Explosión de 1947

La explosión que cambió Cádiz

  • La deflagración del polvorín de la Armada en San Severiano marcó buena parte de la segunda mitad del siglo XX en Cádiz

Una de las zonas de extramuros destruida por la Explosión

Una de las zonas de extramuros destruida por la Explosión / D.C.

Canal Sur emite hoy documental sobre la Explosión de 1947. No es el primero ni será el último pero se une a una tendencia en los últimos años de estudiar y sacar a la luz uno de los episodios más trágicos de la historia de Cádiz que, producido en un base militar en pleno franquismo, fue silenciado durante décadas convirtiéndose incluso en un tabú para muchas familias gaditanas.

Hoy, pendiente de la construcción de un centro adecuado para perpetuar la memoria de los más de 150 muertos en esta tragedia, se mantiene abierta en el Castillo de Santa Catalina una exposición que recorre las causas, los protagonistas y las víctimas de esta explosión. El proyecto, auspiciado por un reducido grupo de gaditanos, con José Antonio Aparicio, principal investigador de este suceso, a la cabeza, no acaba de contar con el decidido y necesario apoyo de las administraciones para crear un centro que traslade a la ciudadanía la realidad de estos hechos.

La explosión destruyó la base de defensas submarinas que se encontraba ubicada en el barrio de San Severiano, donde hoy se levanta el Instituto Hidrográfico. En una nave mal acondicionada se apilaban minas de distintas épocas. Aunque ya antes de esta fecha se había advertido del riesgo de la presencia de este armamento en una zona poblada, nada se hizo para su desalojo.

La Explosión rompió muchas familias La Explosión rompió muchas familias

La Explosión rompió muchas familias / Exposición Explosión 1947

A las diez menos diez de la noche del 18 de agosto de 1947 estallaron las minas guardadas en el almacén número 1. Murieron más de 150 personas, entre ellas decenas de niños que residían en los centros asistenciales ubicados en las cercanías. Murieron también muchas familias que pasaban sus vacaciones o vivían en los chalés que entonces ocupaban esta zona de la ciudad.

La explosión hirió a más de 5.000 personas. Destruyó cristales y monteras en el casco histórico, aunque la onda expansiva quedó mitigada por la presencia de las murallas. Las puertas de la Catedral quedaron afectadas, como otros 200 edificios de la ciudad.

En un país hundido aún por los efectos de la Guerra Civil, las ayudas llegaron pronto aunque no en la cantidad necesaria. Tropas de la Armada de San Fernando se volcaron en los trabajos de desescombro y primeros auxilios mientras se intentaba reponer el fluido eléctrico y el servicio de agua potable en toda la ciudad.

Uno de los chalés afectados Uno de los chalés afectados

Uno de los chalés afectados / Exposición Explosión 1947

Durante largo tiempo muchos de los afectados llegaron a dormir en tiendas de campañas.

El gobierno de Franco incluyó en la ciudad dentro de departamento de Regiones Devastadas, creado para atender la reforma de las ciudades destruidas por la guerra. 

Las ayudas, especialmente en materia de vivienda, llegaron lentamente. Diez años después aún estaban pendiente la ejecución de muchos proyectos para dar habitación a quienes no la tenían.

Dos de los paneles que se pueden ver en el Castillo de Santa Catalina Dos de los paneles que se pueden ver en el Castillo de Santa Catalina

Dos de los paneles que se pueden ver en el Castillo de Santa Catalina / Exposición Explosión 1947

El Ayuntamiento elaboró el primer Plan de Ordenación Urbana. Aunque el diseño estaba bien planteado, pronto se ignoró. La ciudad de los años 50, 60 y principios de los 70, creció en extramuros de forma desmesurada. Los barrios de familias sin recursos fueron los peores tratados a la hora de atender los servicios más básicos de la población.

Habría que esperar a la llegada de la democracia para que el Ayuntamiento homenajease a los héroes de la Explosión, encabezados por el almirante Pascual Pery Junquera, que junto con un grupo de soldados evitó una segunda deflagración. Años después se levantó un monolito en la plaza de San Severiano en recuerdo a las víctimas a la vez que se normalizaba la publicación de libros y artículos sobre esta tragedia.

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