La fase 2 que se inicia el próximo lunes, y en el que salvo sorpresas estará dentro Cádiz, va a permitir la celebración de matrimonios civiles y religiosos prohibidos desde el inicio del estado de alarma.
Los enlaces, en todo caso, tendrán sus limitaciones pensando siempre en la seguridad sanitaria. Así, salvo que la orden que dé paso a la fase 2 se modifica el planteamiento inicial, el límite de personas que acompañen a la pareja será de un máximo de 50 personas en lugares cerrados y de 100 en espacios abiertos, siempre y cuando no se supere el 50% del templo o local de celebración, lo que en algunos casos supondrá rebajar esta cidra.
Los dos meses de celebraciones suspendidas no significa que haya cola de espera. Desde el inicio de la pandemia muchas de las bodas programadas en el conjunto de la provincia se han suspendido y trasladado hasta el año que viene. En todo caso, los meses de marzo, abril y mayo no son los preferidos para las parejas, que optan más por los meses de verano y, sobre todo, por el mes de septiembre.
El año pasado y en el conjunto de la provincia entre marzo y mayo se celebraron 900 bodas tanto civiles como religiosas. Y ya en junio comenzó a dispararse la cifra al llegar a 626 en un solo mes.
El convento de San Francisco de Cádiz es uno de los templos preferidos para las bodas en la capital, junto a el Carmen y Santo Domingo. Desde el inicio de la pandemia las bodas que estaban programadas en estos meses y hasta llegar a septiembre se han aplazado hasta el años 2021. Incluso una que sigue en pie, prevista para septiembre, está en el aire pues uno de los contrayentes reside en el Reino Unido y nadie sabe si para esa fecha se podrá hacer un viaje entre los dos países.
La misma iglesia sí mantiene programadas dos bodas en octubre y una en diciembre.
En cuanto a las bodas civiles que se celebran en el Ayuntamiento, que van en aumento, todo dependerá del plan de desescalada y las medidas de seguridad que se están introduciendo en el edificio de la plaza de San Juan de Dios.
En San Fernando, el arcipreste de la ciudad, también párroco de la iglesia castrense de San Francisco, Gonzalo Núñez del Castillo, reconoce que muy pocas bodas de este año se han mantenido, sobre todos las previstas en junio y julio. "En nuestro caso hay alguna puntual en agosto y también en septiembre, pero la mayoría han llamado para retrasarlas al año que viene por el tema de los invitados y de la adaptación de los locales de celebraciones", comenta.
El párroco de La Pastora, Luis Palomino Millán, señala que se han suspendido el 95% de las bodas de este año, en buena medida organizadas para este periodo de primavera y verano. Algunas siguen adelante para octubre y diciembre, pero son las menos, advierte.
En la iglesia conventual del Carmen la próxima boda tiene fecha de julio. "En la primera semana", señala el párroco, Emilio Sánchez Solana, que informa de que la mayoría de las ceremonias de mayo y junio se han trasladado al mes de septiembre, "cuando se nos va a acumular el trabajo", aunque tienen alguna baja.
En Puerto Real, ya se han anulado la gran mayoría de las bodas ya se han anulado, siendo pocas las parejas que están esperando a ver cómo evoluciona la desescalada. En todo caso, en la parroquia de San Sebastián la primera que está programada y que sigue en pie está fijada para el 15 de agosto.
La celebración tras el acto civil o religioso también estará muy limitado. Por lo pronto, con la fase 2 los locales de hostelería tendrá limitado su aforo en el interior al 40% del total, y el 50% en las terrazas, mientras que las reuniones particulares se limitan a un máximo de 15 personas. Lo que sin duda será un considerable ahorro para los contrayentes.
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