El geriátrico de Candelaria no puede mantenerse sin el concierto de plazas

Mantener una residencia de personas mayores exige una infraestructura y mantenimiento costosos que hace que en muchas ocasiones difícilmente se puede mantener el equipamiento sin el concierto de plazas con la administración competente. Y si encima el edificio y la prestación del servicio necesitan de una fuerte inversión para adaptarse a los requisitos que establece dicha administración para concertar camas y después no se produce ese convenio, la situación se agrava enormemente. Pues precisamente es esto último lo que le ha ocurrido a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl con el geriátrico que regentan en el número 15 de la plaza de Candelaria.

La comunidad religiosa y la Junta de Andalucía habían alcanzado un acuerdo, al parecer, para concertar 35 de las 47 plazas con las que cuenta el edificio. Pero este convenio de colaboración exigía que la residencia geriátrica de Candelaria fuera sometida a una remodelación, de forma que todas las estancias, accesos y servicios cumplieran la normativa existente en cuanto a seguridad y otros apartados relacionados con este tipo de equipamientos; y al mismo tiempo, era necesario que los gestores de la residencia ampliaran la plantilla de trabajadores según la ratio -número de empleados en función del total de personas residentes- que establece la Junta de Andalucía.

Las Hijas de la Caridad ya han realizado las obras oportunas y la contratación del personal necesario. Sobre el papel, ya cumplían con todos los requisitos para firmar ese concierto de plazas con la administración autonómica. De hecho, la negociación iba tan avanzada que desde la propia comunidad en Cádiz se asegura que se llegó a realizar "la entrega de garantía", uno de los pasos finales antes de concertar un centro. La sorpresa para esta comunidad religiosa ha llegado cuando la Junta de Andalucía ha comunicado que finalmente no podrá firmar el concierto ante la falta de disponibilidad económica, según ha informado a este periódico una portavoz de las Hijas de la Caridad.

Y aquí es donde ha llegado el problema en el centro de Candelaria: ante la marcha atrás de la Junta, mantener en plantilla a todo el personal contratado y hacer frente a la inversión de la obra realizada es inviable. "No hay ingresos suficientes para pagar a ese personal", explica la portavoz de la residencia.

Según las Hijas de la Caridad, aunque el centro llamado Dulce Nombre de María es privado, no hay una cuota establecida, sino que cada residente aporta lo que puede en función de su pensión. Y la única ayuda que reciben actualmente es la del servicio residencial, que se aplica en once de las 47 plazas.

Así las cosas, la comunidad religiosa está estudiando desde Sevilla las posibles soluciones que se pueden poner en práctica para salvar la situación, ante la imposibilidad de mantener el servicio que prestan con las cuotas con las que actualmente contribuyen las residentes y sin el concierto de plazas por parte de la administración autonómica. Por el momento, se desconoce cuáles serán las alternativas que plantearán las religiosas de cara al futuro de este centro geriátrico (que podría afectar a la actual plantilla de trabajadores, a las ancianas residentes o incluso al propio geriátrico si la situación se convirtiera en irreversible y hubiera que tomar medidas drásticas).

Actualmente, la residencia de mayores Dulce Nombre de María tiene ocupadas sus 47 plazas. Y según las Hijas de la Caridad, hay una lista de espera que supera a las trescientas personas mayores que aguardan la posibilidad de ocupar plaza en este edificio de la plaza de Candelaria.