Una empresa sevillana compra Pasquín, 1, una casa palacio del siglo XVIII única en Cádiz
El edificio tiene un grado de protección arquitectónica, de manera que podría convertirse en un hotel
Los nuevos hoteles salvan de la ruina muchas casas palacios de Cádiz
Parece claro que la mayor parte de la rehabilitación del patrimonio arquitectónico residencial del casco histórico de Cádiz depende de promotores y constructores con sede social en otras ciudades y otras provincias, con predilección por parte de quienes ejercen su negocio desde Sevilla. Si una empresa hispalense anunciaba hace unos días la construcción de 15 viviendas en la enorme finca de la Plaza de San Juan de Dios esquina con Lázaro Dou, una firma de la misma capital andaluza acaba de hacerse con la propiedad de Pasquín, 1, una casa palacio de siglo XVIII única que hace ya bastantes años compró el dueño de un conocido establecimiento de hostelería con indudable encanto histórico como el restaurante Café Royalty de la Plaza Candelaria, también originario de la ciudad de La Giralda.
La casa palacio de Pasquín, 1, de estilo barroco, está incluida bajo esa tipología en el Subcatálogo de Edificaciones Protegidas de Arquitectura Residencial Histórica del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), documento que le otorga un Grado de protección 0 (monumental), de manera que podría convertirse en un hotel, pero no en apartamentos turísticos ni mucho menos en viviendas de uso turístico, tal y como se estableció en la moratoria municipal aprobada en pleno en mayo de este año para intentar frenar la proliferación de estos alojamientos que tanto daño han hecho al mercado del alquiler residencial y a los ciudadanos que dependen y necesitan de un hogar a precio asequible.
En la descripción y reseña histórica, el PGOU la define como “edificación con tipología de casa palacio, con patio principal cuadrado centrado, con galería abierta de tres lados y escalera de cuatro tramos. La fachada tiene casapuerta centrada y plantas altas diferenciales. Tiene torre-mirador. Esta casa palacio de estilo barroco constituye uno de los ejemplos de más personalidad”. En el apartado de valoración, el máximo documento urbanístico del municipio le otorga valores propios de tipo tipológico, emblemático e histórico, además como el de la homogeneidad de la fachada en cuanto a valores del entorno, y recuerda que está incluido en la base de datos del Patrimonio Histórico de Andalucía.
"Medidas preventivas urgentes"
Como elementos de interés, el subcatálogo del PGOU destaca el patio con viguerías de madera y azulejos entre las alfajías, y como elementos protegidos, “los indicados en el plano adjunto: Torres, lápidas y ornamentos”. Entre las actuaciones recomendadas destaca el PGOU obras de restauración, conservación o consolidación para la recuperación íntegra del edificio, y entre las actuaciones obligadas, “medidas preventivas urgentes para detener el deterioro del edificio y garantizar la seguridad y la salubridad”.
Tal y como ha denunciado en varias ocasiones y ha publicado en este periódico el historiador gaditano Juan Antonio Fierro Cubiella, el edificio se encuentra en un lamentable estado de conservación, pese a que la anterior propiedad acometió algún que otro trabajo de restauración absolutamente mínimo para garantizar la supervivencia del inmueble. De hecho, en 2014, Fierro Cubiella alertaba del “deplorable aspecto que presentaba el muro esquinero de la casa, con dibujos esgrafiados de tipo gaditano embutidos en el mortero, dónde aún se aprecia el contrate entre el rojo almagreño y el blanco de la cal”. Y sostenía que “ello deja en entredicho la responsabilidad municipal, además de aspecto de seguridad de las personas que transitan por el lugar, en lo relativo a la recuperación de estos elementos ornamentales propios de Cádiz”.
La saga de los Pasquin gaditanos
“La calle Pasquín se inscribe dentro del intramuros gaditano, y en pleno barrio de La Viña, poniendo en comunicación los callejones de Cardoso con el Campo del Sur. Su nombre queda lejos de estar relacionado con los panfletos o comunicados que anónimamente se ponían por las esquinas; realmente está vinculado con la familia Pasquin [así, sin tilde] que se avecinó en esta vía levantando allí su residencia. El edificio con el número 1 se emplaza en la esquina derecha con los callejones, según se sube, por lo que tiene una fachada a cada calle”, explica Fierro Cubiella.
