El castillo de las fantasías está en Cádiz
Desde hace siete décadas, y con especial intensidad en los últimos años, han sido varios y variados los proyectos que se han planteado para darle un uso ciudadano a San Sebastián
El Ayuntamiento convocará un concurso de ideas para el castillo de San Sebastián
La ruina del castillo de San Sebastián 15,6 millones de euros después
La decisión de convocar un concurso de ideas para definir qué uso se le puede dar al castillo de San Sebastián, una de las grandes joyas urbanas de la ciudad que avanza inexorablemente hacia un deterioro costoso de revertir, obliga a desempolvar los numerosos proyectos que se han planteado para este complejo.
Dejando a un lado el riesgo que en esta ciudad supone plantear concurso urbanísticos, cuando hay ejemplos suficientes para adelantar su fracaso (Telegrafía, cuarteles de Varela, avenida del soterramiento, la pérgola del parque Genovés, los monumentos dedicados a la Constitución del Doce...), hay que tener claro antes de quién es la responsabilidad del mantenimiento del inmueble objeto de este concurso (en este caso el castillo de San Sebastián), y exigir que cumpla con su deber.
Desde que esta fortificación dejó de estar en manos del Ministerio de Defensa, la administración central, su legítima propietaria, ha mirado siempre a otro lado cada vez que se ha hablado de afrontar la reforma de este inmenso equipamiento.
Hace ya un tiempo que el Estado dejó claro que no iba a invertir un euro en evitar la ruina del castillo, y que cedía sin problemas su gestión al gobierno de la ciudad. Un Ayuntamiento que, conviene no olvidarlo, no nada en la riqueza como para afrontar una operación de salvamento que se cuenta por millones.
Si se mantiene la intención de organizar este concurso de ideas, el Ayuntamiento debería de recordar los numerosos y variados proyectos que en las últimas décadas se han anunciado para el castillo... con nulo éxito todos ellos.
Un plan tras la Explosión de 1947
El primer proyecto data de mediados del siglo pasado. En aquel momento, apenas unos años después de la Explosión de 1947, el Ayuntamiento diseñó una serie de eventos para celebrar los hipotéticos 3.000 años de existencia de la ciudad, como forma de animar a la alicaída población.
Entre otras actuaciones se barajó transformar el castillo de San Sebastián en un gran teatro para estrenar allí ‘La Atlántida’, la obra que Manuel de Falla había dejado incompleta y que tras la muerte de su maestro culminó Ernesto Halffter.
El proyecto quedó en manos de Casto Fernández-Shaw, uno de los grandes arquitectos de la época.
Proyectó éste el Teatro Atlántico. El mismo suponía levantar en el interior del mismo un anfiteatro para tres mil localidades, con un foso para una orquesta sinfónica y un escenario giratorio, denominado Naumaquia, que permitía la entrada del agua del mar y, con ello, la presencia de barcos durante el espectáculo.
Igualmente se diseñó la gran torre de Hércules, de 56 metros de altura, con salas de exposiciones.
La economía del país no estaba para esos derroches, por lo que el proyecto pasó rápidamente a la historia.
Años más tarde, y recuperado el uso ciudadano tras la marcha de los militares, el Ayuntamiento encargó a Alberto Campo Baeza un estudio preliminar sobre qué hacer en el castillo. No se pasó de una maqueta y la idea de un teatro y equipamientos complementarios.
La gran apuesta llegó con los fastos del Bicentenario.
La Junta estaba dispuesta a tirar la casa por la ventana: allí iba a levantar el Faro de las Libertades, además de salas de exposiciones y zonas de ocio. Todo quedo en el arreglo de las casamatas que, a los pocos meses del final del Doce cerraron sus puertas.
La utilización del castillo durante el rodaje de una película de James Bond dejó la idea de dedicarlo a un parque temático. Después la UCA presentó a Europa un proyecto para un Museo de las Ciencias. Entre medio, fue sede de conciertos hasts su cierre hoy definitivo.
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