Farru y la apoteosis del compás cierran el festival Verso Libre en Cádiz

El bailaor sevillano cautiva al público con una apasionada clase magistral en una Casa de Iberoamérica en la que resonaron las palmas por bulerías

"Cuando andamos y cuando sonreímos hay compás y cuando amamos tiene que haber compás, porque es una gran desgracia perder el compás en el amor"

"En el compás está la vida; el compás está en los latidos del corazón"

Ángeles Toledano (presencia en Cádiz de Verso Libre): "Quiero contar lo que pasa ahora, pero desde el flamenco"

Farru cierra con una clase magistral el festival Verso libre en Cádiz / Iván Barba

El bailaor Antonio Fernández Montoya, Farru, remató con un taconeo apoteósico en forma de apasionada clase magistral sobre el compás en el flamenco el Festival Iberoamericano de Música y Literatura Verso Libre que se viene celebrando en Cádiz desde el pasado 28 de mayo. Lo hizo este sábado 31de mayo embelesando a un público que disfrutó a raudales aprendiendo a tocar las palmas por bulerías como ejercicio práctico e hilo conductor de su masterclass.

Acompañado al cante por Juan Fernández El Negro y El Lolo a la percusión, Farru explicó los se secretos del compás como piedra clave del flamenco, por encima de la música, de la armonía, y de su historia. "Cuando andamos, cuando sonreímos y hasta cuando estamos en silencio hay un compás; y cuando amamos tiene que haber un compás, porque en el amor se dan grandes desgracias por haber perdido el compás", dijo el bailaor sevillano. "El compás es anatómico y atómico", añadió. "En el compás está la vida; y el compás está en los latidos del corazón", sostuvo Farru, al tiempo que se arrancaba en un palpitante baile por sístoles y diástoles que le pellizcó las entrañas a más de una y de uno en la última parte de su intervención.

Farru, en un moento de su clase magistral.
Farru, en un moento de su clase magistral. / Iván Barba

El nieto de mítico Farruco negó rotundamente que el flamenco sea un género musical más. "El flamenco es una cultura, una manera de ser, una forma de estar en el mundo", sostuvo. "Se puede ser flamenco, pertenecer al flamenco sin ejercer el flamenco", argumentó el artista, quien subrayó que "el carácter es imprescindible en el flamenco" y que es necesario emocionarse para poder llegar a transmitir. "Cuando escucho, me emociono y cuando me emociono transmito; los flamencos somos como unos grandes [aparatos] transformadores de emociones", puso como ejemplo.

Farru se confesó un eterno alumno en permanente aprendizaje y defendió que más allá de los niveles de conocimientos adquiridos, lo realmente importante es transmitir. "No hay nadie mejor ni peor en el flamenco. Hay quien transmite y quien no transmite", dijo citando a Camarón. Y aclaró: "El flamenco no es cantidad, es calidad; el flamenco no es competir, es compartir", añadió.

El público disfrutó de lo lindo tocando las palmas.
El público disfrutó de lo lindo tocando las palmas. / Iván Barba

Ante Casilda Varela Ampuero, la mujer con la que Paco de Lucía compartió tres décadas de su vida, y de su hija, Casilda Sánchez Varela, presidenta de la fundación que lleva su nombre y una de las entidades organizadoras del festival, Antonio Fernández Montoya contó una anécdota vivida con el genial, con el monumental guitarrista algecireño, con quien tuvo el honor de trabajar en varias giras nacionales e internacionales:

"Estábamos en Rusia y hacía un frío que pelaba. Actuábamos cinco días y yo, que no me pongo malo nunca, me encontraba fatal. Me dijo que no me preocupase, que no fuera a bailar, pero yo me dije: me tienen que matar para no ir a bailar. Como mis fuerzas y mi estado no me permitían hacer lo que tenía previsto, hice las dos cosas que pude. De esos cinco días, el día que el maestro me dijo más 'oles' fue ese. Y luego cenando me comentó: me ha encantado cómo has bailado hoy. Y le dije: 'Maestro, pero si no podía...' Y me contestó: 'Hoy has hecho lo que tenías que hacer. Con 20 años, le pegas dos patadas al suelo y lo partes, pero con la edad la fuerza se te va a ir y tendrás que buscar otra cosa. Y hoy has buscado otra cosa: has buscado la verdad, el transmitir, y te ha dado igual todo lo demás. Has hecho lo que te permitía tu cuerpo'. Porque no hay manuales ni universidades en las que se explique con cuánta fuerza hay que dar una patada".

"¿Qué quiero decir con esto? Pues que cualquiera con un poquito de compás, con un poquito de oído y con un poquito de ángel, que hay que tenerlo, puede llegar a que le digan un 'ole', porque si se hace sin ángel, no es un 'ole', sino un 'uy' lo que te dicen. Y entre 'ole' al 'uy' hay una línea casi invisible. Y aquí no hay trofeos que valgan. Un 'ole' es el mayor premio en el flamenco", concluyó Farru.

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