrado) y los zócalos de diseño antiguo construido a mano.
El patio principal de la finca aporta varias peculiaridades. En su frente, un dibujo de la torre de la parroquia de San Antonio que da nombre a la calle, "pintado por un gran amante de Cádiz, Juanlu", y los cierros que rodean cada planta en un espacio estrecho pero visualmente espectacular y poco habitual en las casas del casco antiguo.
El segundo patio, ampliado con la reforma, se conecta con el principal mediante un enlosado de piedra caliza de Cascai, para dar paso a un pasillo que a modo de puente de madera conecta a las viviendas exteriores con las interiores.
Como es habitual en los proyectos de Arroyo, hay una clara apuesta por la luz natural, tanto en las viviendas como en los espacios comunes que, igualmente, se miman con piezas con el ladrillo visto, un cómodo pasamamos y una iluminación indirecta también repetida en la zona verde, a base de bambú, instalada en el segundo de los patios.
Veterano en la promoción de viviendas, siguiendo los pasos de su padre, Dario Arroyo defiende el trabajo en la rehabilitación o construcción de viviendas destinadas al mercado de la venta, frente a la proliferación de viviendas y apartamentos turísticos. En este sentido, trabaja ya en un proyecto original para la empresa, que será la rehabilitación de un edificio en la calle Veedor dedicado al alquiler, con 7 viviendas y un local "que no será para la hostelería".
Arroyo destaca la vitalidad del mercado inmobiliario de la ciudad, y en especial el interés que hay entre inversores de otros localidades y países a la hora de estar presentes en Cádiz.
"Hay inversores no solo de España si no de otros puntos de Europa que compran fincas en una semana, sin comprobar cómo es el inmueble. Invierten en Cádiz con los ojos cerrados porque tienen mucha confianza en el desarrollo y la potencialidad de la ciudad", tanto para ejecutar nuevas promociones como para habilitarlos como sus viviendas.
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