El puente José León de Carranza se cerrará al tráfico durante un número de días aún no fijado, pero que se podría alargar incluso varias semanas según las fuentes consultadas por este diario, debido a la necesidad de ejecutar obras de emergencia en esta infraestructura.

La Dirección General de Carreteras tiene pendiente concretar la fecha de este cierre a la circulación, aunque se plantea de forma inminente por lo que lo previsible es que se ejecute ya a mediados del próximo mes de marzo, según estas fuentes.

Por su parte, desde la Subdelegación del Gobierno se destaca el calado de esta obra que obligará a traer una grúa de grandes de gran tonelaje y dimensiones capaz de mover las vigas, igualmente grandes, que se van a instalar para reforzar la estructura del puente.

Aunque este será un proceso minucioso y complicado de ejecutar, sí se pretende ajustar al máximo las jornadas de trabajo, a fin de que el cierre del puente no se alargue más de lo debido.

Para fijar la fecha de esta obra, además del calendario de llegada de todo el material, se va a tener también en cuenta las conversaciones que se mantienen con el Ayuntamiento de Cádiz y con el Consorcio de Transportes.

Hay que tener en cuenta que este paso es el que utilizan todos los servicios de autobuses interurbanos que salen de la ciudad con destino a Sevilla, otras capitales andaluzas y buena parte de las localidades de la provincia. Este tráfico tendrá que desviarse, durante el tiempo que duren las obras, por el puente de la Constitución de 1812, lo que afectará a paradas muy importantes como las situadas junto al Hospital Puerta del Mar.

Toda esta operación supone una inversión de 3 millones de euros.

Lo cierto es que desde hace años son constantes las obras de mantenimiento que se ejecutan en el puente José León de Carranza, que entró en funcionamiento en 1969 y que hasta la apertura del puente de la Constitución en 2015 cargó con todo el tráfico que cruzaba la Bahía, hasta el punto de rozar el colapso por el paso diario de miles de automóviles, autobuses y camiones, con picos de 40.000 coches, que ahora se reparten entre las dos infraestructuras.