El amplio listado de grandes proyectos públicos pendientes que Cádiz lleva arrastrando desde hace décadas, tiene nombre y apellidos. Sabemos cuáles son las administraciones responsables de sacarlos adelante y, en algunos casos, hasta sabemos la finalidad de ellos, sea un solar hoy baldío como un edificio sin uso desde tiempo inmemorial.

Sin embargo, hay un equipamiento en la ciudad que nadie quiere, en el que ninguna administración está dispuesta a poner dinero para su recuperación, mientras su deterioro avanza.

Claro que tiene un dueño, en este caso el Estado. Un propietario que está ansioso por desembarazarse de esta propiedad. Pero que no quiere asumir el coste de su rehabilitación previa.

Hablamos, por supuesto, del castillo de San Sebastián, uno de los tesoros del conjunto de fortificaciones de Cádiz, cerrado al público desde hace casi una década, los mismos años que acumula sin que en sus 40.000 metros cuadrados se hayan ejecutado obras de mantenimiento.

Sólo ahora, y ante la situación casi ruinosa de la zona sobre la que se está trabajando, la Demarcación de Costas está realizando desde hace unas semanas obras de emergencia, con un coste de 865.000 euros.

Los trabajos se centran en la reconstrucción del tramo del lienzo de la muralla que se ha derrumbado, de características similares al original, recuperando en la medida de lo posible los sillares caídos al mar, el refuerzo de la base de cimentación y núcleo con mampostería tradicional de piedra y mortero hidráulico de cal, la consolidación de los elementos deteriorados en peligro de derrumbe y el relleno y consolidación del trasdós de la muralla.

Y ahí se acaba. Una vez terminen estos trabajos, en apenas unas semanas, volverán a cerrarse las puertas del castillo.

Los trabajos en el Doce

Desde Costas se asume el estado de la fortificación. Sus técnicos indican que todo lo que se realizó en 2012, de cara a los fastos del Bicentenario de la Constitución, se mantienen en buen estado de conservación. El problema es lo que en su día no se tocó, y que poco a poco sigue deteriorándose y que puede provocar nuevos derrumbes, como los que ahora se están reparando.

Mantiene la Dirección de Costas su intención de desafectar del dominio público esta fortificación, y proceder a su cesión al Ayuntamiento de Cádiz.

Este proceso administrativo ya se inició en la última etapa de gobierno de Teófila Martínez, pero cuando se ultimó la tramitación ya gobernaba José María González que, antes de asumir la propiedad, reclamó el arreglo de todo este complejo.

Y ni entonces ni ahora, el Estado está en disposición de afrontar una obra de este calado.

No hay un coste claro sobre lo que supondría recuperar el conjunto. En los últimos años se han realizado valoraciones, de cara a pedir fondos de Europa para ejecutar diversos proyectos (como un museo de la ciencia o crear un centro de investigación marina), con inversiones entre los 25 y los 30 millones de euros. No hay más que ver el gasto que ahora se realiza en un pequeño tramo de la muralla, cerca del millón de euros, para tener claro que una operación en todo el conjunto multiplicaría de forma notable esta cifra.

“Costas no puede intervenir en el interior de la fortificación, por lo que lo que está mal cada día va a ir a peor”, alertan fuentes de este departamento.

Por eso se considera que el Ayuntamiento de Cádiz, y su alcalde Bruno García, deberían de “liderar” la operación de impulso de esta operación.

Se tiene claro que solo el Ayuntamiento puede unir a distintas administración para afrontar un plan ambicioso para restaurar todo el castillo, e incluso buscar financiación tanto a través de fondos europeos como fondos privados, como, curiosamente, pretendía Adelante cuando gobernaba.

Todo ello, se constata desde Costas, con un proyecto claro sobre lo que se quiere hacer en estos 40.000 metros cuadrados, pues en base a este modelo será más viable buscar la financiación.

En todo este análisis se choca con la falta de presupuesto de la obra. Desde el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Cádiz se ha barajado la posibilidad de retornar a la situación anterior a 2015, cuando el municipio y el Ministerio de Medio Ambiente realizan inversiones anuales para ir mejorando poco a poco todo el conjunto.

Ahora se considera que lo más efectivo es tener claro qué se quiere para esta fortificación. Algo que en todo caso no parece tan sencillo pues sobre este asunto se llevan años y años discutiendo sin un resultado claro.