Carme Pigem (Premio Prizker): "De la calidad de los espacios depende la calidad de tu vida"

El Nobel de la Arquitectura en España

La reconocida arquitecta hablará en el ciclo de la Fundación Unicaja sobre la relación de las personas, la naturaleza y el entorno, y sobre el papel crucial de la arquitectura en la concepción de estos lugares

Carme Pigem ofrece una charla sobre 'Arquitectura y Naturaleza' en la Terraza de la Fundación Unicaja

La arquitecta Carme Pigem estará en la Terraza de la Fundación Unicaja el próximo miércoles, 3 de septiembre
La arquitecta Carme Pigem estará en la Terraza de la Fundación Unicaja el próximo miércoles, 3 de septiembre

Carme Pigem es la única mujer Premio Pritzker de Arquitectura en España, el Premio Nobel de la Arquitectura que obtuvo en 2017 junto a sus dos compañeros, cuando cayó en la firma de Olot RCR Arquitectes. Su forma de entender la arquitectura, esa comunión entre el ser, la naturaleza y el entorno, es la base de la conferencia ‘Ilación’, con la que este miércoles, 3 de septiembre clausura el ciclo ‘Arquitectura, paisaje y territorio’ en la Terraza de Unicaja, en colaboración con el Colegio de Arquitectos de Cádiz.

Pregunta.–¿Estoy hablando con la primera mujer española en obtener el Nobel de la arquitectura junto a sus compañeros. ¿Cómo les ha cambiado la vida desde 2017? ¿Es otra la tipología de los encargos?

Respuesta.–Bueno han pasado ocho años, las cosas cambian y es difícil de explicar qué cambia por esto o por esta otra cosa. Y en cuanto a los encargos, hemos tenido más ofertas y de otra escala, de otros lugares, así que estamos siempre viendo qué queremos hacer y qué no. Valorando.

P.–Supongo que esta valoración conecta con vuestra filosofía. Fuisteis una especie de visionarios cuando en plena eclosión del ladrillo a finales de los 80 ya rechazabais los grandes proyectos, apostando por otros que respetaban profundamente la naturaleza. ¿Mantenéis aquella esencia pese a la proyección internacional?

R.–Eso por supuestísimo. Una cosa es el encargo y otra la manera de afrontar la arquitectura, que para nosotros se mantiene de todas todas, porque lo importante es el vínculo con el entorno y cómo hacemos que las personas se sientan bien en los espacios. Hay un vínculo en torno al espacio construido y un vínculo en torno al espacio construido y la persona, y es algo recurrente y súper importante que está en el debate inicial. Nada ha cambiado pese a trabajar en otros contextos, más bien al contrario, se ha potenciado, pues es la esencia de la arquitectura.

P.–Cuando se empezó a hablar de sostenibilidad, de medio ambiente, descarbonización, supongo que ya teníais gran parte del camino recorrido.

R.–Digamos que sí. Cuando se habla de sostenibilidad hay como unos tópicos que a veces hasta nos llega a molestar porque nos planteamos si lo es de verdad. Y es que se tiende a hablar solo de los sistemas o materiales, y no es que renunciemos a ello, pero de forma previa hay todo un sistema de configuración, una base ecológica muy importante que desde nuestros inicios teníamos en mente. Y se trata de cómo conseguir esta parte tan importante de comunión y relación del hombre con su entorno a todos los niveles, porque la arquitectura que se ha ido alejando de esa conjunción y de la naturaleza es la que ha ido imponiendo un sistema mecánico, y buscamos lo contrario. Ir al punto de nacimiento, conceptual, una arquitectura ecológica y olística que de un paso atrás.

P.–¿Me habla de volver a la arquitectura que se hacía antes?

R.–No exactamente. Hay valores que rescatar, pero hay que retomarlos con ayuda de las tecnologías para terminar de mejorar las cosas. Pero hay que recuperar las cosas que funcionan, encontrar el punto medio, ir avanzando para mejorar sin destruir todo lo anterior, actualizar.

P.–Japón supuso todo un descubrimiento en vuestra forma de concebir la arquitectura. ¿Qué fue lo que os fascinó?

R.–La vedad es que cuando acabamos la carrera nos pusimos a trabajar y nada más empezar fuimos a ese concurso de faros que ganamos y llamó la atención en Japón. Fuimos invitados allí muy jóvenes, en un momento en el que el conocimiento sobre la cultura oriental era mucho menor que hoy día, ni tan siquiera teníamos internet, y fue un descubrimiento total. Aquel viaje nos cambió, nos transformó y al volver, nosotros que habíamos vivido tan cerca de naturaleza, en zona volcánica y vimos cómo cuidaban de ella de forma tan exquisita y extraordinaria, pues regresamos con otra forma de admirar nuestro entorno, para darle el valor que tenía.

P.–Vuestro estudio, el Espacio Barberí, se levanta en una antigua fundición. ¿Cuál es vuestra apuesta en este tipo de edificios con tanta historia?

R.–Cuando actuamos en un edifico existente hacemos lo mismo que con la naturaleza, que está allí, yo vengo y me dispongo a hablar, a establecer un diálogo entre tú y yo. No vengo y te arraso; vengo e intentamos encontrar un equilibrio, respeto a lo que hay, coloco lo que necesito pero con un diálogo de iguales, buscando una armonía. El lugar tiene características y se enriquece con la nueva intervención. Es un tema de relaciones y, de hecho, la charla en Cádiz se titula ‘Ilación’, que es justo esa relación, porque las cosas por sí solas dicen poco. Se trata de cómo estableces todos estos vínculos y relaciones de forma que tenga sentido.

P.–¿Ha visitado varias veces Cádiz de la mano del Colegio de Arquitectos, ¿qué vínculo mantiene con esta ciudad?

R.–Es una ciudad maravillosa, al igual que su gente. Fui hace años por primera vez por Carnavales, y cuando te decía antes que hay encargos que aceptamos y otros que no, pues venir a Cádiz siempre es un sí. Tenemos vínculos importantes desde aquella primera vez con el primer decano, Julio Malo de Molina, con Tomás Carranza, hasta la última visita invitada por la Junta de Gobierno que preside Paula Vilches. A veces vas por lugares que olvidas, y en otros estableces vínculos, afectos y relaciones. Y al hilo de todo esto es importante acudir a Cádiz, a esta cita abierta a toda la sociedad, para contar que de la calidad de los espacios depende la calidad de tu vida. Muchas veces las personas no son conscientes de la importancia de la arquitectura y de cómo influyen los espacios. De ahí la fundación que creamos, RCR BUNKA, un espacio en la naturaleza donde poder transmitir y hacer valer la importancia del lugar.

P.–¿Mantenéis de alguna manera vuestra labor docente en el workshops de verano con estudiantes en vuestro estudio ¿Qué futuro les depara?

R.–Cada generación nace en un momento concreto con unas circunstancias propias. Nosotros que ya tenemos una edad lo comparamos a nuestro momento. Es un momento difícil, pero creo que desde su visión no lo ven tan difícil, sino con los ojos de su momento, y ellos son los que mejor pueden ver cómo lidiar y sacar partido.

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