"Mis barcos son demasiado grandes para navegar por el Guadalquivir"
"Ni siquiera lo tenemos aún en consideración", declara el presidente de Iberocruceros, que no duda en calificar a Cádiz como "un puerto muy bien posicionado que ha superado todas nuestras expectativas"
Llegó la hora de su jubilación. Pero el presidente de Iberocruceros, Mario Martini, asegura que será una retirada temporal para volver pronto a la batalla de los cruceros, "pero esta vez desde Italia". A lo largo de sus 42 años en el sector ha ido sembrando una parte fundamental de lo que hoy es su presente y, en gran parte, su futuro.
-¿Tiene ya a mano un balance del papel de Cádiz en la temporada que ahora termina?
-2010 ha sido muy importante para todos nosotros porque, en principio, contábamos con dos grandes novedades: una, la entrada en servicio del Gran Holiday y, por otro lado, el estreno de la ruta de Vigo y Cádiz. Con Cádiz hemos confirmado lo que yo ya esperaba. Estamos muy contentos con su puerto. Ha cumplido todas las expectativas. Ha reaccionado de una manera estupenda.
-Cuando, hace más de un año, usted habló por primera vez de Cádiz, calificó su plan de sueño, ¿se ha cumplido ese sueño?
-Más de lo que esperaba. Tanto es verdad que habíamos pensado dejar un embarque en Cádiz más pequeño pero cada semana nos hemos visto forzados a aumentar el número de cabinas reservadas para ese embarque. Qué mayor satisfacción...
-¿Sigue ubicando Cádiz en sueños futuros?
-Cádiz ha sido un éxito y, de hecho, tenemos embarques en el puerto gaditano de manera regular a partir de junio hasta septiembre. Hemos cambiado el orden de la ruta, y en 2011 iniciaremos el viaje en Vigo hasta Cádiz parando en Lisboa.
-¿Esas modificaciones responden a la demanda de sus clientes o ha sido decisión empresarial?
-Hemos pensado en hacer una ruta en la que se navegara menos y que se alejara cuanto menos mejor de la costa. El resultado ha sido un itinerario muy atractivo. Además, con Lisboa, abrimos al embarque un nuevo puerto, satisfaciendo así también las necesidades del país vecino.
-Pero el Atlántico es más difícil de vender, ¿no?
-La dificultad que hemos tenido este año ha sido tener que acomodar a tantas familias en dos camarotes dobles porque el Grand Voyager no tiene muchos camarotes cuádruples. Tanto es así, que este año, para favorecer a la familia, saldremos en la ruta gaditana con un plan familiar donde a las parejas con dos o tres hijos les haremos pagar una tarifa más atractiva.
-En Cádiz también se ha valorado mucho el apoyo que mostráis a la industria gaditana al traer a parte de vuestra flota hasta sus astilleros para pasar sus revisiones periódicas ¿Ese buen 'feeling' seguirá en la misma línea?
-Hemos previsto hacer casi todos nuestros trabajos de astilleros en Cádiz. Aparte de agradecer a los astilleros gaditanos su labor con nuestra empresa, es ahora buen momento para mencionar que la Autoridad Portuaria y la ciudad de Cádiz han sabido valorar la importancia de tener allí nuestros barcos. Se les vio siempre mucho interés y se ha comprobado, sobre todo, en la rapidez con la que han adaptado las instalaciones portuarias para dar un servicio correcto.
-¿Pero es posible soñar con que pase por Navantia toda la flota de Iberocruceros?
-No. Eso no es posible porque depende mucho de dónde se ubique cada barco. Si están, por ejemplo, hacia oriente es mejor otro astillero. Pero para todos los barcos que tengan ruta por Canarias o por el Atlántico, Cádiz está ubicada en un lugar estratégico. Es un puerto muy bien posicionado.
-¿La idea de acercar los barcos a los clientes es una idea que tendrá sólo vigencia durante la crisis?
