El capitán de navío Manuel García Ruiz repite como comandante del Juan Sebastián de Elcano en su XVC crucero de instrucción. Estas son sus impresiones, con “orgullo e ilusión”, poco antes de partir del muelle gaditano, que acoge este viernes una nueva jornada de puertas abiertas.

-Hacía ya tiempo, antes de la pandemia, que en Cádiz no había jornadas de puertas abiertas, ¿había ganas de vivir ya una salida desde la ciudad con normalidad?

- En efecto, la sociedad en su conjunto y, en particular, la Armada, con todas las prevenciones necesarias, estamos yendo hacia la normalidad tan ansiada por todos. Por parte de la dotación se respira un clima de nervios contenidos y de cierta emoción al saber que volvemos al formato tradicional de despedida, en el que nuestra querida ciudad de Cádiz se vuelca con el buque. Tendremos jornadas de puertas abiertas el jueves 12 y viernes 13 y diversas actividades, en las que esperamos que este reencuentro de Cádiz con el "Elcano" recupere su esencia y podamos disfrutar de la presencia de los gaditanos a bordo.

-¿Cómo se viven y se preparan estos días antes de la salida?

-Son unos días de intenso trabajo. Cualquier buque de la Armada ha de alistarse durante el período previo a su salida a la mar. En nuestro caso, al permanecer durante un largo período, más de 6 meses, fuera de nuestra base, hemos de preparar el barco para poder afrontar cualquier necesidad de la mejor forma posible. Hemos finalizado las últimas obras y acciones de mantenimiento para que el buque salga a navegar con todas sus capacidades a pleno rendimiento y los últimos días embarcamos todo tipo de víveres, desde productos frescos a congelados. Es importante llevar a bordo producto español, que es el que más se echa de menos fuera de casa. Asimismo, tenemos previsto desarrollar un ambicioso programa de actividades en el puerto de Cádiz, desde una visita al Ayuntamiento a conferencias, exposiciones e incluso homenajes a marinos españoles, sin olvidar la tradicional misa y procesión de la Galeona, que este año navegará con nosotros.

-95 años ya del buque escuela de la Armada, ¿cómo está el barco?

-El veterano, pero aún joven, buque va camino de su centenario con buen andar. Son solamente sus primeros 100 años de otros muchos que seguro vendrán por la proa. La Armada, a través de la Jefatura de Mantenimiento del Arsenal de Cádiz, está ejecutando un plan de mantenimiento que incluye la revisión y mejora o sustitución de equipos o partes estructurales para asegurar su operatividad.

-Además tras unas importantes obras, ¿qué se ha reformado en el buque para este viaje?

-Por una parte, se han renovado todos los espacios de habitabilidad de marinería con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la dotación. Por otro lado, se han revisado y actuado sobre refuerzos estructurales en la tercera sección, así como en espacios y equipos de máquinas o de navegación. El cambio más notable ha sido la sustitución del palo mesana, tras casi 30 años, por uno nuevo, así como una botavara. Manteniendo la esencia y el aspecto clásico que caracteriza al buque, tratamos de dotarlo de los mejores sistemas que garanticen su seguridad y su navegación, así como la mejora de las condiciones de vida de la dotación.

-Parará en 7 países, ¿qué escalas y actividades destacaría de estos próximos meses?

-Llevaremos a cabo la decimosexta vuelta a Sudamérica, retornando a puertos de países que han sido visitados con cierta frecuencia a lo largo de la historia del buque y a los que nos unen profundos vínculos históricos y lazos de amistad. Tras una escala en Santa Cruz de Tenerife, recalaremos en Río de Janeiro, Buenos Aires, Punta Arenas, El Callao, Cartagena de Indias, Puerto Limón (Costa Rica), finalizando nuestro periplo americano en los puertos estadounidenses de Pensacola y Nueva York antes de regresar a España. Son puertos, todos ellos, en los que la acción de "embajada a flote" de España se verá reforzada por el simple hecho de que la dotación pueda mezclarse con la población local, conocerlos y disfrutarlos. Además, desde el punto de vista marinero, además de cruzar dos veces el Atlántico, navegaremos por lugares de gran interés o belleza, como los canales patagónicos o el Canal de Panamá.

-¿Mucha dotación de nueva incorporación o repetirán el viaje buena parte del grupo? ¿cómo ha sido su preparación?

-Hay mucho personal que repite navegación a bordo, bien por continuidad, bien porque ya hicieron algún crucero de instrucción en el pasado. Contamos con grandes profesionales que aman al buque y que no dudan en retornar para seguir navegando en él. Siempre es bueno contar con personal que conozca la compleja maniobra de este buque para poder operar con seguridad y para adiestrar al personal de nuevo embarque. Dicho personal, el nuevo, es mayoritariamente de marinería recién salidos de sus escuelas de formación. Es personal profesional al cual se le ha ido adiestrando e instruyendo estando en puerto, y que en seguida se adaptan y acostumbran al ritmo de trabajo a bordo cuando el buque se encuentre en la mar.

-Entiendo que de Cádiz y su provincia hay representación.

-Siendo éste un buque cuya base es La Carraca, en San Fernando, y con una relación tan estrecha con la propia ciudad de Cádiz y con su Bahía entera, podría decirse que toda la provincia lo siente como suyo. A bordo, más del 70% de la dotación es originaria de la provincia de Cádiz, lo que da testimonio del cariño y cercanía con la que se siente este buque en la zona.

-¿Cuántos guardiamarinas se formarán en esta ocasión?

-Son 74 guardiamarinas correspondientes a las promociones 425 del Cuerpo General de la Armada y 155 del Cuerpo de Infantería de Marina. Una cifra muy similar a la del crucero anterior.

-Comentaba usted en la presentación del crucero en San Fernando que la Armada seguirá apostando por este buque y por esta formación, aunque pueda parecer anticuada, ¿a qué se refería? ¿qué se consigue para los futuros oficiales en estos meses?

-Anticuada en el sentido de que se trata de una forma de navegar, a vela, que se remonta a los principios de la navegación, que hoy está superada porque existen sistemas de propulsión más modernos y rápidos. Sin embargo, la navegación a vela permite sumergirse en la mar y vivir y convivir con ella. La ausencia de ruido, la necesidad de adaptarse a las condiciones de viento, la navegación pausada, las observaciones astronómicas y las largas travesías, de hasta un mes o más en la mar, sin tocar puerto, son aspectos que forjan a nuestros futuros oficiales, les impregnan de la mar y les hacen  más permeables a adquirir unos valores como el compañerismo o el esfuerzo, relacionarse de forma cercana y continua con sus mandos y subordinados y aprender de todos ellos. Buscamos unos oficiales con una formación integral, que se desarrollen como personas y que sean nuestros futuros líderes.