El proyecto de reconversión de los antiguos depósitos de tabaco de Loreto, el plato estrella de la Edusi en Cádiz, no está teniendo toda la suerte que debiera. O mejor dicho, está perseguido por el mal fario. Y es que la renuncia de la empresa que iba a ejecutar las obras se une al primer varapalo que se conoció a principios de año y que dejó el proyecto en un tercio de la superficie que en un primer momento se planteó a esta inversión europea de la Edusi.

El proyecto básico contemplaba un macrocentro de promoción social, cultural, laboral y económico en los antiguos depósitos, utilizando tres de sus amplias naves y los espacios que las separan (donde están los andenes por donde llegaba antiguamente el tabaco a través del ferrocarril). Pero tras su redacción y presentación, no antes, el Ayuntamiento encargó un estudio más a fondo de las patologías de los depósitos, que concluía "la necesidad de llevar a cabo la demolición y reposición del forjado y cubierta". Una actuación cuyo coste disparaba la previsión económica inicial del proyecto y la capacidad financiera del Ayuntamiento.

La solución planteada entonces por el gobierno local fue renunciar a dos tercios, nada menos, de aquel proyecto; y concentrar toda la actividad y usos que iban a tener los tres grandes almacenes, con sus dos espacios entre naves y las zonas verdes en un solo almacén. De los casi 8.000 metros cuadrados de superficie inicial a los poco más de 4.000 actuales.

Con el proyecto notablemente minimizado, el Ayuntamiento sacó en abril a licitación las obras, por más de 5 millones de euros. Y sólo obtuvo el interés de una empresa, a la que se le adjudicó y que a última hora, como ha informado este viernes Diario de Cádiz, ha renunciado a la obra al no formalizar los últimos documentos antes de firmar el contrato.

El Ayuntamiento de Cádiz busca ahora solución a este nuevo revés de su proyecto estrella, sabedor de que si no cumple con las exigencias europeas se queda sin actuación y, para colmo, tendría que devolver la financiación concedida.

Según fuentes municipales, las opciones pasan por volver a licitar de forma inmediata las obras. Pero conviene señalar que, en primer lugar, a la anterior licitación sólo se ha presentado una empresa, que terminó renunciando; y, en segundo lugar, que el tiempo corre cada vez más en contra para terminar antes del 31 de diciembre de 2023 (plazo límite marcado por Europa) una intervención que tiene un plazo de ejecución previsto en 15 meses.

A estos inconvenientes se suman el que también reconoce el propio Ayuntamiento, que ante el encarecimiento de los materiales de la construcción habla de "incrementar la partida en el nuevo pliego", algo a priori muy poco factible para una administración local sin recursos y una obra de más de 5,5 millones de euros cuyo incremento medio se estima entre el 10 y el 20% (es decir, entre medio millón y un millón de euros que tendría que aportar el propio Ayuntamiento).