Rumbo a casa con la dotación del Elcano
CRONICA DE UN REGRESO
El buque escuela de la Armada Española zarpó el pasado lunes del puerto de Vigo tras haber concluido su LXXXI crucero de instrucción, que inició el día 3 de enero
La guía que reciben los invitados al buque escuela de la Armada Española Juan Sebastián de Elcano recomienda que para navegar a bordo del Embajador de España y de Cádiz por los mares del mundo piense que vuelve a tener 20 años y luego disfrute de la mar, del viento, del sol, de las estrellas, de la luna, de la convivencia, de las maniobras y de las actividades en cubierta, como han hecho más de 80 generaciones de marinos, dado que "el mejor aula es un velero y el mejor maestro la mar".
A las diez y media de la mañana del pasado lunes un grupo de invitados acudimos con ese espíritu al velero, atracado en el puerto de Vigo.
Cada uno firmamos el exonero y recibimos la correspondiente tarjeta de embarque, en la que figura desde el alojamiento hasta la estación y la balsa a ocupar en caso de abandono de buque, así como el lugar donde acudir cuando por el altavoz dé ordenes generales se oiga babor y estribor de guardia, para entrar y salir de puerto, o maniobra general, para realizar tareas con las velas que requieren mucho personal.
Luego, en la camareta de guardiamarinas, el comandante del velero, capitán de navío, Manuel de la Puente Mora-Figueroa, que ocupa el mismo puesto que ya desempeñaran su padre, el almirante Manuel de la Puente y Sicre, y antes su tío abuelo Manuel de la Puente y Magallanes, nos dio la bienvenida a bordo, para después el segundo comandante, capitán de fragata José Aurelio García Murga, destacar que la seguridad y el respeto eran las premisas básicas para adaptarse a las condiciones de habitabilidad de un velero, que está exento de algunas de las comodidades de otro tipo de buques.
Finalmente, el tercer comandante y jefe de estudios, capitán de corbeta Juan Manuel Macías Gaya, recordó que tres días antes, en la Escuela Naval Militar, habían recibido sus despachos como alféreces de fragata las damas y caballeros alumnos que el día 13 concluyeron en Marín el LXXXI Crucero de Instrucción.
A las doce en punto la banda de música del buque escuela, que dirige el sargento Eduardo Mallén Candey y forman cinco soldados de la Infantería de Marina, interpretaba los pasodobles España Cañí y Gallito, mientras que se zarpaba del puerto olívico con los foques y cangrejos desplegados, siguiendo las órdenes que el contramaestre mandaba mediante el chifle, su silbato, con un viento del norte que aseguraba cumplir el calendario previsto. Comenzaba así el añorado periplo.
Una jornada habitual a bordo se inicia a las ocho de la mañana con el desayuno, para luego continuar con la limpieza de camareta, alojamientos y aseos. Tras una conferencia relativa al buque, a las diez llega el bocadillo y luego se organizan recorridos para conocer las dependencias del barco, aparte de participar en las guardias de timonel y la maniobra general, los que lo deseen.
A la una y media toca el almuerzo, que el maestro cocinero, el isleño Manuel Sirviente Prius, y su equipo se esfuerzan en cambiar cada día y lograr que sea de lo más apetecible. Las papas con chocos y la fabada, de lujo.
En cuanto a la tarde, el lunes, sobre las cuatro, se llamó a maniobra general para subir el juanete, los velachos bajo y alto y el trinquete, logrando navegar a 12 nudos, gracias a la experiencia y el esfuerzo de la dotación, a la que en el crucero se suman también los guardiamarinas para ese trabajo.
Después el jefe de estudios ofreció una conferencia sobre seguridad, a la que siguió una celebración eucarística en la capilla presidida por el pater, como se denomina al capellán, el teniente vicario Francisco Javier Iglesias Casanovas, que ha realizado tres cruceros y que se ha convertido en el animador del barco, en el que organiza campeonatos de mus y dominó cuando termina el concierto y la segunda comida, prevista para las ocho y media de la tarde. Al ocaso la oración pone el punto final a la jornada.
En la segunda singladura se incluyó un ejercicio de abandono de buque, que partió del hipotético descubrimiento de un fuego de pequeñas proporciones en el comedor de marinería. El grupo de contraincendios se colocó los trajes ignífugos, mientras que se prohibe la circulación por el combés, la zona comprendida entre el castillo de proa y el puente. Por último, al no poder sofocar el incendio, se prepara el abandono de buque, situándose cada tripulante en la estación y la balsa asignada en la tarjeta de embarque.
Pero sin duda uno de los mayores atractivos son las guardias de timonel, que el que suscribe pudo realizar unos minutos durante la guardia del teniente de navío Carlos Aragón Gómez y los marineros Alicia Araceli Aguirre Arias y Víctor Manuel Ordás González, en tanto el serviola oteaba el horizonte desde la proa y el guindola vigilaba desde la popa.
Y siguieron las conferencias, a cargo de tenientes de navío, como la que sobre maniobra Alberto Sola Méndez, Carlos Aragón Gómez sobre organización del buque, Luis Santa María Morales sobre navegación, incluyendo una clase práctica con el sextante, y José María Guerrero Arconada sobre navegación en el Elcano. Aparte, el doctor en Historia Ángel Luis Cervera Fantoni, bisnieto del almirante Pascual Cervera Topete y nieto del teniente de navío Ángel Cervera Jácome, hijo del primero, abordó el tema 1898. Fin del imperio colonial español, según el almirante Cervera, del que dijo que había sido tratado injustamente por la historia.
El auditorio, de lo más diverso, desde Rafael Lamela Martínez, más de 40 años peluquero del Cuartel General de la Armada, que mantiene la sal de su San Fernando natal en el trato, a Juan Antonio Arrivi Castillo, un médico malagueño nacido en Cedeira, enamorado el velero; Antonio Masip Miracle, vicepresidente de la Agrupación de Exmarinero del Eolo; José Ramírez Casillas, de las Milicias Navales Universitarias, el profesor Eduardo García González, o los marinos norteamericano Kennett y Albert Perry, padre e hijo, capitán y alférez de navío, respectivamente, que se subieron hasta la cofa del trinquete junto al comandante y el capitán de navío Carlos Cortejoso Hernández.
En cuanto a la dotación, predominan los gaditanos como el cabo Juan Monteagudo Manso o la marinera Menchu Gálvez Prieto, la tercera generación en Elcano.
Las 540 millas se han recorrido muy pronto. Cai, en la voz de Niña Pastori, nos anuncia la llegada a puerto.
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