-No, no. Es algo que viene haciéndose desde hace treinta años en Italia, y ha dado muy buenos resultados. Hombre, Italia tiene mucha más costa que España pero, a día de hoy, cada región tiene, como mínimo, una escala con posibilidad de embarque. En el futuro seguiremos abriendo puertos aquí para nuestros barcos.
-¿Tenéis unas exigencias mínimas a la hora de elegir vuestros puertos de embarque?
-No pedimos grandes terminales pero éstas deben ser prácticas y funcionales. Deben tener toda la maquinaria necesaria para embarcar y desembarcar el equipaje. Cádiz no podrá nunca ser, a lo mejor, como Barcelona o Málaga, pero puede ubicarse en la mejor de las posiciones.
-¿Habéis pensado llegar con vuestros barcos hasta Sevilla a través del Gualdaquivir?
-Sé que en el pasado se pensó alguna vez. Con barcos más pequeños, tal vez. Pero se hizo un experimento que no tuvo demasiado éxito. No lo sé, aunque tampoco conozco las características de calado del río. Nuestros barcos son muy grandes para navegar por el Guadalquivir y por allí no pueden entrar, seguro. Así que ni siquiera lo tenemos en consideración.
-¿Podéis hacer algo las navieras para salvar la inevitable estacionalidad?
-Precisamente nos llevamos los barcos para Centroamérica porque por aquí no hay mercado en según qué fechas. Nosotros hemos estado por aquí hasta mediados de noviembre y hemos sufrido mucho con los últimos cruceros, porque entrado noviembre la gente ya no viaja.
-Ciudades como Cádiz andan a la caza del crucerista para que éste no se vaya de la capital, rumbo a Jerez o a Sevilla. ¿Puede esto provocar un efecto huida por parte de las navieras al ver que Cádiz podría ser una escala donde sobran las excursiones?
-Es verdad que puede suceder, pero esto no nos preocupa con Cádiz. Lo que queremos es que nuestro cliente esté contento con la escala que se haga. Y luego, si se van a Jerez o a Sevilla, o se pasan la mañana en Cádiz, es otra cuestión.
-¿Quién gana en esto de los cruceros? ¿Cuánto hay de ficción en esos 60 euros que se dice que dejan los crucerista en cada escala?
-Es del todo cierto, porque entre lo que se gasta con la escala en el puerto, con lo que esto significa en creación de puestos de trabajo, y con lo que luego deja en la ciudad, son, al final, riquezas muy a tener en cuenta.
-¿Dónde está el límite del megacrucerismo?
-Creo que ya se ha llegado al límite. Pienso que con los últimos barcos que ha construido la Royal Caribbean se han pasado. No creo que se pueda ir más allá, porque para embarcar o desembarcar a tantísima gente se necesitan tres días y mucha infraestructura.
-¿Se podría contar con alguno de vuestros barcos como hotel flotante durante la celebración en Cádiz del Bicentenario?
-Sí, por qué no. Siempre con la venia de la ciudad y de sus hoteleros, porque nosotros no queremos ir robándole los clientes a nadie. No es nuestra intención.
-¿La tendencia a la concentración de navieras ha evitado la desaparición de marcas como Iberocruceros?
-Sí, creo que si no hubiera sido así, Iberocruceros y Pullmantur habrían muerto.
-Usted habla de que se acerca el momento de plantearse una "moralización" por parte de las navieras. ¿A qué se refiere?
-Habría que aspirar a algo más de disciplina comercial entre todos. En España se ha llegado a la locura con esta fórmula de los descuentos y de las comisiones con tal de captar clientela. Se puede estar perdiendo uno o dos años, pero ha llegado el momento de empezar a ganar dinero para asegurar nuestra continuidad.
-¿Y es este buen momento?
-Este año tendremos todos que empezar a preocuparnos más por nuestra productividad.
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