Cuaresma

Roban por cuarta vez en lo que va de año el cepillo de La Palma en José Cubiles

  • La cofradía estudia colocarlo en el interior del colegio o incluso eliminarlo temporalmente

Cuatro veces en menos de tres meses. Ese es el índice de robos que acumula en lo que va de año el cepillo que la cofradía de La Palma posee en la calle José Cubiles, a los pies del mosaico del Cristo de la Misericordia que luce en la fachada del colegio. El pasado domingo se produjo el cuarto robo de la recaudación de este cepillo, al que aportan donativos vecinos del barrio y devotos de los titulares de la hermandad. Una sustracción que además en este caso necesitó de una máquina amoladora o radial (rotaflex), ya que el cepillo había sido soldado semanas antes "precisamente para evitar más robos", según indica el hermano mayor de la corporación, Francisco Javier Lucero.

Este cepillo contaba con una cerradura al uso, que posteriormente fue modificada por otra cerradura de seguridad "que tuvimos que poner hasta en dos ocasiones porque la seguían partiendo". "Por ese motivo fue por el que nos decidimos a soldar el limosnero; pero aún así, ha vuelto a ocurrir", lamentaba Lucero, algo asombrado por el hecho de que en esta ocasión se haya recurrido a una rotaflex para lograr el botín.

"Es un azulejo que recibe muchas visitas y que está en una calle muy transitada. Y es desesperante, porque hay mucha gente que por la devoción que tienen a los titulares aportan ahí su donativo, para que venga otro y se lo lleve", afirma el hermano mayor, que se decanta porque los robos los haya perpetrado siempre la misma persona; "parece que mide el tiempo, porque lo ha hecho cuatro veces en lo que llevamos de año. Siempre deja pasar tres o cuatro semanas entre robo y robo, como haciendo tiempo para que el limosnero tenga donativos".

Ante esta situación, la hermandad anda buscando soluciones. Como medida de urgencia, se va a proceder en primer lugar a volver a soldar el limosnero, con el doble de grosor que la vez anterior. Y ya se ha mantenido conversaciones con la dirección del colegio María Milagrosa para proceder a invertir la apertura de ese cepillo, de manera que se haga en el interior del colegio en lugar de la propia calle, "lo que entendemos que ya impediría que se produjeran nuevos robos". No obstante, al ser el edificio propiedad del Obispado, la hermandad solicitará ahora los permisos y autorizaciones para llevar a cabo esta intervención. "Nos hemos planteado incluso quitarlo de la calle, cerrarlo por completo, por lo menos hasta que se solucione la posibilidad de ponerlo en el colegio; porque vemos muy injusto que haya uno o varios que estén robando lo que los vecinos y devotos aportan para otros fines", comenta Lucero.

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