Una buena pareja

Los llamados monumentos andantes suelen ser un tostón. Pero es que no todos los así calificados se merecen el nombre. Estos dos amigos brasileños sí, por supuesto, y por eso no pueden ser considerados como un incordio nostálgico. Caetano Veloso y Gilberto Gil, como decir dos figuras fundamentales en una nación fundamental para la música como es Brasil, un país que en sí mismo es todo un universo sonoro. Porque Brasil fue y es choro y samba, bossanova y hasta lambada. No ha parado de moverse, en todos los sentidos, y por eso de la bossanova surgió el movimiento MPB, o sea, Música Popular Brasileira, con tantos nombres brillantes que nos quedamos cortos de espacio aquí. Ahí estaban Caetano y Gilberto, dos amigos, dos gigantes, y ahí surgió también el efímero movimiento Tropicália, con innovaciones, mezclas roqueras, desvíos electrónicos... Y ahí estaban también ellos.

Eso fue hace cincuenta años, y no era en la turística y torrencial Río de Janeiro sino en la más multirracial y africana Bahía, donde ambos nacieron, seguramente no por casualidad. Y todo cumpleaños redondo merece su celebración. Tratándose de ellos, no podía ser más que una celebración musical, que tiene forma de dos CD y un DVD y que lleva por título ‘Dos amigos, un siglo de música’. Y que ya ha salido a la venta. Con 50 años de carrera dentro resumidos en 28 canciones, grabadas en directo en el curso de una gira con el mismo nombre, que empezó en Amsterdam el 25 de junio de 2015. Podríamos seguir con las cifras, es decir: un total de 44 conciertos con llenos absolutos en 21 países, 35 ciudades y cientos de miles de fans entusiastas en todo el mundo. Los afortunados barceloneses pudieron disfrutarlos hace una semana en vivo.

Pero no se puede hablar sólo de cifras cuando se habla de estos dos genios de la música. Mejor es escuchar lo que nos dicen cantando: “La tristeza es señora, desde que el samba es samba es así: la lágrima clara sobre la piel oscura, la noche, la lluvia que cae ahí fuera... el samba es padre del placer, el samba es hijo del dolor, es el gran poder transformador...”