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Plan general de ordenación urbana El Estudio de Impacto Ambiental

En el casco antiguo se vive mejor que en el nuevo según el PGOU

  • El Plan General analiza las diferentes zonas de la ciudad desde el punto de vista ambiental y determina que Puerta Tierra sólo le gana a intramuros en cuanto al grado de conservación de sus edificios

Paisaje y patrimonio son algunas de las cualidades que hacen que el casco histórico saque mejor nota que en nuevo en calidad ambiental, según el Estudio de Impacto Ambiental del futuro Plan General de Ordenación Urbana.

El análisis divide la ciudad en quince unidades de estudio, seis dentro del capítulo de litoral y marismas, tres en marismas de la Bahía y cinco en asentamientos urbanos. Entre estas últimas se encuentran el casco histórico, el ensanche urbano, los puertos comerciales y deportivos, astilleros, zona industrial y accesos.

Ninguna de las zonas alcanza el grado máximo de calidad ambiental, la "clase singular", ni tampoco la número 1, aunque se explica que en el caso de las marismas poco les ha faltado, especialmente en lo que concierne a las Charcas de la Gallega y Torregorda, considerados "ecosistemas singulares que soportan valiosos elementos de la flora y fauna, con importantes endemismos y especies en peligro de extinción o amenazadas".

En el grado dos están todas las marismas, salvo el saco interior de la Bahía, y un único asentamiento urbano: el casco histórico de Cádiz "por su importante valor patrimonial, histórico y social", que lo convierten "en una unidad de calidad destacable".

Un paso por detrás, en el nivel tres, está el saco interior de la Bahía. Y en un cuarto lugar el resto de asentamientos... incluido extramuros.

El estudio valora diez factores. En singularidad, el primero de ellos, intramuros saca un diez sobre diez y sólo un 6 la ciudad moderna. Este es el parámetro que estudia la presencia de características que hagan única a una zona. En el segundo factor, el de representatividad, el casco vuelve a sacar matrícula de honor mientras Puertatierra sólo aprueba. Aquí se mide la iconicidad, valor de símbolo, emblema o seña de identidad local.

En cambio, el grado de conservación es mayor en la parte nueva (un 7) que en intramuros (un 5), pero la zona histórica vuelve al sobresaliente en lo que respecta a la hidrología, el paisaje, el patrimonio histórico y cultural y el valor socioeconómico, valores en los que el ensanche moderno obtiene, respectivamente, un tres, un cinco, otro cinco y un siete.

Lo del grado de conservación es lo único en lo que extramuros saca mejor nota. En la asignatura de geomorfología-edafología (valores morfológicos del terreno), el alumno más aventajado saca un seis y el otro, un tres. En vegetación y fauna, de nuevo un bien para intramuros y un dos para la zona moderna. Hay un último parámetro, el del bienestar ambiental, con el que se miden las condiciones ambientales desde el punto de vista del ciudadano que las sufre o disfruta, según. Son aspectos como la pureza del aire, de las aguas, la ausencia de molestias derivadas de residuos, olores, ruidos o proximidad a instalaciones molestas, presencia de equipamientos, espacios libres, belleza... Aquí, el casco histórico, convertido ya en el empollón de la clase de los asentamientos urbanos gaditanos, saca un ocho. Extramuros, un cinco.

Eso sí, hay que decir a favor del alumno desaventajado que su principal valor ambiental, las playas, se estudian por separado y sacan buenas notas: están en el mismo nivel que el casco histórico e incluso con algo más de puntos.

Tampoco es que el casco histórico sea perfecto. Su problemática está asociada al tráfico por viarios inadecuados en su mayoría para el uso rodado. Hay un alto consumo de suelo por aparcamientos, "turismo masivo" y vertidos sin depurar. La adecuación de los usos es, en general, mala, por lo reducido del espacio y la alta concentración de población, la mucha densidad de tráfico y el deterioro del patrimonio arquitectónico e histórico. La adecuación de usos de extramuros es, en cambio, buena, y sus problemas medio ambientales derivan del intenso tráfico y de unos vertidos que acabarán cuando se conecte la red a la depuradora de aguas residuales.

En esta evaluación, quien menos nota saca es el puerto, astilleros, zona industrial y accesos terrestres. La peor medioamentalmente hablando es la zona industrial, aunque se queda en el cuarto grado. En Cádiz ninguna alcanza una puntuación tan baja como para incluirse en la peor categoría, la quinta.

El Plan General, en su Memoria de Ordenación, aborda otra curiosidad sobre la diferencia entre intramuros y extramuros. Hay una serie de factores que construyen a construir una ciudad sostenible. Dice el Plan que Cádiz cumple muchos porque como suelo es "multifuncional", no hay sitio donde no se pueda llegar en autobús de línea. Eso sí, no es "un paradigma de sostenibilidad" porque no se ha hecho lo suficiente en materia de tráfico: transporte público más rápido, más zonas restringidas al tráfico...

A la hora de planificar, orientar la red viaria por criterios de sol y viento puede hacer ahorrar mucha energía. El casco histórico no deja entrar mucha luz porque las calles tienden a ser muy estrechas y por la altura de la edificación en otros casos. Puerta Tierra tiene el otro 'pero', el del viento: la orientación de sus ejes viarios entra en contradicción con la orientación de las fachadas adecuada para el régimen de vientos dominante. En Cádiz suele soplar el levante o poniente, incidiendo perpendicularmente en la fachada. Si en la ciudad hiciera frío de verdad, esto sería muy negativo.

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