Cuenta atrás para la reapertura de dos iglesias cerradas en Cádiz
La Castrense está a la espera de los Presupuestos Generales del Estado para tener luz verde a las obras que permitirán recuperar el culto
La hermandad del Caído ya trabaja para el regreso a su capilla en el Parque Genovés

Cádiz tiene una suerte y un problema, a partes iguales; una suerte de contar con un patrimonio religioso más que destacado, con edificios que son ejemplos arquitectónicos y atractivos culturales de la ciudad y que además conservan piezas y bienes que tienen las mejores firmas de todas las épocas de la Historia del Arte; y un problema a la hora de conservar ese patrimonio, muchas veces sin los recursos necesarios y en otros casos sin apoyo institucional alguno. El centro histórico de la ciudad está lleno de iglesias, a cual mejor; y tiene Cádiz la suerte de que sólo tres de ellas se encuentren actualmente cerradas al culto. Y de esas tres, en dos de los templos ya se trabaja para reabrir las puertas.
En ese trabajo de conservación y puesta en valor del enorme legado patrimonial religioso que ha recibido el Cádiz del siglo XXI destacan actualmente dos proyectos que culminarán, más pronto que tarde, en la reapertura de dos iglesias que han experimentado diversas vicisitudes, y que están separadas apenas por unos metros, formando incluso parte de la misma manzana.
La primera de ellas es la parroquia del Santo Ángel Custodio, la Castrense, que empieza a ver más cercana la deseada reapertura después de un cierre que conmocionó a la ciudad hace ya casi dos años cuando el derrumbe de la linterna del edificio obligaba a suspender súbitamente el culto que se había recuperado apenas meses antes, tras una rehabilitación integral del templo.
El arreglo que necesita la Castrense para reabrir al culto está ya únicamente pendiente del Gobierno central; y, más concretamente, del Presupuesto General del Estado, que es el documento que debe dar vía libre a la partida económica que necesita el templo para hacer las obras necesarias que garanticen la seguridad estructural nuevamente y permitan que -al fin- la parroquia pueda recuperar la normalidad.
Alrededor de 300.000 euros suma el presupuesto de las obras necesarias en la Castrense, una actuación que además se estima en una horquilla de tiempo entre seis y ocho meses. Este proyecto, según ha confirmado el párroco, César Sarmiento, ha sido ya redactado y cuenta incluso con las autorizaciones pertinentes de las administraciones (Ayuntamiento y Junta de Andalucía), a la espera únicamente de que el ejecutivo de Pedro Sánchez adopte alguna decisión respecto al Presupuesto estatal para que el Ministerio de Defensa tenga vía libre para actuar en la iglesia y permitir su reapertura al culto. Todo ello cuando se van a cumplir (en apenas un mes) dos años desde el derrumbre que provocó el cierre que se mantiene a día de hoy, con las consecuencias de deterioro interior que puede tener mantener esta situación prolongada en el tiempo.
Prácticamente a la espalda de la Castrense, frente al Parque Genovés, ya se trabaja en la reapertura al culto de la capilla de Jesús Caído. La hermandad hace ya tiempo que se marcó como prioridad regresar a la que es su sede canónica, y poner fin a su estancia temporal que va a sumar 17 años en San Francisco.
En estos momentos se está ejecutando unas obras para culminar la rehabilitación del edificio religioso que, en gran medida, quedó lista junto a la reforma del colegio mayor anexo. En este sentido, explica el hermano mayor, Mauricio García, que se están ejecutando dos espacios en altura que se utilizarán como almacenaje una vez se trasladen los titulares y los enseres más propios del culto interno a esta capilla; además de haber realizado algunas mejoras o corrección de deficiencias en el edificio.
Una vez culminen estos trabajos, se dará inicio a lo que García denomina “obra religiosa”, que no es otra cosa que la preparación definitiva de la capilla a ese uso de culto al que está llamada. Para ello, Adrián Hidalgo (que es hermano de la cofradía y que realiza numerosos trabajos para hermandades, habiéndose encargado de la nueva puerta de Santa Catalina que se bendijo el Jueves Santo, entre otros muchos diseños y actuaciones) ha ideado un altar que él mismo construirá en madera y que tiene dos peculiaridades llamativas. La primera es que está concebido para que tanto el Señor Caído como la Virgen de los Desamparados ocupen ese retablo principal de la capilla, a diferencia de la anterior etapa en la que la Dolorosa ocupaba una hornacina en el lateral; y la segunda es que el altar será móvil, “para poder retranquearlo y ganar espacio cuando la capilla lo requiera, por ejemplo en Cuaresma cuando entren los dos pasos”, explica el hermano mayor. Con este objetivo, Adrián Hidalgo ha ideado un mecanismo que permitirá esa movilidad del futuro altar.
Junto a la construcción del altar, trabaja la cofradía para completar el mobiliario necesario en la capilla, especialmente en lo que se refiere a los bancos o sillas, que tendrán que ser nuevos al haberse perdido por su mal estado los bancos que existían hasta 2008.
El objetivo que se han marcado los hermanos del Caído es poder realizar el traslado al Parque en el mes de octubre, si la obra estuviera lista; recuperando así el culto de esta capilla que vincula más si cabe al Caído con la Universidad de Cádiz.
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