Pelayo, un bar-museo para vender Cádiz

Gastronomía

El propietario del bar Terraza regenta en la calle Cobos un bar-museo donde ha conseguido unir sus dos grandes pasiones, la buena gastronomía gaditana y las motos

Clientes del bar Pelayo departiendo en la tienda esta semana.
Clientes del bar Pelayo departiendo en la tienda esta semana. / Lourdes De Vicente

Cádiz está lleno de rincones con sabor. Sólo hay que saber descubrirlos. Algunos están más expuestos, otros, pese a su singularidad, no son tan conocidos por sus vecinos y menos aún por los visitantes. Uno de los más pintureros se recuesta en una acera de la calle Cobos. Allí, al resguardo del sol justiciero pero tan cerquita de la Catedral que pueden oírse con nitidez el repicar de sus campanas en su cita periódica con las horas, está el lugar que nos ocupa. Hablamos del único bar-museo de la ciudad. Su propietario es Miguel Pelayo, dueño a su vez del mítico bar Terraza, garante de la buena gastronomía gaditana desde hace décadas, ejemplo de concordia, y que hace unos años decidió unificar a pocos metros de su casa de siempre sus dos pasiones: las motos y dar de comer y beber a una clientela fiel labrada a base de aprecio y respeto común.

Allí, entre motos míticas, Pelayo ha erigido una nueva parroquia donde se mezclan todas las sensibilidades. Porque, entre sus muchas virtudes, Pelayo exhibe una equidistancia ejemplar ante cuestiones tan conflictivas a menudo como la política. Esa máxima que ha llevado a gala en el bar Terraza, unida a la máxima calidad de sus productos, la ha trasladado ahora unos metros tierra dentro, donde la cocina y el buen hacer de Pelayo y su gente se puede disfrutar en un escenario tan distinto como acogedor para quienes se atreven a traspasar el umbral.

Pelayo Hecho en Cádiz es el nombre de su establecimiento de Cobos, y son precisamente esos apellidos lo que da una idea de lo que vamos a encontrar en el interior. Porque, aunque al final de las alargadas instalaciones, casi como un pit-lane de un circuito cualquiera, Pelayo templa desde una pequeña barra, en la antesala hay todo un muestrario de productos de primera calidad con un denominador común: todos son producidos en nuestra provincia. Vinos del Marco de Jerez pero también tintos de la tierra de Cádiz, vinagres de Jerez, aceites de Olvera y Zahara de la Sierra, chacinas, conservas de Herpac y La Chanca, sales naturales, quesos curados de Pajarete, en Villamartín o de lugares emblemáticos como Arcos, delicatessen como picos con algas, algas de los esteros de la Bahía, dulces de Medina Sidonia, confiterías de Villamartín y, por supuesto, cerveza artesana Maier, hecha en Cádiz con todo el cariño.

Pelayo ha erigido una nueva parroquia donde se mezclan todas las sensibilidades

Pero lo mejor de todo no es todo lo que se ve sino lo que no se ve. Porque en este pequeño reducto de Cobos se guarda toda la esencia del Terraza y sus señas de identidad. En sus mesas altas uno puede degustar lo mismo un buen arroz, que su mítico revuelto de gambas al ajillo y patatas pajas; sus celebérrimas papas aliñás con melva; un buen choco a la plancha o, y no exageramos, uno de los mejores arranques roteños que hemos probado nunca.

Y todo eso sin olvidar la parte motorizada. Porque, para los amantes de las motos, en la tienda Pelayo posee una pequeña exposición de motos de marcas españolas que datan del siglo pasado. Estos vehículos, restaurados uno a uno, completan un ambiente y una decoración exclusivas en la ciudad y puede que en buena parte del continente. Entre las distintas motos en exposición pueden encontrarse diferentes modelos de las marcas Montesa, Bultaco, Ossa... Además se ofrece la posibilidad de comprar distintos artículos de merchandising de estas marcas, como mochilas, libros, camisetas... y todo ello en medio de ese trato personal, atento y cercano que es sello de la casa, tanto de Pelayo como de su equipo de camareros. Entre todos han logrado convertir ese pequeño bar-museo en un punto de encuentro de amigos donde uno se siente como en casa.

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