“Los Pasquin eran oriundos de Niza, cuando esta ciudad era italiana y estaba incluida dentro de los territorios de la región de Saboya, con los que siguieron vinculados a través de tíos y primos. Los datos familiares más antiguos hacen referencia a dicha ciudad, donde vivía Francisco Pasquin, que casó con Isabel Martini. El hijo de estos, Juan Pasquin Martini, contrajo matrimonio con Catalina Ponsse los que se desplazarán y establecerán su domicilio en Cádiz, en un ámbito relacionado con actividades comerciales”, aclara el historiador.
“Juan fallecería el 1 de noviembre de 1734, cuando contaba treinta y siete años y tenía seis hijos, siendo enterrado en la Iglesia del Convento de San Agustín al que pertenecía uno de sus hijos. Éstos se configuran como la primera generación gaditana de este apellido, siendo Ana María Pasquin Ponsse, el miembro que nos ofrece un mayor interés, al ser depositaria y heredera de un rico patrimonio”. Añade Fierro Cubiella.
"Uno de los escasos modelos de la mejor y más genuina arquitectura gaditana de finales del XVIII"
“La residencia familiar que comenzó a levantar Juan Pasquin Martini no debió concluirse hasta 1766 según consta en la lápida existente sobre la puerta, aunque quien la disfrutó plenamente fue su hija, la referida Ana María Pasquin Ponsse, casada con Gregorio Castañeto. Ésta se encargará de dotar al edificio de un ‘estatus singular’ para conservar íntegra su propiedad. Delegó sólo las funciones de gestión para lo que instituyó la figura de ‘administradora’ nombrada mediante mayorazgo femenino, en la persona de su hija Manuela, y que ha seguido funcionando hasta hace bien escaso tiempo; situación de la que desconocemos la resolución jurídico legal que se haya sido posible aplicar. Lo cierto, y es sobre lo que llamamos la atención y nos interesa, es que es uno de los motivos por el que la construcción ha llegado ‘intacta’ y completa hasta nuestros días, y necesita que se actúe con urgencia sólo en zonas puntuales”.
“El edificio en su conjunto constituye uno de los escasos modelos de la mejor y más genuina arquitectura gaditana de finales del XVIII en el que se dispone: planta baja (para almacén), entresuelo o zona comercial de oficinas, piso principal para los propietarios y superior para el servicio; azotea para captación de aguas y torre para control comercial del mar”.
“La decoración resulta llamativa en todos los ámbitos; así en su cornisa ondulada, la escalera tipo imperial que se va subdividiendo en dos; la lacería de tradición mudéjar del trasdós de estos accesos; los mascarones (que me dicen en la segunda planta), las puertas de casetones y la de entrada con grapones. En su estrecho patio, todo es llamativo; los herrajes, la decoración con azulejos vidriados que decoran las alfajías de sus corredores, y sobre todo la hornacina con la talla en mármol de la Virgen de los Ángeles que se inscribe sobre el arco de la escalera".
“No menos elegante y original nos resulta el exterior y sobre todo el remate superior de cornisa ondulada o los profusos y originales dibujos de sus muros esquineros que se nos presentan como únicos y compuestos por dos estrellas de trazos diferentes blancas insertas en el hormigón almagreño de fondo, configurando un agradable contraste. Llamativa nos resulta su torre con esgrafiado en sus cuatro frentes y que añade en sus esquinas además el color amarillo en dibujos trenzados; el remate es realmente primoroso y se configura con una garita de bovedilla cubierta y huecos de acceso para las palomas”.
"Un patrimonio por cuya conservación deben velar las instituciones"
“Un patrimonio que ha logrado no sin cierta dificultad y por actuaciones recientes de las que quedan huellas, salir airosa de la cruel corriente restauradora imperante, y que son piezas únicas dentro de la arquitectura local. Por ello bien merecería prestarle mayor atención, en principio por la peligrosidad que pueda ofrecer al transeúnte, y por otro por la prevención y cuidado que ello debe conllevar para intentar a la vez salvar cualquier dato que aún se pueda obtener en aquellos abandonados muros con idea de poder recomponerlo y recuperar el dibujo y esplendor original que tuvo. Una rehabilitación que, por lo tanto, debiera ser especialmente sensible y que debe aplicarse con la mayor protección (la casa tiene el máximo aplicable) y con un exquisito cuidado para que podamos volver a admirar aquella rica decoración. Los organismos e instituciones existentes para estos fines son los que sostienen la responsabilidad para que estos hechos no proliferen y ante la urgencia podrían tomar la iniciativa antes de que las posibles medidas sean tardías o los daños se hagan irreparables”.
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