El acogimiento familiar de menores en Cádiz: "Ellos necesitan su tiempo para amoldarse a nosotros y harán cosas que no entenderemos"
Cádiz lidera los datos de familias que acogen a menores, en un momento donde se hace un llamamiento a que haya más disponibilidad para la acogida
Acogimiento familiar: Las familias del corazón
La Junta lanza una campaña para que los 300 menores tutelados en Cádiz tengan un hogar
Es bien conocido que hay muchas familias generosas en la provincia de Cádiz. De hecho, es la provincia andaluza con mayor volumen de niños y niñas en acogimiento familiar.
“Un total de 758 niños y niñas se encuentran en acogimiento familiar o guarda con fines de adopción” según informó el delegado territorial de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía en Cádiz, Alfonso Candón, en esta última campaña de acogimiento familiar que ha sacado la Junta este pasado 6 de Junio, bajo el nombre de 'Acoger, adoptar, colaborar, DA MUCHO'.
Pero lo cierto es que bajo este dato se esconde un gran problema. Ese es el número de niños que se encuentran actualmente en centros de acogida debido a su complicada situación familiar. Cádiz es líder en acogimiento, pero esto quiere decir que es líder en otra cosa, en el número de familias desestructuradas en relación con la población.
Por suerte para todos, hay muchas personas que trabajan mucho para intentar solventar estas situaciones lo antes posible y que estos niños puedan vivir una vida “normal” y estable, sintiéndose queridos y apoyados.
Basta investigar un poco para saber que acoger a un menor es un proceso con muchos pasos y con mucha terminología nueva, por lo que el primer paso para acoger es estar bien informados. La mayoría de las personas no son conscientes de las diferentes modalidades de acogimiento disponibles través de la Junta. Una información que está disponible en la propia web.
Modalidades de acogimiento familiar y testimonios
Empezando por el acogimiento familiar de urgencia, en este se debe intervenir de forma urgente e inmediata con aquellos menores que ya no pueden permanecer más tiempo en la situación que se encuentran con su familia biológica.
Este acogimiento suele durar entre 6-9 meses. O al menos ese es el tiempo que tienen estipulado para solventar la situación del niño/a. Sin embargo, según lamenta Mariángeles, actualmente madre de acogida de un niño de tres años, “desgraciadamente pocas veces son las que se agota ese tiempo y eso está resuelto, sabemos cuando vienen pero no sabemos cuando van".
Todos los niños que han acogido de urgencia tanto ella como su marido Roberto, no se han ido de su casa hasta que no se ha resuelto al completo su situación, bien con una familia extensa (aquella que mantiene lazos de parentesco hasta el tercer grado) o con una adopción.
“Claro, sino pues no vas a decir un día vale ya te puedes ir de esta casa, tu situación no se ha resuelto pero yo he cumplido, eso no es así” concluye Mariángeles.
Pasado ese tiempo, del acogimiento de urgencia pasarían a otra modalidad, que sería el acogimiento temporal, el cual es transitorio y tiene una duración máxima de dos años; pudiéndose pasar más tarde a la modalidad de acogimiento permanente o incluso a la adopción como paso final.
El acogimiento permanente puede ser además especializadosi el menor requiere de una formación especial para poder atenderlo como es debido, por diversos problemas que pueda tener.
Aquí se puede ver que hay que informarse mucho y hay muchas y distintas maneras de ayudar a estos menores.
Mariángeles y su marido Roberto, cuentan actualmente con dos niños acogidos, M. de 13 años (permanente especializado) y A. de 3 años (de urgencia).
El caso de M. es el de un niño que se ha llevado muchos años en el sistema. Cuando volvió por segunda vez a un centro, la pareja lo tuvo claro y decidieron acogerlo. Mariángeles aboga lo siguiente: “En nuestro caso cuando conocimos todos los casos que hay, la cantidad de niños, cómo acaba un niño en un centro y qué posibilidades tiene... siempre pensamos que antes de adoptar íbamos a acoger en permanente y quitar a un niño de un centro”.
Aunque el acogimiento permanente “finaliza” oficialmente a los 18 años, en la mayoría de los casos los niños y niñas con este tipo de acogimiento continúan conviviendo de manera indefinida en el hogar, debido a la relación establecida.
