“No hay duda alguna, San Rafael es el hospital de todos los gaditanos”
VII premio Federico Joly
Los vecinos del casco histórico afirman sentirse más seguros desde que la clínica de Diego Arias se ha convertido en su centro sanitario de referencia: “Pascual ha tenido siempre sus puertas abiertas a Cádiz”
Macarena y Leonor salen con dos de sus hijas y nietas, respectivamente, del centro de salud del Olivillo, ubicado a muy pocos metros del hospital de San Rafael. Comentan a este periódico que para ellas tener tan cerca de sus casas un hospital como el de San Rafael supone “un alivio” porque “nos evita tener que llegar hasta el Puerta del Mar, que, para una urgencia, está demasiado lejos del centro de Cádiz”.
Ya se han visto en varias situaciones de ese tipo con las niñas. Macarena recuerda, por ejemplo, una noche de una crisis asmática de una de las pequeñas en las que San Rafael les supuso salir de un importante apuro.
“Imagine un ataque de asma a las cuatro de la mañana, bajas de casa y tienes ahí el hospital. Y nunca te deniegan ayuda de inmediato”.
Sobre la figura de José Manuel Pascual afirman Macarena y Leonor que saben quién es y se cruzan con él en la calle. “Nunca hemos hablado con él aunque dicen que es una persona muy accesible y lo mismo te lo puedes encontrar en un supermercado que en cualquier tienda del barrio”, comentan.
Afirman con rotundidad que ahora, después de haberse cerrado el último concierto con la Junta de Andalucía, para los gaditanos del casco histórico San Rafael se ha convertido en su hospital de referencia. “También tengo que reconocer que aunque no tuvieran concierto, si uno viene con una urgencia nunca te niegan la entrada y unos primeros auxilios que, en muchos casos, resultan vitales”.
Ya, de hecho, el marido de Leonor, asmático crónico, sigue siendo atendido por “el médico de pulmón” del hospital que regenta José Manuel Pascual. “Estamos muy contentas y nos viene de lujo y esperamos que nunca se le ocurra a nadie quitarnos este hospital de nuestros barrios”.
Ángel Cornejo Barranco se encuentra sentado a las puertas de un ultramarinos del barrio de El Balón saboreando una lata de refresco a la sombra cuando habla con este diario. Vive en la misma calle Diego Arias, a muy pocos metros de los edificios de San Rafael. Este vecino del barrio lleva 20 años residiendo allí y no tiene duda alguna de que es el hospital de los gaditanos “que vivimos en el centro de Cádiz, sobre todo para los que como yo tenemos ya una cierta edad y, a veces, que nos digan que tenemos que ir hasta el Puerta del Mar es todo un sacrificio y más si tenemos problemas de movilidad”.
Explica con detenimiento que “ahora tenemos más fácil ir a San Rafael desde que está concertado con la Residencia”.
Admite que “sería un palo gordo para todos los vecinos que a alguien se le ocurriera algún día prohibirnos hacer uso de este centro sanitario. Para una urgencia nos puede salvar la vida tenerlo tan cerca de casa”.
Sobre José Manuel Pascual admite que tampoco lo conoce personalmente pero no quiere dejar de agradecerle “su apuesta por esta ciudad y las palabras que siempre dedica en sus entrevistas a las personas mayores que sabemos que realmente les importamos más que a muchos políticos, así que habrá que cuidar de él y reconocerle todo lo que hace por nosotros”.
Un poco más adelante, en la calle Doctor Marañón, un vecinoe opta por remontarse no al José Manuel Pascual que regenta a día de hoy el grupo sanitario sino a su padre, el fundador del Hospital hace 75 años. “Ese hombre debería tener un monumento. Una calle es poco. Ese señor me operó a mí y me dejó superior”.
Recuerda como tuvo un accidente de tráfico en el que tres personas perdieron la vida. Venía de San Fernando e iba en una furgoneta que chocó con un coche que se dirigía en dirección a Medina.
Él iba de copiloto y el vuelco del vehículo le provocó daños en la pierna, costillas, cabeza. “18 de octubre del 75. Nunca olvidaré esa fecha”, afirma este ciudadano. “Me trajeron hasta aquí”.
Era un momento en el que José Manuel Pascual brindó a la sanidad pública parte de su patrimonio, ya que se estaba construyendo el nuevo hospital de Zamacola y “la Residencia la pusieron enfrente de San Rafael, en la parte nueva de Pascual”. Allí lo llevaron y lo operaron de rotura de fémur y problemas de costilla, cristales alojados en la cabeza, “pero me dejaron superior y, de hecho, estoy aquí para contarlo”.
Cuenta además que estuvo ingresado más de tres meses “a mesa y mantel” en San Rafael a pesar de vivir en la calle Patrocinio. “Para mí hablarme de Pascual es hablarme de una eminencia. Su hijo me ha operado recientemente de una prótesis de rodilla. De hecho llevo ya operado dos meses y una semana y estoy divino”.
