La Semana Santa de Cádiz tiene su propio vocabulario que la diferencia de otras localidades cercanas. Esa identidad incluso se ha llevado al extremo de que el uso de una terminología ajena a la que se ha dado tradicionalmente en la ciudad genera rechazo en el gaditano más recalcitrante.
El sistema de carga de los pasos es casi único, por lo que ha generado un propio vocabulario con términos que no aparecen en ningún otro lugar, por ejemplo el de manigueta, y otros que tienen el mismo significado que en otros lugares pero que aquí se le llama de otro modo, como es el caso de penitente. Empecemos este pequeño análisis precisamente por este último. En Cádiz, la persona que viste la túnica de su hermandad recibe el nombre de penitente, mientras que en otros lugares es nazareno, mientras que los penitentes son las personas que van detrás de los pasos y a los que aquí genéricamente se le dice penitencia.
La vestimenta de la hermandad se le llama en Cádiz túnica frente al hábito que cada vez se está extendiendo más. Dentro de las personas que se encuentran dentro de una procesión, los responsables de cada una de las partes en las que se divide un cortejo en la calle, que aquí son las secciones frente a otros lugares donde son tramos, en Cádiz tradicionalmente se les ha dicho hermanos varilla. En otras semanas santas se les llama diputados de tramo.
Toda aquella persona que quiere seguir las hermandades tradicionalmente ha salido a la calle con un itinerario, que en otras ciudades como Sevilla se les llama programa de mano.
Si nos vamos ya a los pasos, en Cádiz los candelabros de cola se les ha denominado tradicionalmente caracolas y a las jarras que suelen llevar las flores de distinto tipo, aquí se le dicen ánforas.
En Cádiz las personas que portan los pasos son cargadores, frente a los costaleros que se da en otros lugares o portadores de trono como en Málaga. La parte de atrás que en Sevilla por ejemplo se le dice la trasera, en Cádiz se habla de la popa, aunque para la parte delantera no se suele decir la proa curiosamente.
La manigueta es la prolongación del palo que va por dentro y que portan los manigueteros, que es una figura única en Cádiz, con sus horquillas. Sin embargo, con el paso del tiempo a estos hombres también se les ha terminado por denominar maniguetas.
El trozo de madera que se pone sobre el hombro en Cádiz es sencillo, se le llama palo, frente a las trabajaaderas de los lugares donde se carga mediante el costal.
Los espejos son los que van en la primera línea del paso, las personas más altas y el llamador, que también es el nombre que se da en otras semanas santas, aquí simplemente es el redondel metálico donde el capataz golpea con su martillo para levantar el paso.
Precisamente, la manera de cargar los pasos se aproxima mucho a la navegación de los barcos y por eso se habla a veces de izar cuando se levanta y de arriar cuando se le va a dar fondo.
El tramo que se recorre con el paso es una tirá o tirada frente a la chicotá de Sevilla, por ejemplo. El giro en una calle es vuelta frente a la revirá.
Y después cuando el paso o la hermandad se va a meter en su templo se le dice recogida frente a entrada. Y el día que se lleva el paso sin las imágenes a la iglesia en otros sitios se habla de mudá, cuando aquí simplemente es el traslado. El día en el que se prueba todo el paso montado para ver si todo está bien montado se le llama el movimiento o incluso retranqueo.
Y en el inicio del trabajo de todo capataz para el primer día que queda con su cuadrilla, cuando se van a medir las alturas de todos los componentes de la cuadrilla, se habla de tallamiento frente a la igualá de otros lugares.
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