"Ellos deciden si quieren seguir con sus apellidos o pasar a nuestros apellidos, entonces es mucho más bonito porque ellos deciden si quieren seguir siendo la familia de la que proceden o comenzar a ser la nuestra real... y bueno si M. decide cuando tenga 18 años adoptar nuestros apellidos estaremos encantados y sino no pasa nada, yo lo siento como mi hijo y él siente que yo soy su madre que es lo más importante”, mantiene Mariángeles.
Cada vez más personas cuentan con la misma filosofía que Mariángeles y deciden acoger permanentemente a aquellos menores que, por circunstancias como la edad, presentan más dificultad de ser adoptados o directamente no pueden serlo.
Pero también hay parejas o personas, sobre todo aquellas que son más jóvenes, que prefieren adoptar a un bebé. Bien porque quieren estar en su vida desde el comienzo o porque les gustaría vivir todas las fases de la paternidad o la maternidad.
Lo cierto es que todo es necesario, pero según apunta Juan José, padre adoptivo de dos menores, la menor edad de el menor es proporcional al mayor tiempo de espera. “De cero a tres años puede tener una lista de espera de unos seis, siete años o no llegar nunca. Aunque todo depende de las características de la familia que se ofrezca a adoptar. En función de que va subiendo la edad o si son niños con familias con un grupo de hermanos, de dos hermanos o tres hermanos… pues eso va acortando periodos”, explica a este periódico.
Aquí entraría en juego otro término, que serían las adopciones abiertas. Estas adopciones son aquellas donde a la familia adoptiva no le importa que el menor pueda tener contacto con la biológica. Con hermanos, abuelos u otro adulto. Aunque esto último se da en menor medida.
“Eso también abre mucho las opciones, porque normalmente los menores no suelen ser hijos únicos sino que suelen ser de familias con muchos niños, familias muy desestructuradas” recalca Juan José.
Curiosamente, la delegación de Cádiz es la que más adopciones abiertas hace de Andalucía, y esto se debe por una parte a cómo se lleva todo el sistema de selección, pero mayoritariamente por el tipo de familias que necesitan ser ayudadas y que cumplen el perfil de tener muchos hijos.
“El negarles que tengan contacto con hermanos no se puede hacer realmente, pero hay familias que no quieren, que quieren tener el niño para ellos mismos y que todo lo anterior no exista y no es eso” defiende Juan José, fiel defensor de ayudarles en todos los aspectos de su vida. Él mismo tiene a su hijo mayor en contacto con sus hermanos y celebran “el día del encuentro de los hermanos”.
Normalmente en estos niños prima el desamparo y no tener sus necesidades básicas bien atendidas o siquiera cubiertas. Hay historias muy distintas, más y menos graves, pero en definitiva todos los que trabajan con estos menores coinciden en lo mismo y en que sólo necesitan personas que estén ahí y sigan ahí, con ganas de ofrecerles cariño.
Antonio, colaborador de un menor, enfatiza la importancia que tiene el mantenerse ahí con estos menores. “Generalmente los niños son niños y sobre todo cuando somos recién llegados o somos desconocidos, ellos necesitan su tiempo para amoldarse a nosotros y harán cosas que nosotros entenderemos como que no nos quieren a su lado o que no les interesa lo que hacemos… nada de eso. Eso hay que quitárselo de la cabeza porque ellos están deseando que estemos ahí”, sentencia.
Al fin y al cabo, es una experiencia muy gratificante y que como anuncia el nombre de la campaña actual de la Junta, da mucho. Hay numerosos testimonios de cómo acoger, adoptar o colaborar con un menor les ha cambiado la vida a mejor a aquellas personas que han dado el paso. Pero lo cierto es que a pesar de tener nuestra provincia altos niveles de acogimiento, el número de menores que se encuentran en centros de acogida es mucho mayor y se necesitan tanto más recursos, como psicólogos que ayuden a entender a estos nuevos padres la situación de estos niños, como muchas más familias que se animen a colaborar de alguna forma, ya sea mediante los distintos tipos de acogimiento o mediante la adopción.
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