Con sus 76 años se siente conmovido cuando habla de la familia Pascual y no duda que a José Manuel Pascual habría que hacerle algún tipo de reconocimiento, “porque la ciudad debería estarle agradecida, pero lo que pasa es que por culpa de la política no se hacen las cosas bien. Aunque también le digo otra cosa: Cádiz necesita un hospital en condiciones como este”.
A medida que nos acercamos algo más al hospital, desde un taller de mecánico un antiguo vecino de la zona participa en el coloquio. Con sus 62 años, lleva más de 40 en talleres El Balón, antiguo Autos Rivas. Ha vivido el barrio como empresario y como vecino y de hecho se llevó varios años trabajando para la familia Pascual con el mantenimiento de su flota de vehículos. “Nuestra relación con ellos fue siempre muy buena y se han portado siempre muy bien con nosotros”, cuenta Enrique.
Este mecánico recuerda que en San Rafael “siempre ha habido muy buenos médicos. Recuerdo que allí había un enfermero, Guti, que sabía mucho porque estuvo de enfermero en la guerra”. Enrique recuerda que una vez tuvo una infección en un dedo y su jefe, Antonio Rivas, le dijo que se acercara a San Rafael y que preguntara por Guti: “Hizo como en las películas. Me dijo: toma, muerdes esto, como en las películas, y cogió unos alicates y me cogió la uña y me la arrancó. A la semana la uña estaba en perfecto estado”.
Sólo guarda buenos recuerdos y afirma que no sería justo para nadie que algún día quitaran el hospital de San Rafael, “aunque el Mora tampoco lo deberían haber quitado nunca y mira tú … Fue una locura. Pero aquí en Cádiz sólo nos movilizamos por el Carnaval y el Cádiz”.
Cuenta este mecánico gaditano que trató mucho con el padre del actual propietario de San Rafael. De él dice que “era una persona muy campechana y aquí ha dado siempre mucho trabajo a la gente del barrio”. No sabe si realmente la ciudad está sabiendo agradecerle a Pascual lo mucho que hace por Cádiz, “pero a los gaditanos tampoco se nos puede pedir mucho”.
Una señora acompaña a su madre. Las dos , María, con 81 años, y su hija María José, confiesan que usan muy poco el hospital de San Rafael porque “mi madre tiene ya todos sus médicos en el Puerta del Mar”, pero para ellas supone una gran tranquilidad saber que tienen cerca de casa un lugar al que acudir siempre que les haga falta.
La octogenaria María sí afirma que para el barrio, en general, es un apaño no tener que tirar para Puerta Tierra para ir a un centro médico.
María guarda con cariño un recuerdo de San Rafael que le cambió la vida. Allí tuvo que acudir hace más de 40 años con su hija de 11 años. “Le entró un tumor de Ewing y gracias a don Mario Velarde, con la ayuda del jefe de Puerta Tierra que vino aquí a ayudarle, la operaron y la mandaron para Sevilla y ahora mismo la tengo viva cuando entonces le daban quince días de vida. Eso se lo tengo yo que agradecer a Pascual que me abrió las puertas de su hospital y fue quien salvó a mi hija”. Hija que ahora tiene dos hijos y dos nietos. “El tumor se lo extirparon y en Sevilla recibió las primeras quimios que salieron. Con once años estábamos muy mal y aquí en San Rafael los doctores Velarde y López Vázquez lo operaron”.
María José, la hija que acompañaba a María, destaca que ella conoce personalmente a José Manuel Pascual porque estudió Auxiliar de Clínica y las prácticas de Cruz Roja se hacían en San Rafael. “Es una persona que mira mucho por el barrio y le preocupa mucho la gente de Cádiz que envejece y se ha partido la cara para que no tengamos que ir hasta el Puerta del Mar”.
Ellos saben también, como medio Cádiz, que José Manuel Pascual ha tenido durante mucho tiempo alojados en su sexta planta a muchas personas que por motivos dispares se han quedado sin vivienda. A eso le suman otro recuerdo: “Hubo un chico que se quemó que venía en un barco que iba para Marruecos. Él se quedó, lo curó, y medio lo crió y juraría que aún sigue trabajando en San Rafael, algo que dice mucho el corazón de Pascual”.
En un quiosco de la ONCE ubicado en la esquina entre la calle San Rafael y Encarnación, Juanma lleva ya más de doce años trabajando por lo que conoce lo que es vivir en el entorno de un hospital como el de San Rafael. “Yo noto mucho la actividad que genera el hospital. Ahora cuando ha firmado el nuevo contrato lo estoy notando más. Y eso que el barrio se está quedando si tiendas ni bares”.
