Segunda bandera blanca
Los trabajadores de Sufi-Cointer acuerdan otras movilizaciones para desarrollar la huelga de servicio a petición de los dos obreros despedidos, que siguen su ayuno
La segunda huelga indefinida en la recogida de basura en apenas tres meses acabó como la primera, con bandera blanca. Tras cinco días de paros, secundados de manera irregular por una plantilla dividida, los trabajadores decidieron acordar otro tipo de movilizaciones para desarrollar la protesta. Así lo aprobó la plantilla en una asamblea a petición de los dos despedidos, Tomás Calvo y Joaquín García Marín, que cumplen ya 29 días de ayuno reclamando su readmisión al servicio.
"La huelga no se ha desconvocado, ha quedado en un stand by, porque han sido los dos despedidos los que han pedido a la plantilla que vuelvan al tajo por considerar que ya han hecho un esfuerzo suficiente", explicó el responsable de Empleo y Acción Sindical de CCOO Cádiz, Manuel Campoy, respecto al conflicto abierto a raíz de los dos despidos a finales de agosto.
Así, este paro que, según ha insistido el responsable sindical, no se ha desconvocado, será transformado por otra serie de movilizaciones de la plantilla para mantener su reivindicación de readmisión para los dos despedidos, cuyo estado de salud sigue empeorando después de estar casi un mes en huelga de hambre.
Las nuevas movilizaciones serán de lo más variadas, desde concentraciones, hasta una campaña informativa, sin olvidar una recogida de firmas.
La primera de estas acciones de protesta será hoy mismo, y consistirá en una nueva concentración prevista a partir de las 11:00 horas en la Plaza de San Juan de Dios.
Ayer este medio pudo hablar con varios trabajadores, tanto de los que han llevado a cabo las jornadas de paro como de los que han optado por acudir a su puesto de trabajo de forma regular, incluso los días que no estaban designados para formar parte de los servicios mínimos. Todos piden un poco de paz social. Empiezan a estar hartos de tanta lucha y alguno incluso recuerda que hace apenas cuatro meses la situación no era tan mala. Entonces se luchaba por un aumento salarial pactado en un convenio colectivo de cuatro años de duración. Aquella convocatoria de huelga indefinida, y el hecho de hacerla coincidir con la Gran Regata, provocó cierto rechazo entre la propia sociedad, que no terminó de apoyar las peticiones de unos trabajadores cuyos sueldos incluso fueron aireados. A los seis días la huelga fue desconvocada y el comité decidió llevar a magistratura la denuncia por el incumplimiento de la empresa, medida que muchos pensaron que hubiera sido la adecuada antes de emprender la acción más drástica. Luego llegaron los dos despidos disciplinarios y la nueva convocatoria de huelga, que ha provocado incluso la división interna y que, según algunos trabajadores, a la larga puede costar más puestos de trabajo. Otro trabajador llegó a comentar que ésta no era una huelga contra la empresa sino contra Pepe Morales, el gerente, por rencillas personales.
Otros trabajadores esperan que las diferencias que han surgido con esta última convocatoria se vayan olvidando y que vuelva la normalidad. "El balance de los tres últimos meses son dos huelgas, dos despidos y una tensión que la plantilla no merece. Que el comité de huelga recapacite", pedía un operario.
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