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Cádiz y el coronavirus

La apuesta del carril bici gana peso en la busqueda de un Cádiz saludable tras el coronavirus

  • El Gobierno central anima a los municipios a potenciar este tipo de transporte como uno de los más útiles una vez se inicie la desescalada

  • Cádiz ya ha hecho parte de su tarea

Bicis estacionadas junto al carril bici en Cádiz.

Bicis estacionadas junto al carril bici en Cádiz. / Julio González

Cuando se comenzó a potenciar la red del carril bici en Cádiz, reduciendo el espacio entonces dominado por el tráfico rodado en favor de una movilidad ciudadana más saludable, hubo voces críticas de quienes querían llegar con su coche particular a todas partes, de quienes se lamentaban por la eliminación de aparcamientos (aunque las cuentas no fueran esas) y de quienes afirmaban que era dinero mal invertido porque el carril bici estaba siempre vacío.

Ahora, cuando comienza la desescalada por la pandemia del coronavirus, los expertos sanitarios consideran esencial la existencia de este tipo de vías en las ciudades, como forma de potenciar el transporte saludable y sustancialmente más limpio que el coche privado e incluso el transporte público, que deberá de reducir las plazas en uso.

El propio Gobierno central ha traslado a la FEMP, la Federación de Municipios y Provincia, una serie de recomendaciones para potenciar la bicicleta como medio de transporte alternativo.

Esta petición llega cuando Cádiz tiene la tarea muy adelantada. Tras años de parón, por la falta de acuerdo entre el Ayuntamiento y la Junta, desde hace tres ejercicios las obras del carril bici en la ciudad casi han culminado. Funcionan las rutas más importantes y apenas quedan otras más secundarias por terminar, a las que ha afectado el estado de alarma.

Cuando todo esté lista, la red superará los 21 kilómetros. Teniendo en cuenta la limitada superficie de la ciudad, la tela de araña del carril abarcará al conjun to del término urbano sin mayores problemas.

El Ministerio de Transición Ecológica ha planteado también a los ayuntamientos, especialmente a los que no tienen aún una red adecuada, la apertura de carriles provisionales utilizando una parte de las vías de las grandes avenidas, que en todo caso no existen en Cádiz.

El gobierno central plantea también "facilitar y reforzar el transporte intermodal (conexión entre varios medios de transporte)", con un sistema tarifario para el préstamo de bicicletas, aspecto éste que aún no está desarrollado en Cádiz. También se promueve allí donde sea posible la creación de corredores ciclistas que unan zonas periurbanas, se comunique con polígonos industriales, con localidades próximas y con centros universitarios.

En estos casos, en la Bahía sigue pendiente el carril bici que iba a conectar la capital con San Fernando, a la vez que algunos colectivos han pedido un carril para las bicicletas por alguno de los dos puentes que atraviesan la Bahía. En el puente de la Constitución sigue sin uso alguno, y protegido de los carriles utilizados por coches y camiones, la pasarela que se había reservado para el autobús interurbano.

El Ministerio, que plantea propuestas pero no aporta fondos económicos para su ejecución, también pone sobre la mesa la limitación a 30 kilómetro/hora el paso en vías de un solo carril, para favorecer la circulación de las bicicletas.

Todo ello, se afirma desde la administración central, permitirá descongestionar el transporte público para, así, facilitar las medidas de seguridad dentro de estos vehículos y supondrá una mejora en la calidad del aire (se ha constatado una clara reducción de la contaminación en las grandes ciudades).

Todo estos planteamientos coinciden con los que viene desarrollando el Ayuntamiento de Cádiz. El inicio del estado de alarma a mediados del pasado mes de marzo ha afectado de lleno el desarrollo de las nuevas ordenanzas que en materia de circulación y aparcamientos ha ido elaborando el gobierno local en los últimos meses.

Estas ordenanzas son claves para lograr el concepto de ‘ciudad amable’, que ahora se maneja en todo elmundo como las que apuestas por la sostenibilidad a la hora de su desarrollo general.

La pandemia y la necesidad de garantizar la distancia mínima de circulación peatonal va a implicar, por parte municipal, el adelanto de algunas de estas medidas.

Entre ellas destaca la conversión del 75% de las calles de las ciudades en zonas 20: el límite de velocidad para el tráfico rodado, más estricto de lo pedido por el gobierno central. Las zonas 30 se centralizan en las principales avenidas de la capital.

Las zonas 20, destaca a este diario el teniente de alcalde de Movilidad Urbana, Martín Vila, se concentrarán en aquellas vías con una alta densidad de paso peatonal que en buena parte cuentan con aceras muy estrechas que dificultan el cumplimiento de las medidas de seguridad impuestas por la pandemia.

En los próximos días comenzará una campaña informativa sobre este cambio específico.

En todo caso, Vila tiene claro que "se está viendo que ninguna ciudad estaba preparada en su territorio para mantener la distancia de seguridad que ahora se obliga con el coronavirus".

"Esta situación de alarma sanitaria ha puesto sobre la mesa que la recuperación del espacio público no es meramente estético. También tiene un valor fundamental como garantía de la salud pública", constata el edil de Movilidad Urbana.

El crecimiento masificado de los 60 en adelante y hasta la llegada de los ayuntamientos democráticos modificó la trama urbana en valor del vehículo privado, provocando una carencia de espacios públicos que ahora es más difícil de solucionar.

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