Ajolá cierra el próximo 1 de diciembre y Cádiz pierde una de sus mejores terrazas con vistas al mar

Después de diez años de cañas, sol, tapas y un horizonte infinito, el bar del Campo del Sur se mudará tras la puesta en venta del minúsculo local a un precio de 120.000 euros

Sus propietarios tienen previsto abrir en breve otro establecimiento en el centro histórico de la ciudad

El tercer mayor local vacío de Cádiz vuelve a estar en alquiler, tras el cierre de una tienda para mascotas

Fachada de Ajolá, ayer cerrado por el temporal.
Fachada de Ajolá, ayer cerrado por el temporal. / Lourdes de Vicente

Ajolá, el bar con una de las mejores terrazas con vistas al mar de Cádiz desde el Campo del Sur, muy cerca de la Catedral, cerrará sus puertas el próximo 1 de diciembre para mudarse pronto a otro establecimiento del casco histórico, donde ofrecerá otra propuesta.

Se pondrá fin así a una década de sol, tapas y un horizonte infinito. La razón: la propiedad del minúsculo local lo ha puesto a la venta a un precio al que no han podido llegar a un acuerdo con sus inquilinos: 200.000 euros por 18 metros cuadrados útiles, 38 construidos en total, según explicó a este periódico Rafael Revuelta, uno de sus propietarios, junto a su socio y marido Nacho Padrino. Un precio que tras la mediación de la inmobiliaria que se encarga ahora de la operación quedó rebajado a 120.000 euros, aseguraron a este periódico desde Inysse.

Hace ya año y medio que la propiedad del local les planteó que iba a vender el local y que, por supuesto, los primeros candidatos a hacerse con él eran ellos, sus inquilinos. Llegaron a un acuerdo de que cerrarían la operación por el precio de tasación que consensuasen, que estaría en torno a unos 70.000 euros. "Pero a principios de este año nos comunicaron de la inmobiliaria en la que delegó el dueño que cambiaba de opinión y que nos vendía el local, sí, pero por 200.000 euros", cuenta Rafael Revuelta.

"A los inquilinos les vence su contrato de alquiler el próximo 1 de diciembre y el propietario decidió la venta del local", explican desde la inmobiliaria. "La propiedad ofreció el local en primer lugar a los inquilinos para que ejerciesen su derecho de tanteo por un precio de 200.000 euros, que después de nuestra mediación, quedó rebajado a 120.000", asegura el portavoz de Inysse. "Las dos partes han tenido buena una fe y buena disposición, pero no han podido llegar a un acuerdo", añadió la misma fuente.

Es más que probable que la privilegiada terraza de Ajolá se pierda ya para siempre porque al extinguirse el contrato de alquiler se extingue también la licencia de actividad original, de manera que no cabe su transmisión. Es necesario entonces que el local se ajuste a la normativa vigente, que de entrada, exige que el local de hostelería tenga al menos 40 metros cuadrados, además de aseos adaptados para personas con movilidad reducida, entre otros muchos requisitos imposibles de cumplir en un local tan pequeño, explica Rafael Revuelta. La única posibilidad de que se hubiese mantenido la licencia antigua es que la propiedad hubiese asumido la actividad, algo que queda completamente descartado por el deseo de venta de su propietario.

Rafael y Nacho llegaron de Madrid a Cádiz enamorados de la provincia y de la ciudad, "y aquí llevamos diez años y aquí nos quedamos". "Esto es solo el fin de una etapa que ha sido muy gratificante para nosotros y para nuestra fiel clientela y pronto comenzará otra con otra propuesta diferente que esperamos que guste tanto como el primer Ajolá", añade.

Cierran unos, abren otros

El cierre de Ajolá viene a sumarse al de otros establecimientos de hostelería en los últimos meses y años, que poco a poco están compensando, o casi, la apertura de otros nuevos. Por ejemplo, en la calle Sopranis, Niña Mala ha sustituido al restaurante Ciclo, que cerró en febrero de este año y, en la cercana calle Plocia, La Cueva ha ocupado el local en el que hasta hace poco estuvo abierta la Taberna del Anteojo. En la vía gastronómica de oro hay todavía dos locales vacíos: el de La Bodeguita de Plocia, que cerró hace unas semanas, y el del Alamar, que hecho la baraja hace bastante más tiempo.

Por otro lado, Seven Street Food se ha instalado en el local que reabriese en la antigua Alimentación Barreda como el Ultramarinos y que anteriormente ocupó durante tan solo unas semanas otra hamburguesería, dejando libre el del antiguo bar La Perdiz. Y junto a la Plaza de Abastos, un local dedicado al mismo género que el anterior, una sucursal del Brooklyn, ha sustituido a la cervecería marisquería El Boquerón Barbudo. Otros establecimientos, como La Marina, han cambiado de manos y se han sometido a una profunda remodelación, pero bajo el mismo nombre.

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