Ya en la calle Diego Arias, un joven de 28 años, Alejandro, porta en sus manos un bonito ramo de flores y una mayúscula sonrisa en sus labios. Va directo al hospital a llevarle ese regalo a María Eugenia, su pareja, que dio a luz el lunes pasado a su primera hija, María. Ellos siempre guardarán este singular recuerdo a pesar de que no son de la capital, pues vienen de San Fernando, pero él es militar y su pareja tiene un seguro, optando por San Rafael dar a luz a la pequeña.
Y no se equivocaron: “Nos han tratado desde el primer momento de una manera increíble, desde el primer trabajador hasta el último y no dudaré nunca venir de nuevo para lo que haga falta después de esta experiencia”., cuenta Alejandro antes de volar a la habitación con su familia.
Otra pareja, algo más mayores, que lleva en el barrio toda la vida cuenta también su experiencia con José Manuel Pascual y con su hospital.
Ella lleva 50 años en el barrio porque vivió en las calles Ceballos y luego en Encarnación, y su marido reside en la zona desde que tenía doce años. Manuel y Lola no dudan en hablar de los beneficios que conlleva tener un hospital tan cerca a donde acudir en cualquier momento. “Es un gran beneficio para el barrio. A mí siempre que he ido me han atendido, tuvieran concierto o no, porque esta familia es como es. Si te hacía falta atención nunca te encontrabas con las puertas cerradas”.
Lola cuenta a este periódico que ella tenía niños chicos y “cuando alguno se caía, del tirón lo llevaba a San Rafael y siempre los curaban. Nunca nos denegaron ayuda”.
Manuel interrumpe a su pareja para destacar que “yo he conocido San Rafael cuando era un trocito así (señala con la palma de la mano) y no lo que es ahora. No tiene nada que ver”.
Los dos coinciden en que la ciudad tendrá siempre que agradecer a la familia Pascual que no se hayan ido del barrio, “y son además muy buenas personas”.
Ya en la puerta de San Rafael, Reyes Rajel se conmueve hablando de su jefe. Ella lleva ya 16 años como administrativa en este hospital gaditano.
“José Manuel Pascual es muy estricto pero es muy buen jefe”. Ella ha pasado ya muchos servicios, por anatomía, por ecografía. Reyes entró con concierto y “aquí no se paraba. Empieza el problema y desaparece el concierto y no sólo es que el hospital se quedara muerto sino que parece que se murió el barrio entero: cerraron bares, almacenes, la parada de taxis se quedó sin clientes”. Reconoce que un hospital genera mucha actividad y, de hecho, han abierto un bar cercano.
Reyes Ragel afirma que “la gente nos lo decía en la cara cuando se abrieron las puertas a los usuarios del centro histórico: Es que llevo meses esperando y aquí me habéis llamado en 15 días”.
La distancia para la gente mayor, que es la que mayoritariamente da forma a la población del casco histórico de Cádiz, se multiplica por cuatro. “Mucha gente tenía que ir hasta San Carlos a operarse de cataratas y ahora lo pueden hacer a diez minutos de casa gracias a San Rafael”.
Sobre José Manuel Pascual, actual propietario de San Rafael, afirma que es “un hombre recto pero con el que hemos podido contar para todo. Creo que la puerta de José Manuel Pascualnunca ha quedado cerrada para nadie. Si le llegabas con un problema, ahí está Pascual para ayudarte”.
Como ejemplo, esta empleada del Hospital de San Rafael cuenta una historia que dice mucho de su persona y de su familia: “Recuerdo estar en la puerta y una señora aquí esperando. Me pidió a ver si ella podía hablar con el gerente. Claro, yo le dije que estaba en su despacho. Ella empezó a contarme que tenía a su hijo en Tenerife que había tenido un accidente y que no tenía dinero para coger un avión para verlo y estar con él. Fue hacerle llegar lo que ocurría a las puertas de su hospital y bajar Pascual con un sobre con dinero y pedirme que se lo diera. Él salió por la otra puerta para que la mujer no tuviera ni que darle las gracias. Él es así y lo he vivido aquí y, además, no era de ir contando por ahí esas historias”.
Menciona también la apertura de una planta para atender a familias con problemas habitacionales: “Ha tenido a mucha gente durante muchos meses viviendo en la sexta planta. Llegó la pandemia y sacaban de aquí bandejas de comida para muchos centros todos los días. Siempre está pendiente de ver dónde se puede ayudar. De hecho siempre ha estado en contacto directo con el Ayuntamiento y estuviera allí quien estuviera saben que han podido contar con José Manuel Pascual ocurriera lo que ocurriera. Recuerdo que Kichi defendía la sanidad pública a la que incluso le ha dado una avenida pero luego venía aquí a decirle a Pascual si le podía ayudar en esto o en lo otro”.
Y más, cuenta Reyes que ha creado muchos puestos de trabajo para la gente del barrio, “muchas veces aunque no hiciera ni falta ese empleo con tal de ayudar a la gente de aquí. Eso dice mucho de él”.
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