Un grupo inversor catalán podría estar interesado en transformar la actual sede de Zara en la calle Columela en un complejo de apartamentos turísticos, según indicaron a este diario fuentes del sector comercial.

La tienda de ropa, la principal marca del grupo Inditex, tiene previsto, inicialmente, dejar Cádiz el próximo junio al no asumir el incremento de la renta que le quiere imponer el propietario del edificio. Hoy abona algo más de 30.000 euros al mes para uno de los inmuebles más grandes de la calle Columela, la principal vía comercial de la capital.

La posibilidad de este cambio de uso ha alertado al sector comercial de la ciudad. Si la posible salida de Zara era ya de por si un importante mazazo a la economía local, y más una vez se salga de la pandemia y haya que apostar fuerte por sectores como el comercio y el turismo, que entre en plena calle Columela un complejo de apartamentos turísticos preocupa especialmente a los empresarios.

El temor es doble. Por una parte, se pierde una pieza muy importante de la oferta comercial del casco antiguo y, por otra, se abre la veda a la llegada de este tipo de hospedaje a una calle cien por cien dedicada a las ventas.

Desde el Ayuntamiento no se tiene constancia oficial de un proyecto de este tipo, según indicó a este diario el teniente de alcalde de Urbanismo, Martín Vila.

En todo caso un proyecto de este calado chocaría de lleno con la nueva ordenanza que el gobierno municipal está elaborando para el control de los pisos y apartamentos turísticos en la ciudad, que han proliferado en los últimos tres años en la capital. Este documento iba a ser debatido en pleno en la sesión de este mes de marzo, que fue suspendida ante el estado de alarma. Ahora se pretende trasladar su debate al pleno de abril, si se celebra finalmente.

Hay que tener en cuenta que administrativamente sería imposible que una actuación como la que se plantea, según los comerciantes gaditanos, en el edificio de Zara esté terminada antes de que entre en vigor la nueva normativa municipal. Se trata de un proyecto en un edificio ubicado en pleno casco histórico, con todo lo que ello supone de documentación a aprobar. Y desde el inicio del estado de alarma se han paralizado todos estos trámites.

"Nosotros estamos trabajando en un modelo de ciudad que busca que el turismo sea accesible, sostenible, medio ambiental y sostenido; que se enraíce y que se sostenga en el tiempo", destaca Martín Vila a este periódico.

Así, se ha analizado barrio por barrio la presencia de este tipo de establecimiento, viendo la incidencia en la vivienda, en el precio de los alquileres y en el propio día a día de la ciudad. Se planteará así la capacidad máxima de acogida de estos centros turísticos. Es un proceso administrativa y legalmente complicado pues el Ayuntamiento de Cádiz va a ser pionero en la puesta en marcha de esta ordenanza.

"La proliferación sin control de estos equipamientos no solo impide el acceso a una vivienda digna, al disparar los alquileres, sino que también genera problemas en el comercio de la ciudad. Partiendo de la hipótesis de que el proyecto de Zara sea así, lo que vemos es una cadena que genera empleo en Cádiz que tiene que irse por la voracidad de quienes quieren sacar mayor plusvalía para su propiedad, convirtiéndola en este caso en apartamentos turísticos".La salida de Zara, anunciada en su momento a los sindicatos de la empresa, dejará en la calle a unos 40 trabajadores, aunque la compañía ya ha anunciado que los recolocará en otras tiendas en la provincia.Junto a Zara Columela y Zara Palillero, Inditex oferta en la capital sus marcas Bershka Stradivarius (con dos tienda, una en la Avenida), Oysho, Massimo Dutti y Leftie (en el barrio de Astilleros).

La tienda de Zara mantenía un elevado porcentaje de ventas, al fin y al cabo Inditex siempre ha tenido a Cádiz entre las ciudades del sur del país más rentables, cuidando especialmente su oferta en el casco histórico. De esta forma, no sería descartable que si se produce la salida de Columela busque nuevos espacios donde mantenerse en Cádiz. En este sentido, hoy por hoy el único edificio que queda libre con una relativa amplitud es el ubicado en la calle San Francisco, donde en su día estuvieron los juzgados de menores y donde, hace década, abrió la primera tienda de Galerías Preciados en la capital.