El casco antiguo de Cádiz afronta a partir del próximo 22 de octubre una de las mayores reordenaciones del tráfico en toda su historia. Todas las calles y plazas que todavía no tengan el carácter de peatonal se transforman en vías de preferencia para los viandantes, a la vez que se reducirá la velocidad del tráfico rodado. Pero sobre todo se pondrá en marcha un cambio radical en los estacionamientos en superficie, con un nuevo reparto de las zonas naranja y azul y, sobre todo, con la introducción de la zona verde. En conjunto son más de dos mil plazas de estacionamientos, que se unen a un millar más en Puerta Tierra.

Esta operación se pone en marcha tras reuniones con colectivos ciudadanos y empresariales, consensuadas a través de la Mesa de Movilidad, y tras la aprobación del pleno municipal, lo que no obviará las protestas puntuales una vez entre en funcionamiento toda la remodelación. En todo caso, el Ayuntamiento va a iniciar ahora una campaña informativa en diversos soportes a la vez que va a incidir en reuniones con asociaciones de vecinos, comerciantes y, especialmente, transportistas.

La operación supone dar un paso más de gran relevancia dentro del objetivo de peatonalización de todo el casco antiguo.

Desde hace cuarenta años, los distintos ayuntamientos de la ciudad han ido peatonalizando plazas y calles o cerrando al tráfico barrios enteros, como Santa María y El Pópulo, pero manteniendo siempre la posibilidad de buscar aparcamiento en la vía pública, lo que iba unido a una saturación del tráfico en calles estrechas, con un incremento de la contaminación y del ruido, que ahora se rebajará de forma más que notable.

Además, hay que tener en cuenta que Cádiz cuenta con uno de los cascos antiguos con mayor densidad de población de toda España, además de ubicar en su escaso kilómetro cuadrado de superficie urbana a la mayor parte de sus edificios administrativos, a la principal zona comercial tradicional, al principal mercado de abastos, a la mayor parte de los equipamientos culturales y de ocio y a todo su valioso patrimonio histórico, lo que hace que sea una zona con una gran vida diaria.

En todo caso, la reducción de la velocidad y la entrada en funcionamiento de la nueva ordenanza de aparcamientos, no va a suponer el final de esta actuación de mejora de la sostenibilidad en intramuros.

El gobierno municipal mantiene en su plan de ruta la total peatonalización del casco, dejando únicamente accesos restringidos para servicios públicos, de emergencia y de necesidad social y para los aparcamientos subterráneos ya existentes.

Este último proceso más radical, en el que las ciudades del norte de Europa llevan años embarcadas y que en España se va introduciendo poco a poco, con el objetivo de mejorar la calidad de vida en las ciudades, se irá ejecutando a medida de que el Ayuntamiento disponga del presupuesto adecuado, reurbanizando calles con plataforma única, como pasó recientemente en Veedor o se está ejecutando en la avenida 4 de diciembre, con la prohibición total o parcial del paso del tráfico rodado.

"Esta estrategia de movilidad va a permitir mejorar de forma sustancial la calidad de vida de los residentes en el casco antiguo, pues con la zona verde se favorece el estacionamiento cerca de su domicilio y además con un precio irrisorio: 50 euros al año, un coste muy inferior a lo que cuesta un aparcamiento subterráneo, que se eleva a una media de 100 euros al mes”, destaca el teniente de alcalde Movilidad, Martín Vila, que valora el papel que va a jugar la renovada Emasa en este proyecto hasta el punto que se valora la apertura de una oficina de la empresa pública en intramuros así como el refuerzo de la plantilla que se hará cargo del control de los nuevos estacionamientos.

En este sentido destaca "la implicación de los técnicos municipales y especialmente de Jesús Martínez y Carlos Álvarez-Ossorio".

Aunque la reordenación de los aparcamientos tiene como objetivo favorecer a los residentes en el casco, lo cierto es que beneficiará de forma más evidente a aquellos que viven en barrios con mayor carga de tráfico, como el área de la Alameda, La Viña o el barrio del Balón, "que sufren la presión de la cercanía de la playa y de las zonas turísticas y también de los centros universitarios. Ahora estos vecinos tendrán mejores expectativas de aparcar cerca de sus casas".

En cuanto a las motocicletas se habilitan estacionamiento en todo el perímetro del casco antiguo.

La zona verde se concentra especialmente en el casco antiguo y en el tramo del Paseo Marítimo cuyas calles dan a la vía peatonalizada, y se destinan a los residentes en todos estos barrios de la ciudad. El funcionamiento será las 24 horas del día a lo largo de todo el año.

En total se ofertan 696 plazas de las que 590 se ubican en intramuros.

La zona naranja podrá ser utilizada como estacionamiento por tiempo ilimitado por parte de los residentes; con un máximo de tres horas (tras lo cual deberá abandonar este aparcamiento) para rotación; usuarios de vehículos comerciales e industriales por un máximo de 30 minutos; usuarios de vehículo compartido, con un máximo de 4,5 horas, entre otras modalidades de aparcamiento.

En esta categoría se ofrecen 1.202 plazas, de las que cerca de un millar están en el casco antiguo. En las últimas semana se ha reordenado y ampliado el aparcamiento junto a la estación ferroviaria, con 385 plazas, que se unen a las 185 existentes en la avenida de Astilleros. En Puerta Tierra hará zona naranja en Bahía Blanca y en Ramón Solís.

El horario de uso de la zona naranja en intramuros será de lunes a viernes de 09,30 a 14 horas y de 17 a 20,30 horas y los sábados de 9,30 a 14 horas, mientras que en Puerta Tierra será de lunes a viernes de 09,30 a 14 horas.

La zona azul contará con 1.105 plazas habilitadas en toda la ciudad. El mayor núcleo se concentra en Asdrúbal, con 184 plazas y en la plaza de Sevilla, con 285. La Zona Azul, con máximo de uso de tres horas, se limitará de lunes a viernes entre las 09,30 y las 14 horas en Fernández Ladreda, Hacienda y Asdrúbal.