Plan de ahorro energético

Casi todo el comercio de Cádiz asume apagar escaparates y subir el aire, pero no cerrar puertas

  • Algunos establecimientos no cumplieron anoche a las 22:00 con la medida de ahorro impuesta

  • El calor genera quejas de clientes en tiendas de moda y zapaterías a la hora de probarse

Una clienta aprovecha para ver un escaparate todavía encendido a eso de las 22:15.

Una clienta aprovecha para ver un escaparate todavía encendido a eso de las 22:15. / Germán Mesa

El primer día de entrada en vigor de las medidas de ahorro energético impuestas por el Gobierno se tradujo ayer en el comercio del casco histórico de Cádiz en un incremento notable de la temperatura que han empezado a soportar estoicamente los trabajadores y que está generando quejas, sobre todo entre los clientes de las tiendas de moda y de las zapaterías, por ese orden. Y es que desde ayer, los probadores de algunos establecimientos se han convertido en la antesala de una sauna, algo que resultará más llevadero conforme nos vayamos acercando al otoño, siempre que no soportemos una nueva ola de calor lo retrase.

Pese al cumplimiento generalizado de la norma a la hora de regular la temperatura del aire acondicionado no sucedió lo mismo con el cierre de puertas. En la mayoría de los comercios del casco histórico ayer continuaban abiertas, ya sea por carecer de un dispositivo de cierre automático o por no disponer literalmente de hojas, al tratarse de una apertura con cierre de baraja. En un tercer caso, los dependientes alegaban no tener instrucciones al respecto o entender que no están obligados a cerrarlas por disponer de una cortina de aire que impide que el frío salga fuera.

Lo cierto es que tanto en el comercio como en la hostelería predomina un principio fundamental no escrito en ningún sitio pero que forma parte del abc de ambos sectores: las puertas sólo se cierran cuando el establecimiento ha cumplido su horario de apertura al público. Precisamente en algunos han elegido mantenerlas de par en par a encender el aire acondicionado, una opción que cuando aprieta el calor sólo funciona en locales muy ventilados. En otros, una minoría, confesaban no estar todavía al tanto de la nueva normativa o no haber recibido instrucciones expresas de cómo cumplirla por parte de la dirección de la empresa.

Respecto al apagado de los escaparates a partir de las 22:00 horas, no todos cumplieron anoche. Entre un 30% y un 40% de los de la calle Columela permanecían encendidos en torno a las 22:30. Y algunos suspendieron la iluminación de los expositores pero no la de los luminosos. No obstante, la mayoría de los comerciantes lo ve como una medida de ahorro empresarial que puede beneficiar a sus negocios. Eso, sí: hay que ajustar los temporizadores.

Precisamente en esa tarea andaba ayer a mediodía el dependiente de Silbón, una tienda de ropa de la Calle Nueva. Acababa de ser trasladado desde una tienda en Jerez y todavía no controlaba todavía el dispositivo. Sobre la limitación de la temperatura y el cierre de la puerta asegura que aún no le han dado instrucciones precisas.

Un escaparate encendido en torno a las 22:15 de anoche. Un escaparate encendido en torno a las 22:15 de anoche.

Un escaparate encendido en torno a las 22:15 de anoche. / Germán Mesa

En la zapatería Catchalot, en la calle San Francisco, tienen el aire a 27 ºC –pese a que el límite ha quedado rebajado a 25 ºC en los locales comerciales– pero la temperatura que marca el termómetro es de 28 ºC, aunque en algunos rincones de la tienda es mayor. Las puertas permanecen abiertas. Cerrarlas significaría subir por encima de los 30 ºC. Y con ese calor no apetece ni probarse unas chanclas. “No sé si en los próximos días me instalarán unos vaivenes en las puertas. Ya hay algunos clientes que se quejan y se van porque empiezan a sudar en la primera prueba”, dice una de las empleadas.

En otra zapatería, en Payma, en la calle Columela, no tienen puertas. Allí también cumplen con los 25 ºC máximos, que son como cinco grados más detrás del mostrador, bajo los focos halógenos. “Habrá que adaptarse a esto como sea”, dice su encargada, que asegura no saber si terminarán instalando otro tipo de cierre automático.

Muy cerca, en Calzedonia están volcadas en la venta de bañadores y bikinis. Pese a la ligereza de las prendas, las clientas también se quejan a la hora de probarse. “Y mira cómo estoy yo aquí”, dice sudando una de las dependientas a quien también castiga el calor de unos potentes focos halógenos.

En Tramas, una tienda de ropa para el hogar, el estreno ha coincidido con una avería del aire acondicionado, así que con las puertas abiertas cumplen al cien por cien con la normativa. “No sé que harán cuando lo arreglen”, dice la trabajadora al frente.

Este periódico quiso recabar ayer la visión general de Cádiz Centro Comercial Abierto sobre este primer día de aplicación de las medidas del plan de ahorro energético del Gobierno, pero no fue posible obtenerla.

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