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Veinte años de paz, música y cerveza

Woodstock Bar cumple su segunda década en la noche gaditana Su propietario, Esteban Martín, repasa la historia de su establecimiento que nació en la calle Manuel Rancés

El empresario Esteban Martín, en la plaza de San Juan de Dios.
Tamara García Cádiz

29 de diciembre 2014 - 01:00

En el cielo, una maqueta de tren a escala 0 sobrevolaba las cabezas de los parroquianos. Cuando la máquina se paraba no pocos intentaban ponerla a funcionar a base de lanzamiento de chapas de cerveza. ¡Con más de 100 marcas de importación había para elegir! En el suelo, una Juke Box tentaba al personal con los clásicos, con los imprescindibles de su majestad, el rock. Y entre el suelo y el cielo de las noches que se hacían día en el Cádiz de mediados de los 90, "tertulias, conversaciones, debates, todo de música, claro, muy buen ambiente y todo tipos de cervezas". O lo que es lo mismo, "paz, música y cerveza". El apropiado lema con el que Esteban Martín abrió su primer Woodstock Bar haciendo un guiño al legendario festival del 69. Un rincón atípico situado en la calle Manuel Rancés esquina con Antonio López que fue el germen de un proyecto que ahora cumple 20 años.

"Pues sí, eran buenos tiempos, eran grandes tiempos. Había mucha alegría en la calle, se trabajaba bien, la gente era más tolerante con los bares y los horarios y había mucha música y mucha inquietud cultural", recuerda el empresario que a solas enfrentó a ese proyecto propio en el año 94, tras marcharse de la discoteca Tocato. Después vendrían otros negocios como salas de fiesta, restaurantes y bares de tapas, algunos que ya cerraron y otros en activo, pero Woodstock, su primera y más duradera apuesta, le sigue acompañando en su camino aunque "la ciudad haya cambiado tanto", valora.

Aquel rincón de Manuel Rancés con mesas de madera, "como la de Las Canteras", ríe, ya no existe. El local sigue siendo de Martín "aunque lo tengo subarrendado a otras personas", cuenta. El heredero de ese Woodstock se levanta desde 2002 en la calle Sagasta. "Nos fuimos allí porque la normativa cambió y ya necesitaba un local insonorizado, con doble puerta... Y como el otro era más pequeño, y ya no podías contar con el aforo de la calle, pues decidí coger este otro espacio en la calle Sagasta, que era más grande, y acondicionarlo según la normativa", explica.

Ya no hay tren y la Jupe Box descansa en la casa de Esteban, "aunque no descarto rescatarla y ponerla otra vez en funcionamiento en el bar", baraja. Pero el espíritu con el que se creó Woodstock sigue intacto. "Yo monté Woodstock para traer cervezas de importación, que entonces no había ningún sitio que ofreciera eso en Cádiz. Y ahora pues hacemos lo mismo, traemos muchas cervezas nuevas, tenemos una carta muy amplia con más de 80 tipos y varios grupos montados con cervezas muy potentes desde la Grolsch, una cerveza holandesa muy buena, a la Erdinger, de trigo, la O'Haras, una cerveza negra muy interesante, una que está gustando mucho, la Maredsous, una artesana de grifo muy rica, Chouffe y Estrella Galicia", enumera, entre muchas otras, el alma mater de Woodstock que también mantiene "la buena música y el rock como bandera" como sello de identidad del local.

Martín, que actualmente también tiene el bar de vinos y tapas La Barrica y el Woodstock Beach (la antigua Jarra, que también era suya), se mantiene en el negocio "invirtiendo en él" y "estudiando mucho al público" al que se quiere dirigir. Por ejemplo, dese hace unos meses, en Woodstock Bar se celebran encuentros de idiomas todos los miércoles "que están funcionando muy bien", asegura, o fijan un día especial para la cerveza "que es los jueves". Y con el aniversario "pues estamos haciendo promociones, regalos y mucho merchandising para que el espíritu Woodstock, de alguna forma, salga también a la calle", concluye.

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